“Cristina 2023″: el kirchnerismo bajó la intensidad del operativo clamor, pero sin cerrar la puerta
El entorno de la vice no descarta definitivamente una candidatura presidencial, pero asegura que hoy tiene otra agenda; fuerte preocupación por su seguridad personal
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El kirchnerismo venía a una alta velocidad política cuando ocurrió el atentado contra Cristina Kirchner. El operativo clamor para que ella fuera candidata a presidenta estaba lanzado, había pintadas en el conurbano con su nombre y la alta dirigencia K había empezado a “reagruparse” para trazar sus planes políticos para 2023. El peronismo estaba volcado a las calles para defender a su jefa por la causa Vialidad. “Quiero que me gobiernen los mejores y la mejor es Cristina”, había dicho Máximo Kirchner.
A tres semanas del ataque en Recoleta, el kirchnerismo cambió la cadencia. Cristina, Máximo Kirchner y su entorno primero se tomaron un impasse de dos semanas para digerir y entender el atentado, además de recopilar información sobre las conexiones de los atacantes. Luego La Cámpora neutralizó las iniciativas para movilizar en favor de la vice. Y la exmandataria cambió la agenda de núcleo duro que la subía como presidenciable para bajar la instrucción política de un llamado al diálogo con la oposición.
“Está todo mucho más raro de lo que parece. Lo que no pasó ese día de milagro puede pasar a futuro y concretarse”, dijo en las últimas horas un importante colaborador de La Cámpora, que así transmitió la fuerte preocupación que persiste cerca de la vice por su seguridad personal.
Tras 15 días de hermetismo absoluto -un ejercicio que al kirchnerismo le sale bien- Cristina rompió el silencio para hacer la convocatoria al diálogo, en una escena rodeada de curas villeros. Inmediatamente, las mismas voces que días atrás la habían subido como candidata e incitaban a la tropa propia, cambiaron de libreto para seguir la nueva orden política de la vicepresidenta.
El secretario general de La Cámpora, Andrés “Cuervo” Larroque, llegó a decir que es capaz de sentarse con el CEO del Grupo Clarín, Héctor Magnetto, para “frenar la locura”. Y ahora lo que se busca cerca de Cristina es la foto política más difícil, es decir, la de ella y Mauricio Macri.
“Lo que pasó en Recoleta fue un antes y un después para todos nosotros. Entendemos que ahora hay que bajar el nivel de agresividad porque este clima se puede volver inmanejable”, dijo a LA NACION un funcionario del kirchnerismo. Un encuentro entre ambos ex mandataros, sin embargo, parece inviable. Más allá de algún contacto subterráneo entre dirigentes, en Juntos por el Cambio en general descreen que la convocatoria kirchnerista sea genuina.
El futuro electoral de CFK
El nuevo escenario político que se inauguró con el atentado, en tanto, impacta sobre el futuro político y electoral de Cristina Kirchner. “Yo ya fui Presidenta dos veces. O sea: la máxima ambición que tiene un político, una política en Argentina, que es ser Presidente, yo ya la tuve por partida doble. Y además de eso mi compañero también fue Presidente. O sea: no son esas las cosas que me seducen ni las cosas que me animan”, dijo ella en el Senado.
Los colaboradores de trato directo con Cristina no cierran definitivamente la puerta de una candidatura presidencial, pero aseguran que hoy la vice tiene otra agenda en la cabeza. “Quizás no es candidata a nada, ni a senadora”, dijo un colaborador de La Cámpora a LA NACION. El factor personal y familiar también pesa, deslizó en las últimas horas un referente que la conoce bien.
“Nada es definitivo, pero lo que a ella hoy la mueve, más que el deseo personal de volver a ser jefa de Estado, es un gran acuerdo en dos o tres cosas fundamentales de la economía. Ella ya tuvo todo y ahora no analiza el paso chico. Lo electoral es coyuntural y falta mucho”, aseguraron cerca de Cristina Kirchner.
Un funcionario del kirchnerismo dijo a LA NACION: “No hay nada dicho y Cristina siempre hizo en las instancias electorales lo que era necesario hacer. Si ella hubiera querido decir que definitivamente no va a ser candidata, lo hubiera manifestado directamente. Lo que dijo es que lo electoral no es su motor ahora”.
Según pudo saber LA NACION, un puñado de referentes ultrakirchneristas se reunió en el Instituto Patria la semana pasada para evaluar el nuevo escenario político. Aunque se bajó la velocidad política, la decisión electoral de la vice -lo saben todos- será ordenadora de toda la oferta electoral del peronismo.
“Si uno se basa en lo que ella dijo, no tiene la ambición de ser la candidata. Pero falta mucho y probablemente van a haber muchos compañeros que le van a pedir que juegue. Si vamos a perder las elecciones, que sea defendiendo la identidad de los gobiernos de Cristina y Néstor. La experiencia de este gobierno con alguien –por Alberto Fernández- que no tomó las decisiones que había que tomar en función del proyecto político que lo llevo al poder, no sirvió”, dijo un colaborador del kirchnerismo con asiento en el conurbano.
Junto a la bajada de línea de la vicepresidenta, en tanto, se diluyeron las manifestaciones callejeras. El kirchnerismo neutralizó las iniciativas para marchar mañana en apoyo a Cristina Kirchner durante su alegato en la causa Vialidad. Pablo Moyano, uno de los triunviros que conduce la CGT, fue quien había expresado su voluntad de movilizar de forma “masiva” y otros sectores del oficialismo pretendían seguirlo. La Cámpora -que nunca había activado a sus filas de militantes- aplacó el plan en charlas telefónicas durante el fin de semana. “Se tomó la decisión política de no movilizar, no es el momento”, dijo un hombre muy cercano a la vicepresidenta.
“Ella tiene en la cabeza que hay que lograr un lugar de convivencia pacífica más allá de que la confrontación política que han construido y que hemos construido nosotros va a seguir”, dijo. Y agregó: “Después quiere un acuerdo en tres o cuatro puntos económicos, como el gasoducto, el acuerdo con Petronas, la cuestión del bimonetarismo… Hay que hacerlo de forma discreta para no conspirar contra el diálogo”. Por ahora, no hay ninguna señal de avance.
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