Cristian Ritondo. “No entiendo a aquellos que en campaña propusieron el cambio y ahora votan por la continuidad”
El jefe del bloque de Pro justificó el enojo del presidente Milei con los gobernadores; críticas a Martín Lousteau y las prioridades para el período de sesiones ordinarias
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Cristian Ritondo no se aparta ni un milímetro del libreto del presidente Javier Milei. El jefe del bloque de diputados de Pro, convertido en defensor de la política oficialista, justificó el enfado de Milei con los gobernadores que no apoyaron la ley ómnibus en el Congreso y reprochó a los exsocios de Juntos por el Cambio que tampoco acompañaron artículos claves de la iniciativa.
“El Pro tiene una identidad que es clara, nosotros vamos a apoyar el cambio y lo demostramos con el apoyo irrestricto de nuestros 37 diputados a todo el proyecto de ley ómnibus del Gobierno. No hicimos otra cosa que respetar la plataforma electoral de Juntos por el Cambio. Yo no entiendo a aquellos que en campaña propusieron ir por el cambio y después, en el Congreso, votan por la continuidad”, asestó Ritondo, en un tiro por elevación hacia el sector crítico del radicalismo –encarnado en la figura del jefe del partido, Martín Lousteau- y de la Coalición Cívica.
El divorcio de Pro de sus socios de Juntos por el Cambio, sin embargo, no se traducirá en lo inmediato en un matrimonio entre el macrismo y los libertarios, aclara Ritondo en diálogo con LA NACION. Esta confluencia, alentada por la ministra de Seguridad Patricia Bullrich para darle volumen parlamentario al escuálido bloque de 40 diputados que integran La Libertad Avanza, deberá esperar hasta que así lo determinen el presidente Milei y los órganos partidarios de Pro.
“Nosotros somos un partido con identidad propia y una estructura creada hace 20 años: tenemos gobernadores, legisladores nacionales y provinciales, intendentes y concejales. Esta una decisión (la de una confluencia parlamentaria) que va más allá de lo que puedan decidir dos o tres personas”, justifica Ritondo.
-En estos días asistimos a un conflicto duro entre el presidente Milei y las provincias. El Gobierno decidió cortar de cuajo las transferencias discrecionales a todos los distritos, los subsidios al transporte y los giros para los sueldos docentes. ¿Esto no podría complicar la sanción de las leyes por venir? Ya lo vimos en la ley ómnibus.
-El presidente Milei está ejecutando un plan de ajuste serio del gasto público. Ahora bien, ¿qué ajustan las provincias? ¿El esfuerzo solo debe recaer en la Nación? Milei dice: hay gobernadores que no ajustan, que hacen recitales, que gastan guita en publicidad o en subsidios varios y esperan que la Nación les transfiera fondos para sus servicios esenciales. Este es el argumento que introduce el Presidente. A esto tiene que haber un acuerdo fiscal. Esto es lo que está faltando.
-Pero Milei lo posterga. No quiere convocar a los gobernadores por ahora a un pacto fiscal.
-Próximamente se tendrá que llegar a un acuerdo fiscal en el que se defina qué aporte harán las provincias en el ajuste del gasto que el Gobierno propone y que la gente votó. Porque falta eso: el compromiso de los gobernadores a este proceso.
-Insisto con la experiencia fallida de la ley ómnibus. Milei no convocó a los gobernadores para discutir el reparto de los recursos y la norma no se aprobó en el Congreso. ¿No sería mejor que se convoque a un acuerdo con las provincias y, así, allanar el camino para la sanción de las leyes que necesita el Gobierno?
-Forzar un acuerdo fiscal con las provincias para asegurar la sanción de las leyes podría conducir hacia una extorsión al Gobierno, por eso yo creo que no hay que encararlo por ese lado sino a partir de la sensatez, a partir de entender que en la Argentina hay una crisis heredada muy profunda, con niveles inéditos de pobreza y, desde este punto de partida, discutir qué aporte harán la Nación y las provincias para avanzar en una reducción de gastos sincero. El presidente ha decidido tomar determinadas medidas con vistas a un resultado, que es bajar el déficit. Y siente que las provincias no acompañan en este recorte, en este ajuste, y que, cuando viene una ley –como sucedió con la ley ómnibus-, los gobernadores piensan qué rédito se pueden llevar a sus provincias. Primero fue con el tema de las retenciones (el proyecto establecía una suba generalizada de los derechos de exportación, la cual fue rechazada por las provincias del centro del país). Luego vino la segunda discusión, la coparticipación del impuesto PAIS. Entonces hay que entender: ¿de dónde el gobierno central va a girar recursos cuando no hay plata y está la decisión de no emitir más? Porque si insistimos con financiar el déficit con inflación seguimos con el mismo problema de siempre que el presidente Milei está decidido a terminar. Por eso creo que debe haber una actitud responsable de los gobernadores de entender el proceso que está viviendo la Argentina, un proceso de sinceramiento económico después de un festival de derroche que generó la emisión descontrolada del populismo. Así terminó la Argentina con el 50% de pobreza.
-Los gobernadores sostienen que la Nación no tiene derecho a cortar de cuajo las transferencias a las provincias cuando se trata de recursos que generan las propias provincias.
-Pero acá hay un estado federal, hay una Constitución y una ley de coparticipación que se respeta. Lo que hay que entender es que en el país hay 13 provincias donde hay más empleo público que privado, que viven de los fondos que les gira la Nación y cuyos gobernadores no se han preocupado en generar puestos de producción ni trabajo genuinos. En este contexto no se preocupan tampoco por hacer su parte del ajuste. Yo no digo que esto suceda en todas las provincias, me consta que Rogelio Frigerio en Entre Ríos, Ignacio Torres en Chubut y Jorge Macri en la Capital hacen esfuerzos para cuidar el peso en sus distritos y ajustar el gasto.
-Hablando del ajuste del gasto, está claro que el Gobierno está logrando bajar el déficit pero a partir de la licuación de los gastos presupuestarios. En el último informe de la Oficina de Presupuesto del Congreso se advierte que el superávit financiero de enero se logró a partir de una fuerte caída en términos reales de las prestaciones sociales, sobre todo de las jubilaciones.
-Durante el debate sobre la ley ómnibus estábamos trabajando en una nueva fórmula previsional. Esa fue una de las oportunidades perdidas al caerse la ley. También se perdieron capítulos muy valiosos, como el de la educación porque se la declaraba servicio esencial; como el de seguridad, que incorporaba herramientas para la pelea contra el narcotráfico y la trata de personas; se perdió también la oportunidad de tener avanzar en un régimen de inversiones para generar trabajo en la Argentina.
-Vuelvo al tema de los jubilados. ¿No cree que debería avanzarse de manera urgente en una nueva fórmula de movilidad jubilatoria no bien arranquen las sesiones ordinarias en el Congreso?
-Tiene que haber una nueva fórmula y el propio presidente lo dijo. Es un tema muy importante porque se trata de millones de argentinos que hoy cobran menos de 100 dólares de ingreso, pero también tenemos que ser conscientes de que la Argentina necesita generar recursos con un gasto controlado. La Argentina no da más para un gasto descontrolado sin importar de dónde vienen los recursos.
-Si eran tan buenos los capítulos que integraban la ley ómnibus, ¿hay posibilidades de que se repliquen en leyes para ser tratados durante el período ordinario?
-Ojalá que sí. Yo lo que creo es que acá hay bloques provinciales que en otros años votaron superpoderes a los gobiernos y ahora se negaron a votarle un paquete mucho más acotado al presidente Milei, que viene de sacar el 56% de los votos. Es la negación de algunos sectores que empiezan a militar el club del helicóptero.
-¿Quiénes son los que militan en ese club?
-Están a la vista, desde Cristina Kirchner con su carta en la que dice que gobiernos como los de Milei han durado poco, hasta aquellos que comen pochoclo en la playa (por José Albistur) que dicen que este gobierno se cae en marzo o en abril.
-Incluiría en ese club a sectores del radicalismo y de la Coalición Cívica que también votaron en contra de delegar facultades al Gobierno?
-No, yo a ellos no los meto. Los dos, más allá de que no esté de acuerdo en cómo votaron en esta ley, creo que son los dos partidos republicanos.
-Martín Lousteau se muestra muy crítico del Gobierno y le reprocha al Pro que prácticamente cogobierna con Milei.
-Yo no personalizo en la política, pero lo de Martín Lousteau está muy lejos de lo que para mí debe representar el cambio en la Argentina.
-El radicalismo le reclamó a Martín Menem (presidente de la Cámara baja) que se convoque con urgencia a la Comisión Bicameral de Trámite Legislativo para abordar el megadecreto que emitió el Gobierno a fines del año pasado. ¿Usted está de acuerdo?
-Creo que las comisiones tienen que armarse rápido. Lo que sucede con la Bicameral es que Unión por la Patria pretende tener una representación mayor que la que le corresponde. Proponen cuatro representantes cuando les correspondería tres. Entonces son ellos los que obstaculizan la comisión.
-Pero la presidenta del Senado, Victoria Villarruel lo resolvió rapidísimo en diciembre pasado al eliminar de la lista al cuarto representante que había propuesto el kirchnerismo. En la oposición creen que Menem utiliza el conflicto con Unión por la Patria para demorar la integración de la comisión.
(Ritondo se alza de hombros y sonríe) -Es una discusión que tendrá que resolver Martín Menem. Nosotros ya elegimos a nuestro representante (Hernán Lombardi) y adelantamos que vamos a acompañar el DNU.
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