Crisis en la Corte Suprema: una puja de poder que abre flancos para que los acusados cuestionen los fallos
Los cambios en la secretaría penal del la Corte desplazaron al secretario Fernando Arnedo, un hombre de Lorenzetti, el juez dijo que el reemplazante obedecerá órdenes no escritas
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El nuevo capítulo de la guerra en la cima del Poder Judicial se dio porque se buscó el desplazamiento del secretario penal de la Corte, Fernando Arnedo, un hombre del juez Ricardo Lorenzetti quien señaló que el reemplazante será alguien que obedecerá órdenes no escritas del resto de los jueces del máximo tribunal, Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Juan Carlos Maqueda, que hoy constituyen una mayoría.
Tales expresiones abren un flanco que hasta ahora no había sido vulnerado. Se inaugura la posibilidad de que los acusados en causas penales que están en la Corte usen como argumento estas intrigas de palacio para objetar las decisiones que afectan a sus clientes.
Por supuesto que los secretarios solo bocetan las resoluciones y hacen sugerencias. Son los jueces del máximo tribunal los que las firman y sus últimos responsables. Pero la sospecha de que hay “oscuros intereses” en los cambios en la secretaría penal -como dijo Lorenzetti- bastan para que un abogado con imaginación use el argumento en favor de sus clientes.
No son pocos los casos de corrupción que aún debe resolver la Corte. Sin ir más lejos, los juicios pendientes de Hotesur y Los Sauces y la firma del Pacto con Irán, cursados contra Cristina Kirchner y el caso de la condena a Julio De Vido por la tragedia de Once. Seguramente, el máximo tribunal también terminará por decidir sobre la condena por corrupción contra la exvicepresidenta en el caso Vialidad.
Qué pasó
Los jueces de la mayoría, Rosatti, Rosenkrantz y Maqueda, decidieron partir en dos la secretaría penal disconformes con Arnedo, que llegó al máximo tribunal a instancias de Lorenzetti y con antecedentes que lo ponen cerca del camarista de Casación Alejandro Slokar y del exjuez de la Corte Eugenio Zaffaroni.
Arnedo era prosecretario letrado a cargo del área penal del ministro Lorenzetti desde 2006. Y es profesor adjunto en la cátedra de Derecho Penal de Slokar en UBA, creada por Zaffaroni, del que Arnedo fue ayudante, como consta en su currículum vitae. Compartió trabajos con el ex juez de la Corte y aportó en sus libros “La palabra de los muertos” y “Estructura Básica del Derecho Penal”.
Arnedo llegó con el voto de Loreznetti, Elena Highton y Maqueda y con la oposición de Rosatti y Rosenkrantz. El corrimiento de Arnedo pareciera una jugada preventiva antes de la eventual llegada de Ariel Lijo a la Corte, otro penalista que tiene chances de ingresar al tribunal de la mano de Lorenzetti, que fue quien persuadió a Javier Milei de las bondades de su postulación.
Desde lo formal, los jueces de la mayoría Rosatti, Rosenkrantz y Maqueda, señalan que hay 7000 causas pendientes de decisión en la secretaría. El incremento de expedientes penales ha provocado importantes demoras. Ello, a pesar de que desde 2019 hasta ahora incorporaron 14 empleados a esa dependencia.
Más alla del funcionamiento de la secretaría penal, el enfrentamiento entre Lorenzetti y sus colegas existe desde que el primero perdió la presidencia del máximo tribunal. Ahora, con la posibilidad de que ingresen dos nuevos jueces a la Corte -uno de ellos avalado por él- Lorenzetti está más cerca que nunca en los últimos cinco años de que cambien las mayorías y de regresar al poder del tribunal.
Abogados constitucionalistas con vocación por el derecho penal cercanos a Lorenzetti pusieron la lupa sobre las consideraciones que hizo el juez en su disidencia. Señalaron que algunas de ellas podrían transformarse en denuncias penales, lo que sería toda una novedad: jueces de la corte denunciándose entre ellos en momentos en que la Justicia está en lo más bajo de la consideración de la ciudadanía.
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