Crece la queja de intendentes por el plan electoral oficialista
Jefes comunales del conurbano expresan cada vez más abiertamente su rechazo a las listas colectoras
Hacía más de tres horas que los intendentes hablaban con Alicia Kirchner de los planes sociales en el conurbano. Ya eran las 21 y el encuentro parecía terminar como cualquier otro en el salón de reuniones del Ministerio de Desarrollo, cuando los caciques aprovecharon la distensión para hablar de política.
Bastaron unos pocos minutos. Una decena de los intendentes más poderosos de la Argentina se animó entonces, por primera vez, a cuestionar frente a un miembro clave del Gobierno el sistema de "colectoras", la estrategia que la Casa Rosada prepara para blindar la posible reelección de la Presidenta. "No me parece conveniente", aguijoneó el intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi. Gran parte de sus colegas repitió el lamento. La ministra, en silencio, sólo escuchó, al tiempo que tomaba nota en hojas sueltas.
Aquella primera señal reservada, ocurrida el martes, ahora se multiplica en público. Ante LA NACION, cinco intendentes clave y un ministro bonaerense anunciaron que no están de acuerdo con el plan del Gobierno y cuestionaron abiertamente la idea de permitir que varios candidatos, municipales y provinciales acompañen la boleta presidencial.
"Traerá resultados negativos. Nos va a causar problemas en la Legislatura y en los concejos", se quejó Hugo Curto, intendente de Tres de Febrero. "No me parece lo más apropiado. Deberíamos seguir el esquema de las internas abiertas", dijo Fernando Gray, de Esteban Echeverría. "Voy a hacer lo que el proyecto me pida, pero opino que las colectoras no son positivas para algunos distritos ni para la Legislatura", insistió Daniel Di Sabatino, hombre fuerte de San Vicente. También Luis Acuña (Hurlingham) se mostró muy crítico.
El Gobierno, sin embargo, ultima los detalles para imponerlas. Usará un artilugio legal: sellar frentes electorales antes de las primarias del 14 de agosto. El interés principal será respaldar al diputado Martín Sabbatella (Nuevo Encuentro) para que capte "el voto progresista", enfrente a Daniel Scioli y sea candidato a gobernador también con la boleta de Cristina Kirchner. El objetivo: sumar una decena de puntos que garanticen el triunfo nacional.
La noticia puso en estado de alerta al gobierno bonaerense, pero ahora también a los intendentes. La mayoría está segura de que la estrategia habilitará también una multiplicación de postulantes locales. Algunos temen, directamente, perder el poder. Otros, que se dividan los votos oficialistas, mermen sus dominios en los Concejos Deliberantes y estén a merced de su peor pesadilla: la destitución.
Los más preocupados son los vecinos de Sabbatella, en el norte del conurbano, la zona donde el diputado tiene mayor influencia. Además de Curto y Acuña, Jesús Cariglino (Malvinas Argentinas) y Alberto Descalzo (Ituzaingó) se preparan para resistir la avanzada. En esa región, uno de los primeros que habló de la estrategia oficial fue Sergio Massa (Tigre). Hace una semana, en una entrevista al diario platense El Día, había intentado dar por cerrada la discusión: "La ley es contundente, no puede haber listas colectoras".
Preocupación en el Sur
La alarma ahora también se trasladó al sur del gran Buenos Aires, la región donde el Gobierno creía tener galvanizado su dominio. La reunión con Alicia Kirchner fue una muestra. De ese encuentro participaron 12 intendentes. Sólo tres justificaron la estrategia oficial. Martín Insaurralde (Lomas de Zamora) dijo que "lo importante es el proyecto nacional", Alejandro Granados (Ezeiza) opinó que había que respetar "el deseo que tenía Néstor Kirchner". Y Francisco Gutiérrez (Quilmes) aseguró que el plan oficial "no cambiará los resultados en los distritos".
El resto, en cambio (estaban desde el intendente de Almirante Brown, Darío Giustozzi, hasta el líder de La Matanza, Fernando Espinoza), mostró sus reparos, por primera vez. El grupo de jefes territoriales teme, incluso, que la multiplicidad de candidatos también rompa el equilibrio de fuerzas en las bancadas oficialistas provinciales y merme su habitual capacidad de influencia.
Ferraresi, uno de los que había hablado en la charla política frente a Alicia Kirchner, se enojó luego ante La Nacion. "Las colectoras son una contradicción para un modelo que habla de la articulación entre la Nación, la provincia y los municipios", dijo. Y agregó: "No aportan nada. Nosotros ya mostramos lealtad. ¿Por qué nos quieren sacar?" La polémica llegó hasta el gobierno bonaerense. El ministro de Desarrollo Social provincial imitó a los intendentes y dijo a La Nacion que las colectoras afectarán "a los distritos del conurbano, algunos del interior y a la mayoría de los Concejos Deliberantes".
Buena parte de los dirigentes del conurbano afectados busca encontrar en Scioli a un aliado. De hecho, en estos días hubo llamadas entre referentes del gobierno bonaerense, legisladores nacionales y varios caciques. En reuniones reservadas le apuntan al sector más ortodoxo del Gobierno, liderado por el influyente secretario legal y técnico, Carlos Zannini. Muchos cree que él alienta las colectoras y el avance del "ala progresista" del kirchnerismo, en desmedro del peronismo tradicional. Se quejan de que no tienen llegada directa a la Presidenta. A partir de ahora, dicen estar decididos a corregirlo.
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