Crece la presencia del hombre de Cristina Kirchner en el Ministerio de Justicia
Juan Martín Mena, secretario de la cartera, avanzó públicamente tras la llegada de Martín Soria y la partida de Marcela Losardo
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A casi tres meses del recambio en Justicia, en la cartera de la calle Sarmiento se evidencia un auténtico nuevo esquema de poder. Es el que muestra al ministro Martín Soria y al secretario, Juan Martín Mena, en perfecta sintonía. Así lo evidencian las fotos de ambos en todo tipo de actividades y lo afirman los testigos de ese vínculo que no registraba mayores antecedentes previos a la asunción del rionegrino en reemplazo de Marcela Losardo.
En diálogo con LA NACION, Soria calificó la relación con Mena como “realmente muy buena”, y afirmó que tanto con él como con el secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla, comparten “las mismas preocupaciones y los mismos proyectos. Soñamos con un país con una Justicia verdaderamente independiente y trabajamos muy articulados para lograr mayores ampliaciones de derechos”.
Durante la gestión de Losardo, amiga, exsocia y casi un alter ego del presidente Alberto Fernández, Mena prácticamente no aparecía en público, pero con la llegada de Soria rompió su habitual bajo perfil y envía mensajes públicos de los temas judiciales que más preocupan al kirchnerismo: la Corte Suprema de Justicia y la reforma del Ministerio Público Fiscal (MPF).
Estos puntos encabezan la lista de preocupaciones del oficialismo y aún están pendientes. La reforma está trabada en el Congreso y la flamante cúpula no se reunió con los miembros del máximo tribunal del país. Pero ya hay quienes sí les anotan otros objetivos alcanzados, nunca blanqueados en público, más concretos y de directo interés de la vicepresidenta Cristina Kirchner, desde que comenzó la gestión.
En el último tiempo, la vicepresidenta recibió la noticia del cierre de la causa “dólar futuro” y en el kirchnerismo creen que se acerca la posibilidad cada vez más concreta de que el expediente por el Pacto con Irán siga ese mismo camino. “Paso a paso”, es una de las frases más repetidas en materia judicial en distintos ámbitos del oficialismo.
Respecto de esos posibles logros u objetivos en el área, las visiones se dividen. Algunos creen que fueron “gestos” de la Justicia, más que nada, “de tiempo”. Aluden así que se trata de fallos que iban a darse tarde o temprano ya que, afirman, se trata de cuestiones más políticas que judiciables. Solo que se acortaron los plazos, detallan.
“El cierre de la causa Dólar Futuro y el sobreseimiento de Cristina Kirchner es una muestra contundente de que existieron causas armadas para perseguir con objetivos electorales a dirigentes políticos”, afirmó Soria a LA NACION. Y consideró que el caso “tuvo el cierre que tuvo porque la Justicia ya no sabía cómo salir del problema en que se metió al intentar sostener una acusación absurda, sin pruebas y reñida con las leyes: era una causa inventada”. Apuntó al gobierno de Mauricio Macri, al rol de la denominada “mesa judicial” y señaló a los camaristas Gustavo Hornos y Mariano Borinsky, que durante esa gestión visitaron la Quinta de Olivos y la Casa Rosada.
En la práctica, más allá de esos temas, la dupla de Soria y Mena se enfoca en reuniones de corte institucional: servicio penitenciario, con fiscales, funcionarios judiciales, reuniones del Mercosur y con dirigentes provinciales, entre otros. Siempre juntos.
En ese sentido, la entrada de Soria pareció romper con el doble comando que existía en Sarmiento al 300. Aunque no es una persona del riñón del kirchnerismo duro, se adaptó a la perfección al escenario de la cartera, sumando desde el primer día a Mena a sus actividades. Así lo corroboraron distintas fuentes a LA NACION y lo acreditan los registros de las actividades diarias que encabezan ambos.
“Es la lógica de la relación entre un ministro y su segundo”, relativizó una fuente. “Es lo más inteligente que Soria pudo hacer: Mena es Cristina y además conoce como pocos el Ministerio y tiene buena relación con políticos y funcionarios judiciales. ¿Cómo no lo iba a sumar? ¿Iba a repetir el error de Losardo?”, fue más allá otra de las voces consultadas.
“Era la única forma de funcionar”, completan. “Mena es una persona formada, con quien se puede hablar y discutir, pero que además no lo relativiza a Soria. Es el número uno desde el principio, pero él no se muestra ni trata a nadie así. Por eso también ha perdurado”, analiza otra fuente que tuvo trato y observó la dinámica entre ambos. “La relación fluyó desde que arrancaron, es notorio. Es lo ideal, no lo anterior que era un bicéfalo inconducente”, ejemplificó otro. La lectura más política habla de una adaptación y pragmatismo por parte de Soria y una aparición en el radar público por parte de Mena.
La buena relación entre ellos es motivo de comentarios tanto fuera como dentro de la sede de Justicia, en la que apenas los separan dos pisos. Soria tiene su despacho en el quinto piso y Mena, en el séptimo. Ambos llegan a primera hora de la mañana y se van a última hora del día. En el caso de Mena no es una sorpresa. Quienes ya lo conocían de su década previa allí saben de su dedicación full time. Lo hizo desde que ingresó en la subsecretaría de Política Criminal, de la que llegó a ser titular poco después, en un cargo que mantuvo a la par de ser jefe de gabinete del entonces ministro Julio Alak. En esa época, el Ministerio conoció otra etapa de bicefalismo como la que hubo hasta la salida de Losardo: entonces era entre Alak y el segundo de Justicia, Julián Álvarez. Mena oficiaba de una suerte de mediador en un escenario por demás complejo.
Por esos días también era querellante en el expediente por el encubrimiento del caso AMIA -en el tramo que llevó a 13 personas a juicio, entre ellos el expresidente Carlos Menem-, trabajaba para el reconocimiento de los soldados caídos en la guerra de Malvinas y coordinaba la redacción del nuevo Código Penal. De allí Cristina Kirchner lo llevó, en diciembre de 2014, a la exSide, en la que estuvo en el último año de esa gestión kirchnerista.
En diciembre de 2019 muchos apostaban que volvería allí AFI, pero un llamado de la exmandataria lo devolvió al ministerio de la calle Sarmiento, donde ahora comparte sus días muy cerca de Soria.
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