Crece la pelea por la presidencia de Diputados, el sillón más codiciado que definirá las alianzas del nuevo gobierno
Cristian Ritondo es el candidato que consolidaría la alianza política con el ala dura de Pro; Randazzo se propone como puente con sectores del peronismo; el bloque peronista-kirchnerista, en alerta
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La disyuntiva entre Cristian Ritondo (Pro) y Florencio Randazzo (PJ), las dos figuras que pugnan por la bendición de Javier Milei para presidir la Cámara de Diputados, implica mucho más que un duelo de nombres. Ambos le ofrecen al presidente electo dos perfiles distintos de alianzas parlamentarias para sustentar la gobernabilidad futura: mientras Ritondo garantiza un modelo “llave en mano” de cogobierno con el ala dura de Pro, Randazzo se ofrece como puente hacia sectores del peronismo potencialmente dispuestos a sumarse a un esquema amplio de “alianzas tácticas” con el nuevo oficialismo.
Puesto a elegir, Milei deberá ponderar los pros y contras de cada oferta. Tiene tiempo hasta el 7 de diciembre para decidir: ese día está convocada la sesión preparatoria para la jura de los nuevos diputados y elección de autoridades. Milei parte con desventaja: su tropa de La Libertad Avanza no solo es ínfima en términos numéricos –representa apenas el 15% del total de la Cámara baja- sino que, para peor, sus miembros tienen escasa o nula experiencia parlamentaria. Ergo, el futuro presidente deberá nutrirse de elementos de “la casta” que tanto deploró en campaña para enfrentar a un kirchnerismo que, aunque golpeado tras la derrota, amenaza con ponerse el cuchillo entre los dientes.
Ritondo, jefe del bloque de Pro, ya puso sus cartas sobre la mesa: con su legión de diputados promete articular un espacio de centroderecha que partiría de un piso mínimo de 90 voluntades. Un número similar al que tenía Mauricio Macri cuando arrancó su gestión en 2015. Es insuficiente en términos numéricos –el quorum es de 129 legisladores-, pero descuenta que podrá sumar, en un primer anillo de potenciales aliados, al sector del radicalismo que en las últimas elecciones apostó por la candidatura presidencial de Patricia Bullrich y que cuenta entre sus referentes a los gobernadores Gustavo Valdés (Corrientes), Alfredo Cornejo (Mendoza) y Leandro Zdero (Chaco).
Conformado este conglomerado relativamente firme de “incondicionales” y “aliados”, Ritondo cree que merced a los resortes que ofrece todo oficialismo –cargos y recursos-, lo demás vendrá por añadidura, como en toda negociación parlamentaria. En su lógica, imagina un segundo anillo integrado por bloques provinciales –que suman alrededor de una decena- que eventualmente arrimarían al nuevo oficialismo al quorum.
Sumas que restan
La fórmula que promete Ritondo adolece, sin embargo, de un problema: en política las sumas a veces restan. Una alianza libertario-macrista en el recinto inmediatamente expulsaría del bloque a aquellos que no están dispuestos a aceptar un cogobierno con Milei y, con él, el acatamiento ciego a todas las leyes.
La fuga sería protagonizada por media decena de legisladores que se referencian en Horacio Rodríguez Larreta –vapuleado por el libertario en campaña- y los diputados que responden a los gobernadores Ignacio Torres (Chubut); Claudio Poggi (San Luis) y Marcelo Orrego (San Juan), actuales socios de Pro.
En estas circunstancias, el jefe del bloque Pro ya no tendría los 40 diputados iniciales para ofrecerle a Milei. Serían menos. Los díscolos partirían hacia otros rumbos, tal vez al cobijo del nuevo espacio, todavía embrionario en su formación, que auspician Emilio Monzó y Nicolás Massot. Fervientes detractores del ala dura del macrismo, este tándem ya reclutó una decena de diputados y buscará ampliar el espectro con las esquirlas que dejará la implosión de Juntos por el Cambio si Pro pacta un cogobierno con Milei.
“Sería un espacio opositor, pero “constructivo”. Facilitaríamos la aprobación de aquellos proyectos en los que estamos de acuerdo y plantearíamos modificaciones en aquellos que nos generen dudas u objeciones. Es el mismo planteo que esgrimen los diez gobernadores de Juntos por el Cambio que serán, a partir de ahora, el único polo de poder que va a quedar en pie de la coalición”, aseveran.
La incógnita es qué hará el radicalismo, envuelto en un torbellino de disputas internas con vistas a la renovación de las autoridades partidarias, el mes próximo. Con un caudal de 25 diputados, podrían crecer hasta 35 si unen filas con los radicales de Evolución. No es una operación sencilla: la dupla Gerardo Morales-Martín Lousteau, que apuestan a revalidar sus títulos al frente del partido, son refractarios a cualquier acercamiento a Macri y Bullrich. Ambos promocionan a Facundo Manes como jefe de bloque. Difícil que el neurocientífico supere el veto de los gobernadores radicales, que ya le bajaron el pulgar.
Sin embargo, ambos sectores coinciden en un punto: salvaguardar el partido y mantener distancia de un eventual cogobierno macrista-mileísta. Después de los maltratos sufridos durante la campaña de parte del libertario, los radicales cotizarán sus votos en oro.
Una pecera de 20 votos peronistas
En el campamento de Randazzo están a la espera. El exministro kirchnerista y actual diputado está convencido que sin una pata peronista no habrá ley que salga, sobre todo en el Senado. De buen vínculo con Monzó, Randazzo –apadrinado por el futuro ministro del Interior Guillermo Francos- viene conversando con gobernadores peronistas del interior con terminales en la Cámara de Diputados y el Senado. Es una pecera nada despreciable de votos; en total sumarían entre 20 y 23 diputados.
“El ‘Flaco’ ofrece un plus que Ritondo no tiene: diálogo con el peronismo y posibilidad de sumar votos por ese lado. El macrismo duro ya está adentro (de la alianza parlamentaria); difícilmente los diputados que responden a Bullrich vayan a votar en contra de las leyes del Gobierno con ella como ministra. Esos votos están asegurados, por eso sería redundante que la presidencia de la Cámara recaiga en Ritondo”, interpretan cerca del dirigente peronista.
Randazzo tiene una limitante, sin embargo. “No trae votos propios”, alegan en el macrismo. Apenas si podría contar con los cinco diputados por Córdoba que responden a Juan Schiaretti, pero no serán apoyos automáticos, ni mucho menos. Anteayer Randazzo se fotografió con Ricardo Bussi, el referente libertario en Tucumán: así como busca tender puentes con los peronistas, también quiere caerle en gracia a los flamantes diputados de La Libertad Avanza. Que, dicho sea de paso, se reunirán este lunes con Milei: se sienten convidados de piedra en una disputa que, reprochan, debería tenerlos como protagonistas.
Con @RandazzoF (Quizás, futuro Presidente de la Cámara Baja) evaluamos la composición de la Cámara y las posibilidades ciertas de contar con el apoyo de Diputados de fuera de nuestro espacio político. Serán importantes los consensos y los acuerdos para garantizar que cada promesa… pic.twitter.com/6QRf3SisJO
— Ricardo Bussi (@ricardobussi) November 24, 2023
Oscar Zago, a quien Milei había prometido alguna vez que sería el presidente de la Cámara, busca tallar como tercer postulante. Temperamental y de escasa experiencia parlamentaria -eso dicen quienes lo conocen bien-, otros miran con mejores ojos al riojano Martín Menem.
Randazzo, mientras tanto, tantea todos los terrenos. “El problema de ‘El Flaco’ es que es pura potencia, no es acto. Lo suyo son promesas hasta ahora”, fue la síntesis aristotélica de un legislador veterano en estas lides.
Provocar una cuña en el peronismo kirchnerista –con 105 diputados- no será tarea sencilla. “Nosotros vamos a defender siempre las premisas que enarbolamos en nuestra campaña; por eso no vamos a apoyar las privatizaciones de empresas públicas que proponga Milei ni permitiremos que se avasalle a la producción nacional con una apertura indiscriminada. Mientras ellos mantengan ese discurso, más cohesionados estaremos del otro lado”, se atajan.
No obstante, el jefe del bloque, Germán Martínez, está alerta. Su papel será, en esta etapa, el de un equilibrista: deberá contener el impulso irrefrenable del kirchnerismo de torpedear las medidas de Milei y, en paralelo, empatizar con aquellos diputados del interior que, en nombre de sus gobernadores –siempre necesitados de recursos nacionales- piden “desensillar hasta que aclare” y dejar que el nuevo presidente haga su rodaje.
“Si Milei no levanta vuelo y la situación en unos meses se pone fea, ahí veremos”, deslizan. El antecedente de 2016 atormenta a Martínez; en los albores de su gestión, Macri –de la mano de Monzó y el entonces ministro Rogelio Frigerio- lograron quebrar el otrora poderoso Frente para la Victoria provocando un éxodo de 20 diputados del peronismo federal. Dejaron al kirchnerismo deslucido en un papel testimonial. Gracias a ese quiebre y al aporte del Frente Renovador de Sergio Massa, Cambiemos cambió a su favor la relación de fuerzas en el Congreso. Es el mismo objetivo que hoy se propone Randazzo, aunque –hay que decirlo-, con muchas menos herramientas.
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