Crece la inquietud de la Iglesia con el Gobierno por la demora en nombramientos clave
La Embajada en el Vaticano y la Secretaría de Culto siguen sin designación confirmada; tampoco se produjo el encuentro presidencial con los obispos, que aguardan una señal del papa Francisco y su eventual viaje al país
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El gobierno de Javier Milei se encamina al mes de gestión sin secretario de Culto designado ni embajador en el Vaticano a la vista. Hasta el momento, el tradicional encuentro con la cúpula del Episcopado no se llevó a cabo, ni tampoco una reunión del Presidente con el Nuncio Apostólico, el embajador del papa Francisco en el país.
La confluencia de algunas señales desconcertantes desde la Casa Rosada inquieta a la Iglesia argentina. Mientras el presidente Milei multiplica sus gestos hacia un sector de la comunidad judía vinculado a los grupos más ortodoxos de esa colectividad, los obispos intentan, fieles a su estilo, no levantar demasiado la voz para evitar roces o conflictos, pero desde el silencio y con discreción hacen saber de su incomodidad. Mientras tanto, parecen esfumarse las chances de que el Papa Francisco, tal como se había adelantado meses atrás, visite la Argentina en marzo o abril próximos.
“La designación del embajador es una potestad del Gobierno y la Cancillería. Pero llama la atención que no haya sido nombrado el secretario de Culto, que no es sólo del catolicismo sino de todos los cultos del país”, hacen saber voces autorizadas de la Iglesia, sin ocultar su perplejidad. La Secretaría de Culto, que depende de la Cancillería y estuvo encabezada por Guillermo Oliveri hasta el 10 de diciembre, está hoy a cargo de Alberto Balboa Menéndez, ex número 2 en la embajada argentina en Roma y que participó de la gestión anterior. No se trata de un cargo intrascendente.
De hecho, la propia canciller Diana Mondino debió reunirse la última semana con representantes del Centro Islámico, con el objetivo de morigerar su enojo por la condena al “terrorismo islámico” que el Presidente realizó en su discurso en el acto de apertura de los Juegos Macabeos. Desde la Cancillería aseguran que lo ideal para ese puesto, al igual que para muchos otros, sería ubicar allí a un “diplomático de carrera”, un perfil bien diferente al de Oliveri (que viene de la militancia política en el peronismo y estuvo en total 16 años en el cargo), Santiago de Estrada y Alfredo Abriani, estos dos últimos a cargo del área durante el gobierno de Cambiemos.
Las explicaciones oficiales distan de conformar a todos, y algunos sectores ligados a la Iglesia sugieren que ven “falta de interés” del Gobierno en reforzar el vínculo, ya que tradicionalmente el secretario de Culto es un intermediario de buenos oficios con la Iglesia.
En ámbitos eclesiásticos puntualizan, además, que la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal, que encabeza monseñor Oscar Ojea, se reunió en diciembre en Buenos Aires, sin contacto con el Presidente, otro dato que inquieta, si bien tampoco Alberto Fernández recibió a los obispos cuando asumió, aunque allí había una razón concreta: la promesa presidencial de entonces de trabajar en el Congreso por la despenalización del aborto, concretada un año después, en diciembre de 2020.
La Embajada en el Vaticano, eso sí, tiene una decena de candidatos “y autocandidatos”, según ironizan desde el Palacio San Martín y el Episcopado. Las exdiputadas macristas Victoria Morales Gorleri, Paula Bertol, la también ex legisladora María Cristina Guzmán y el exasesor de Sergio Massa y militante católico Jorge O’Reilly, aparecen en varios listados tentativos, si bien todos conocen el dicho que reza que “el que suena, suena”, en momentos de versiones y rumores no confirmados.
“Lo van a decidir Milei, su hermana y Mondino en breve”, afirman en el edificio de la Cancillería, y arriesgan que el nombre para llegar a la Santa Sede podría estar incluido en la nómina de embajadores políticos que el Gobierno enviará al Senado en los próximos días. Adalberto Rodríguez Giavarini, excanciller del presidente Fernando de la Rúa, fue tentado para el cargo de embajador en el Vaticano según distintas fuentes, pero optó por la negativa. El mismo camino que siguió Roberto Bosch, a quien le ofrecieron la Secretaría de Culto, pero el diplomático prefirió continuar como encargado de Negocios en España, actualmente a cargo de la sede diplomática hasta que se designe el sucesor de Ricardo Alfonsín.
En este contexto enrarecido parece desdibujarse la posibilidad de que el Papa visite el país, como él mismo lo había insinuado en agosto, aunque luego voceros de la Iglesia lo relativizaron. “Queremos expresarte nuestro deseo de que nos visites pronto”, decía la nota firmada en noviembre por monseñor Ojea, una invitación que Jorge Bergoglio no desalentó del todo, pero que deberá reafirmar en las próximas semanas para que los eventuales preparativos comiencen a acelerarse.
En tren de revitalizar un vínculo que parecía en punto muerto, ya que Milei lo había definido en campaña como “el representante del maligno en la tierra”, Bergoglio felicitó por teléfono y sin aviso previo a Milei luego de su triunfo. Algo sorprendido, el Presidente agradeció el gesto e invitó al Sumo Pontífice a visitar el país, una invitación que reiteró a través de una carta a los obispos.
La presencia del Presidente en la Catedral Metropolitana, en el atardecer del 10 de diciembre, para participar de una oración interreligiosa que Milei siguió con lágrimas en los ojos, fue interpretada como otro gesto de acercamiento. Allí sí estuvo un enviado del Papa, el nuncio apostólico en Chile, Alberto Ortega Martin, aunque la demora en los nombramientos clave sigue generando inquietud en la Iglesia y también retrasa cualquier expectativa de viaje del Papa a la Argentina.
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