Vacuna del coronavirus: guerra de versiones y gestiones cruzadas detrás de una búsqueda agitada
"¡Mirá si vamos a dejar de comprar la vacuna! ¿Qué vamos a hacer, no la vamos a traer?". La histeria se apoderó de una reunión improvisada en la Casa Rosada entre los habituales laderos de Alberto Fernández. Vladimir Putin había dicho a la prensa que la Sputnik V –la única que la Argentina tiene asegurada para el verano– todavía no está aprobada para mayores de 60 años. Eso no fue una novedad para los funcionarios del que están tramitando las dosis con el Kremlin. Ya lo sabían. Pero los dichos de Putin hicieron que corriera una fuerte versión desde lo más alto del Gobierno advirtiendo que se abortaba toda la misión con Moscú, hasta nuevo aviso. Un mensaje errado que no hizo más que sumar a la confusión general.
Nadie quiso reconocer de dónde partió la equivocación que hizo que al mismo tiempo, en los pasillos de la Casa Rosada circularan fuertes versiones cruzadas. Una, que las vacunas se traerían igual, porque de todos modos el plan de vacunación se va a iniciar en el personal de salud. La otra, que no partiría ningún avión a buscar las dosis hasta que la vacuna no fuera apta para todo público.
Muchos especularon que el desliz partió del propio Presidente, que reaccionó sin pensar cuando escuchó a su par ruso. Para proteger a Fernández, los voceros se encargaron de decir que fue un mero error de comunicación.
Todo el escándalo transcurría en Buenos Aires mientras miles de dosis destinadas a la Argentina viajaban de San Petersburgo a Moscú, con el objetivo de ganar tiempo para cerrar la operación. Quien está negociando con los rusos el cronograma de entregas de la Sputnik V y marca el rumbo de la misión es la viceministra de Salud, Carla Vizzotti, que encabeza la comitiva que viajó a Rusia junto a la asesora presidencial, Cecilia Nicolini, y cinco inspectores de la Anmat.
Ese lugar protagónico de Vizzotti hirió, por momentos, la sensibilidad de su superior, el ministro de Salud, Ginés González García. Esos roces explican por qué la funcionaria no salió a explicar en los medios argentinos tanto como el Gobierno hubiera querido para disipar dudas, a pesar de que es precisa en la comunicación.
Según señaló un alto funcionario a LA NACION, el viernes, los inspectores de la Anmat remitieron al organismo en la Argentina la "última información" para la aprobación de la vacuna y la liberación de los lotes una vez que lleguen al país.
Aún así, nadie en el Gobierno se juega un pleno a que todo saldrá en los tiempos previstos. Aerolíneas Argentinas tiene un plan de vuelo el martes 22 a la madrugada. Pero los más estrechos colaboradores de Fernández no descartan imponderables.
La vacuna rusa, en tanto, todavía no tiene la aprobación del sistema de precalificación de la OMS porque aún se espera que el Centro Gamaleya presente la documentación completa, informaron ayer expertos de la OPS a diputados de Juntos por el Cambio.
Pfizer
El Gobierno llega así a los últimos diez días del año sujeto al éxito de la misión rusa de modo de comenzar el plan de vacunación antes de 2021, una fecha simbólica para no quedar atrás en la carrera mundial por la inoculación. La distribución de la vacuna de AstraZeneca (que se fabricará en la Argentina) y las dosis provistas por el sistema Covax llegarían recién para el final del verano. La negociación con la estadounidense Pfizer, la alternativa que está a la vanguardia en el mundo occidental, parece una causa perdida.
La Argentina había hecho mucho para ocupar un lugar destacado en la distribución de Pfizer: participó de los ensayos clínicos y luego hizo una ley "a medida" de las exigencias de ese laboratorio. Según pudo reconstruir LA NACION, el acuerdo se empantanó por un renglón que el Congreso le agregó a ese proyecto.
Los legisladores incluyeron un párrafo para que los laboratorios puedan tener indemnidad "excepto en casos de negligencia" de las empresas. Pfizer pretendió que se quitara esa excepción -que no había estado presente en la negociación- durante la reglamentación de la ley. Pero el Gobierno no estuvo dispuesto.
La hipótesis que sostienen en la Casa Rosada es que Pfizer se agarró de ese argumento para "correr el arco", cuando en rigor el laboratorio no tiene el nivel de producción que esperaba para abastecer a todos los países con los que había asumido compromisos. "Hay algo de ‘primer cohete a la Luna’ en la carrera por la vacuna. Obviamente juega la geopolítica", dijo un estrecho colaborador del Presidente, que reconoció que el alineamiento con Rusia también pudo incidir en la negociación.
La oposición sembró dudas sobre todo el episodio, al punto que el presidente de la UCR, Alfredo Cornejo, soltó: "Hay muchas sospechas acerca de si se le ha pedido coimas y cosas de ese tipo". La presidenta de Pro, Patricia Bullrich, presentó un pedido de información pública en el mismo sentido. ¿De dónde vienen las sospechas? Los referentes opositores recibieron información que indica que Pfizer en los Estados Unidos le habría pedido un informe a su filial en la Argentina para iniciar acciones preventivas en la SEC por posibles acciones fraudulentas.
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