Cortocircuitos en la cima del poder: Villarruel exculpa a Milei pero desconfía de su entorno
En el entorno de la vicepresidenta identifican a Karina Milei y a Santiago Caputo como responsables de querer complicar su relación con el Presidente
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“Que quede claro que lo del lunes (por la vigilia en Tucumán) no fue venganza; estaba realmente enferma”. Ese es el mensaje que envía Victoria Villarruel para dejar en claro que, para ella, no hay cortocircuitos en su trato personal y política con Javier Milei, con quien mantiene una “muy buena relación”, según la definición que hacen los allegados de la vicepresidenta cuando se los consulta sobre el vínculo con el jefe del Estado.
¿Entonces, si la relación con Milei es buena, cómo se explican o se pueden entender los cortocircuitos que, de manera periódica, vienen manteniendo la fórmula presidencial? Ante esta pregunta, todos los dedos acusadores apuntan a dos personas: la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, y el controvertido y cada más poderosos asesor Santiago Caputo.
“Ella con Javier se lleva bien; es más, te diría que se llevan muy bien. El problema es el entorno”, repiten como un mantra en el cercanías de Villarruel cuando se trata de indagar sobre los diferentes episodios que parecieran poner al Presidente y a la vicepresidenta protagonizando una supuesta puja por el poder en un Gobierno que, de por sí, es bastante sui generis en sus modos y praxis política.
Según la óptica que impera en el primer piso del Senado, donde se encuentra el despacho de la vicepresidenta, los supuestos encontronazos con la Casa Rosada obedecen a la intolerancia de la hermana presidencial y del asesor estrella del Gobierno.
“Karina y Caputo consideran que todos tienen que opinar como ellos”, es la queja que se escucha en el despacho de un senador oficialista. “Y lo que más les molesta es que todos están a tiro de decreto, menos ella” agrega el legislador, aludiendo a que Villarruel se encuentra fuera del alcance de las represalias que el dueto más poderoso del Gobierno libertario suele tomar y que, aunque no todas se les pueden adjudicar a ellos, ya ha eyectado del Poder Ejecutivo a 52 funcionarios de distintos rangos.
Por lo pronto, la vidriera política muestra a Milei y Villarruel pasando del amor al odio en cuestión de días, al menos en lo que a imagen pública se refiere. Así, al supuesto desplante de la vicepresidenta a la firma del “Pacto de Mayo” en Tucumán le siguió la foto, al día siguiente durante el desfile por el Día de la Independencia, de la pareja montada en un tanque argentino mediano disfrutando como niños en un parque de diversiones.
Entre los colaboradores de la vicepresidenta reconocen que hay cortocircuitos serios y verdaderos con Karina Milei y Caputo, aunque también se quejan por lo que consideran una exageración mediática que de cualquier gesto hace una lectura política y siempre con connotaciones negativas.
En la primera columna anotan el episodio de la foto del acto en conmemoración de los policías caídos en cumplimiento del deber, el 2 de julio pasado. “Distribuyeron cuatro fotos: en tres no estaba Villarruel y en la cuarta se la ve entrando al palco para dejar en claro que llego tarde”, afirma un colaborador que acompañó a la vicepresidenta durante esa jornada y que reconoce que hubo una demora de apenas un par de minutos con relación al cronograma pactado. “No la esperaron porque a Karina no le gusta esperar”, acusan.
Es más, para demostrar la intencionalidad de la jugada, cuentan que durante la ceremonia se registró un momento muy emotivo cuando, después de dejar juntos una ofrenda floral, Presidente y vicepresidenta volvieron caminando abrazados. “El fotógrafo de Presidencia tuvo la toma de frente, perfecta, hermosa. Se las pidieron varias veces. ¿Pensás que nos respondieron? Nada”, se queja, con amargura, un colaborador de Villarruel.
En la misma línea cuentan otras jugadas de la Casa Rosada, que también molestaron. En esa lista anotan las polémicas por los aumentos de las dietas de los senadores y el rechazo en el Senado del DNU 70/23. “Ella siempre avisó. ‘Miren que se viene esto’ o que ‘va a pasar tal cosa’, y después armaron escándalo como si no supieran de qué se trataba”, afirma. Lo que más molestó fueron los ataques en las redes sociales, terreno en el que Caputo se mueve como pez en el agua y que suele usar como plataforma para sus operaciones de desgaste.
Aunque sin demasiadas certezas, en el entorno de Villarruel ubican el origen del malestar de Karina Milei en el acto que la por entonces candidata encabezó en el barrio de la Recoleta en plena campaña para el balotaje. En ese acto, el 14 de noviembre del año pasado, aparecieron unas pancartas con un logo inédito hasta entonces: una V rosa sobre fondo azul y la leyenda Victoria Villarruel; es decir, sin mención a La Libertad Avanza, la coalición que terminaría llevando a la fórmula que integraba con Milei a lo más alto del poder en la Argentina.
En la otra columna, en la de los gestos que supuestamente magnificados por los medios, quienes frecuentan a la vicepresidenta ubican la decisión de Villarruel de no asistir a la vigilia en la Casa Histórica de Tucumán para la firma del acuerdo entre el Gobierno nacional y 18 gobernadores de todas las fuerzas políticas.
En el primer piso del Senado juran y perjuran que la vicepresidenta estaba enferma y recuerdan que ya había faltado a la sesión del jueves anterior como consecuencia del mismo estado gripal. Al respecto, cuentan que la decisión de no volar a Tucumán se tomó por consejo médico y que se cristalizó sobre el filo de la hora de partida del avión justamente porque la idea fue esperar hasta último momento para ver si había alguna posibilidad de viajar.
¿Pero cómo explican que Villarruel estuvo al lado del Presidente en el palco el 9 de Julio en un día gélido? “Al no haber ido a Tucumán pudo estar al otro día, pero no estaba del todo curada”, responden los allegados a la vicepresidenta, antes de agregar que su presencia en el palco ubicado sobre la avenida del Libertador le costó que, el último miércoles tuviera que suspender su agenda de la tarde producto de una recaída.
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