Coronavirus: para Jordi Cañas, del Parlamento Europeo, la Argentina debe evitar la "ilusión del proteccionismo"
Jordi Cañas es el titular de la comisión de Comercio Internacional del Parlamento Europeo. Español, socialdemócrata y miembro del partido Ciudadanos, el eurodiputado es el relator de los asuntos ligados al Mercosur y conoce al detalle las idas y vueltas de la política comercial del bloque y sus miembros.
En una entrevista con LA NACION, Cañas calificó como "un error" la decisión de la Argentina de apartarse de las negociaciones externas del bloque, pero destacó que el gobierno de Alberto Fernández haya decidido mantener el curso del acuerdo con la UE, que ya había sido firmado. "La Argentina tiene más capacidad de negociación dentro del Mercosur que fuera", dice, y asegura que la salida de la crisis que dejará el coronavirus debe estar ligada al libre comercio.
Según el eurodiputado, la medida de la Casa Rosada puede tener un impacto positivo interno en el corto plazo, pero que será perjudicial para la economía si se extiende en el tiempo. "No hay que dejarse llevar por la ilusión del proteccionismo", aseguró.
—La Argentina se apartó de las negociaciones externas del Mercosur, pero mantendrá las tratativas con Europa, ¿por qué?
—Primero porque el acuerdo está firmado. Salirse de ese acuerdo significaría prácticamente la ruptura del Mercosur y lanzaría una mensaje muy negativo a nivel internacional. La Argentina está en una situación muy delicada, renegociando la deuda externa, y tiene que transmitir señales de confianza. No puede haber un flanco que debilite su posición de actor serio, que cumple con sus compromisos. La imagen de romper el acuerdo con el Mercosur, que yo creo que es muy bueno, sería una muy mala señal en un contexto que necesita apoyo internacional y credibilidad.
—¿Cómo se tomó desde Europa la decisión argentina en cuanto a a construcción de credibilidad?
—Ha habido un comunicado celebrando que no se rompiera el acuerdo de asociación. Para Europa es un acuerdo muy importante. América del Sur y Europa necesitan estrechar sus lazos. No es solo un acuerdo económico, es de asociación. Va más allá de la liberalización arancelaria, se establecen acuerdos entre países que comparten principios y compromisos por los derechos humanos y la democracia. El Parlamento Europeo ha valorado positivamente que se cumpla con los acuerdos firmados. [Con respecto a los otros acuerdos] Puedo entender la postura del gobierno argentino a la luz de una situación interna. Es buscar cohesionar, decir que la Argentina va a resolver los problemas de la Argentina y por eso se levanta de la mesa, pero yo creo que es un error.
—¿Por qué?
—Siempre hay que escuchar a los dirigentes políticos y los argumentos que esgrimen. La Cancillería ha dicho que el mundo está patas arriba por los efectos de la pandemia en las economías domésticas. La decisión política es proteger la industria local y es probable que eso sea razonable. Lo que pasa es que lo que tenemos que entender, no solo para la Argentina porque ese debate también está en Europa, es cómo vamos a salir de la crisis. Hay una tentación proteccionista y puede que a corto plazo pueda ser necesario y práctico, pero a mediano plazo: ¿la Argentina va a apostar por una economía cerrada, proteccionista y altos aranceles o va planificar una participación en el mercado global e incorporar valor a sus productos? Creo que es un elemento que sería bueno que el gobierno de Alberto Fernández tuviese claro. Por un lado se puede entender, porque es un momento difícil, pero la Argentina debería aprovechar para liderar el Mercosur para consensuar y decir qué tratados de libre comercio necesitan el país y la región para salir reforzados a mediano y largo plazo. El buen mensaje sería al revés: que la Argentina va a liderar los acuerdos que permitirán que los países del bloque crezcan, repartan mejor la riqueza y mejoren su competitividad.
—La medida generó un fuerte rechazo de la oposición, pero se está alineada con los postulados del kirchnerismo.
—En ese momento puede tener recorrido en la política interna, pero la Argentina tiene que apostar por romper un círculo vicioso de aguda inflación, bancarrota y default. Para eso requiere políticas económicas que le permitan llegar a donde puede llegar porque tiene todos los elementos para ser una potencia económica regional. Negarse a liderar acuerdos comerciales en la buena dirección, repito, puede tener aplausos a corto plazo pero a mediano y largo no.
—¿Cree que esta postura y los roces con Brasil ponen en riesgo el futuro del Mercosur?
—Lo que tenemos que analizar es lo que nos pasa a nosotros y compararlo con el Mercosur. Aquí hay tensiones, con Polonia por ejemplo, que ponen en entredicho la propia unidad. El nacionalismo da réditos en la política nacional. Pero uno tiene que decidir si quiere ser un estadista. La Argentina necesita una persona que asuma una responsabilidad política. Caer en el discurso nacionalista o de enfrentamiento con quien es el competidor regional de la Argentina, como es Brasil, tiene un problema. El Mercosur es un mercado poco integrable en el sentido de que tiene productos muy similares. Su potencia es su capacidad de aunar esfuerzos para convertirse en un actor regional en su interacción con otros actores regionales. La Argentina tiene más fuerza negociando en el Mercosur que como Argentina. Tiene más capacidad de negociación con Canadá, Corea del Sur, Japón y Estados Unidos dentro del Mercosur que fuera. Se corre el riesgo de que las disputas políticas hagan perder la perspectiva de que el interés es la colaboración, que es necesaria. Se tienen que anteponer los intereses de la Nación.
—¿Cuál es el estado de situación actual del acuerdo UE-Mercosur?
—Está en revisión jurídica a punto de finalizarse. Pasará a traducción. Después tiene que pasar por el Parlamento Europeo previo a los parlamentos nacionales. Es probable que esté antes de fin de año y ahí es donde se decidirá cuál será el momento adecuado.
—Los socios de la Argentina en el Mercosur quieren acelerar los acuerdos con otros países. ¿Debería ocurrir lo mismo con el que se firmó con la UE?
—Es un momento para acelerarlo. Es un muy buen acuerdo para ambos bloques aunque sé que en la Argentina hay sectores críticos. Estuve allí en octubre y hablé con sectores importantes de la industria y la agricultura. Algo que me esperanzó mucho es que ellos pensaban que en el corto plazo podía ser negativo, pero que en el largo plazo iba a ser positivo porque va a permitir comerciar con todo el mundo. Se incorporarán estándares fitosanitarios, regulatorios y ambientales que permitirán a la Argentina incorporarse a las cadenas de valor globales. Continuar siendo un suministro de materia prima es pan para hoy y hambre para mañana. La Argentina no tiene que tener miedo.
—¿La pandemia puede postergar la entrada en vigencia del acuerdo?
—En el Parlamento Europeo creo que no. Más allá de los discursos populistas, el mundo real dice que todos los países van a sufrir una caída de entre siete y 14 puntos del PBI. Volveremos a los problemas reales: el crecimiento, el empleo y la capacidad de generar prosperidad. El comercio volverá a ser clave. El comercio tiene que ser justo y creo que el acuerdo con el Mercosur es bueno. Tenemos que empezar a pensar cómo generar prosperidad.
—¿Qué se hará con las resistencias internas en Europa para aprobar el acuerdo en los parlamentos?
—En Europa tenemos un mercado integrado y en los primeros días de la crisis muchos países incrementaron restricciones al comercio. Hemos tenido un problema de proteccionismo en un momento de crisis sanitaria. Hay que avanzar para intentar evitar que eso vuelva a pasar. Poner barreras es lo más fácil, pero a largo plazo no funciona. No hay que dejarse llevar por la ilusión del proteccionismo.
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