Coronavirus en la Argentina. Omar Perotti: "Lo que viene es reconstruir el tejido productivo, pero nada será igual"
Santa Fe estuvo diez días sin que se detectara ningún caso de coronavirus. Ayer se rompió esa marca, luego de que se confirmara una persona con covid-19 en Rosario. La provincia está en la llamada fase 4, pero el gobernador Omar Perotti considera que hay que "evitar que la población se relaje". No se autorizaron salidas recreativas. La estrategia que puso en marcha el gobierno santafesino es ir a buscar posibles casos en sectores vulnerables, sobre todo en Rosario, donde realizarán mayores testeos.
La idea es evitar lo que sucedió en la ciudad de Buenos Aires. La otra es el incremento de los controles en las rutas que conectan con Buenos Aires y Chaco, dos provincias con alto nivel de contagios.
"Ahora hay que poner un ojo en la salud y otro en lo productivo y el empleo", aseguró el gobernador, al reconocer que lo que viene "será un momento de reconstrucción, no solo de la economía, sino también de los vínculos laborales". Perotti dijo que el Presidente siempre respaldó a las provincias, incluso cuando plantearon medidas diferentes en la cuarentena. "Alberto siempre estuvo preocupado por que la situación no se vaya de las manos en las provincias", apuntó.
-¿Hubo alguna receta para que Santa Fe esté en una buena situación sanitaria frente al coronavirus?
-Lo primero fue dedicarle la vida y poner la salud como prioridad número uno. Y esta situación atípica nos obligó a ejercitar una coordinación con todos, tanto los sectores del Estado como el privado. Se logró consolidar un esquema de colaboración. Sin movernos de las directivas que marcó el gobierno nacional, sumamos una mirada regional, con expertos que son de Santa Fe, como la doctora Mirta Roses, y los ministros de Salud que ejercieron sus cargos desde el retorno de la democracia. También fue clave la organización territorial con los intendentes. Había que contener para que al principio nadie se cortara solo y fueran entendiendo que había que tener disciplina con las medidas.
-¿Y se pudo cumplir?
-Fue un esfuerzo enorme para que ningún sector de la producción esencial de alimentos dejara de funcionar, porque se tuvieron que establecer innumerables controles y protocolos para que pudieran trabajar de manera segura. El campo, en Santa Fe, nunca se paralizó. Trece mil camiones que todos los días van a los puertos del Gran Rosario siguieron transitando, porque una de las prioridades del Presidente era que la exportación no se podía parar. Muchos factores se unieron y hubo mucha predisposición de todos. Al que se cortaba solo, como ocurrió con algunas empresas, le caíamos con todo el peso y cortamos la electricidad.
-¿Está cerca la salida de la cuarentena fuera de la ciudad y la provincia de Buenos Aires, que concentran el 80% de los casos?
-Hay que ser cautelosos, porque si uno no define un esquema vertical, todo se desordena. Queremos evitar que las buenas perspectivas que hay en Santa Fe terminen en una situación de relajamiento y el panorama se desordene. Es difícil, porque algunos presionan para relajar la cuarentena y otros por cerrarla, como la exigencia de que se cierren las rutas con Buenos Aires y Chaco. El tráfico con Buenos Aires es esencial para el transporte de mercadería. Ahora definimos mayores controles, pero subió el nivel de personas circulando en autos y no el de camiones. Lo mismo ocurrió con el transporte internacional. Pusimos en marcha una estrategia de control en las estaciones de servicio y las gomerías, que funcionó muy bien.
-¿El gobierno nacional concentró ahora su mirada en el área metropolitana de Buenos Aires?
-Es lógico, porque se concentra la mayor cantidad de casos. Yo hacía lo mismo con Rosario. Sería irresponsable si le dedicara la misma atención que a una pequeña localidad. Desde el principio de la pandemia tuvimos diálogo permanente con el ministro de Salud, Ginés González García, que fue clave para dimensionar el problema que había en la provincia con la falta de respiradores. El Presidente siempre estuvo preocupado por que la situación no se vaya de las manos en las provincias. Siempre hubo un fuerte respaldo y un contacto permanente.
-¿Cómo se atendió la emergencia alimentaria?
-La tarjeta alimentaria, que se repartió antes de la cuarentena, fue clave para llegar a los más vulnerables. Fue imprescindible para que la gente no saliera de los barrios a buscar comida. Ahora estamos mucho mejor, y llegamos a 1000 respiradores, pero partimos de un piso muy bajo, que dejaba mucho riesgo.
-¿Es suficiente?
-En los últimos cinco años, sin el Covid-19, los respiradores en el sector público no alcanzaban a cubrir la demanda de pacientes con enfermedades respiratorias. Todavía nos falta, pero estamos mejor. Ahora tenemos otros desafíos, como mejorar la infraestructura para que los respiradores puedan funcionar con personal capacitado, algo que tampoco había. Por eso se terminó un hospital modular en Granadero Baigorria, que financió el gobierno nacional.
-¿Cuál es la etapa que viene con respecto al coronavirus?
-En Santa Fe vamos a ir a la caza del coronavirus, como infectólogos. Vamos a sumar mayor cantidad de testeos en lugares vulnerables, como geriátricos y barrios populares. La idea es tener un mayor nivel de control en esos territorios para contener con mayor rapidez si se produce un brote del virus, que probablemente haya. En los próximos días vamos a tener una evaluación más certera de lo que significó a nivel sanitario la flexibilización en las grandes ciudades de la provincia, donde el movimiento es del 75 por ciento. Ahora la responsabilidad está depositada en la conducta de la población.
-¿Y frente a la crisis económica?
-Empezamos a sacar la nariz del agua. La crisis económica es aguda, con una caída del 8,5% del PBI en Santa Fe, y una baja en los ingresos provinciales en torno al 40 por ciento. Lo que viene ahora es reconstruir el tejido productivo y del empleo. Nada va a ser igual. A los fondos y créditos nacionales les vamos a sumar herramientas en la provincia para sectores que no pudieron alcanzar ese financiamiento porque no están bancarizados. Lo vamos a generar a través de las mutuales, que son las que trabajaban muchas veces con estos sectores más informales, y con las asociaciones para el desarrollo, que se crearon para las emergencias económicas. Ahora hay que poner un ojo en la salud y otro en lo productivo y en el empleo.
-¿Cómo se reconstituye el tejido productivo con el país sin crédito y al borde del default?
-Es compleja la situación para salir a buscar fondos. Nosotros obtuvimos hace unas semanas un crédito del Banco de Santa Fe por $5000 millones, que iba a ser destinado al pago de las deudas con los proveedores y se destinó en gran parte para atender la emergencia sanitaria. La Nación no va a pagar los intereses de la deuda y esos fondos podrían servir para financiar a las provincias. Será un momento de reconstrucción, no solo de la economía, sino también de los vínculos laborales. Santa Fe va a tener que invertir en conectividad, porque esta situación cambió la forma de trabajo. Estamos buscando financiamiento para cubrir gastos, pero en un momento tenemos que pensar en el desarrollo y en infraestructura.
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