Coronavirus en la Argentina: las marchas no preocupan, el humor social sí
Los gobiernos de Larreta y de Kicillof dicen que las movilizaciones son minoritarias; en Nación se fijan en el nivel de cumplimiento
Luego de las protestas contra la cuarentena que desafiaron la orden de permanecer aislados y mientras se reduce el apoyo a las restricciones en las encuestas, los gobiernos de la provincia y la ciudad de Buenos Aires consideran que las recientes manifestaciones y los llamados aislados a desobedecer las reglas son pasajeras. Descartan, por ahora, una escalada de conflictividad. Pero sí siguen con atención el cansancio social que puede llevar a un sector social a desoír las restricciones.
Las administraciones de Axel Kicillof y Horacio Rodríguez Larreta vieron las marchas de los últimos días como una expresión minoritaria del hartazgo de más de dos meses de cuarentena, pero aseguran que les preocupa porque el apoyo a las medidas para evitar la expansión del coronavirus sigue siendo generalizado.
La respuesta del gobierno bonaerense a la protesta de más de mil autos en Tigre fue tajante: "No existen los focos anticuarentena. En una provincia de 17 millones de habitantes esos grupitos no suman. Es más, estamos queriendo que se repitan manifestaciones como las de Tigre porque quedaron ridículos. Nos parecen perfectas las protestas, no porque las aprobemos, sino porque fortalece el núcleo mayoritario que está en contra", dijeron en el gabinete de Kicillof.
La marcha en Tigre fue secundada por otra menor en la Plaza de Mayo, donde el pedido fue el mismo: regresar a la actividad. Ayer fue el día de movida más importante, que incluyó gente en el Obelisco.
Aunque los gobiernos minimizaron el impacto de las protestas, el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, se refirió al tema esta semana. "No estuvo bueno. Que lo manifiesten de otro modo, sin ponerse en riesgo a ellos y a los demás, justo en la Ciudad de Buenos Aires, donde está radicada la mayor circulación del virus. Entendemos la angustia de la gente. Estamos todos angustiados, pero no hay que perder de vista lo que hemos logrado entre todos", dijo.
Efectivamente en la Casa Rosada siguen con atención el humor social en relación con la disposición a cumplir con el aislamiento, sobre todo si en algún momento hay que dar marcha atrás con las medidas.
El gobierno porteño le quita importancia a las demostraciones de enojo y opta por un tono conciliador. "Más que nunca tenemos que entender lo que le está pasando a la gente y escucharla. Hay que entender que hay angustia y miedo y no se puede no escuchar los reclamos. Tenemos que poder encontrar los mecanismos para contener cada uno", dijo a LA NACION el vicejefe de gobierno porteño, Diego Santilli.
Según el funcionario, el consenso para mantener la cuarentena se mantiene firme como desde el comienzo del aislamiento. "La cuarentena no es la decisión de un gobierno, es de la sociedad, que fue la que cumplió. Los números son claros. Cuando el Presidente tomó la decisión en marzo, la movilidad había bajado el 30% y después el 90%. Hoy, la actividad pasó del 10% al 30%", detalló. La administración porteña afirmó esta semana que las restricciones podrían extenderse hasta que pase el pico de contagios. Según las estimaciones, eso podría ocurrir recién en agosto. Sin embargo, Santilli indicó que durante ese tiempo habrá evaluaciones periódicas sobre si pueden autorizarse algunas actividades. "Algunas provincias y ciudades tienen una realidad distinta y pueden discutir la apertura de un centro comercial o el regreso de las clases. En el área metropolitana es más complicado. No obstante, venimos analizando la sumatoria de actividades y vamos viendo gradualmente, pero hay que tener cuidado", dijo.
Las manifestaciones coincidieron con el surgimiento de declaraciones de distintas figuras públicas que advirtieron por los riesgos de continuar con la cuarentena por tiempo indefinido. Integran ese grupo la presidenta de Pro, Patricia Bullrich, y el exministro de Economía, Alfonso Prat-Gay, entre otros. El sociólogo Juan José Sebreli, por ejemplo, convocó a la desobediencia civil, como ocurrió en Perú con los comerciantes que se organizaron para volver a trabajar.
Qué dicen las encuestas
En paralelo, tras cumplirse dos meses de aislamiento, las encuestas más recientes reflejan una pérdida de apoyo de la sociedad a la cuarentena -aunque una amplia mayoría todavía acepta las restricciones- y un crecimiento de la preocupación por el futuro de la economía.
El último relevamiento de la consultora Real Time Data reflejó una caída de la conformidad con la cuarentena de 26 puntos porcentuales desde fines de marzo (94%) hasta la semana pasada (68%).
El último estudio de Synopsis confirma la existencia de una tendencia a una mayor aceptación de la cuarentena cuando se registra un salto en el número de los contagios, como ocurrió en los últimos días. Ante la pregunta sobre qué haría el encuestado si fuera el Presidente, el 53,8% de los encuestados a principios de mayo contestó que la flexibilizaría, mientras que en los últimos días -tras registrarse un repunte de casos- el porcentaje bajó a 48%.
El informe más reciente de Opinaia, en tanto, demuestra que hubo una caída en el temor a la enfermedad que se vio reemplazado por un aumento del malestar por la economía. Desde el 20 de marzo al 20 de mayo, los que sentían poca o ninguna preocupación por el coronavirus pasaron de ser el 12% al 20%. Al mismo tiempo, los que manifestaron que su mayor preocupación durante el aislamiento era la economía pasaron en ese mismo período del 6% al 13%.
Otras noticias de Covid
- 1
Cristina Kirchner cruzó a Javier Milei, Mauricio Macri y Horacio Rosatti con un duro “mensaje navideño”
- 2
Los cinco anuncios del Gobierno que quedaron en la nada
- 3
Extraños descuidos, la zona liberada y la custodia relajada: los motivos que reactivaron la causa del fiscal Alberto Nisman y la indagatoria a Sergio Berni
- 4
SIDE: el kirchnerismo apunta contra Diego Kravetz y cuestionó el último aumento del presupuesto para inteligencia