El mensaje del presidente Alberto Fernández para su tropa: no hay más margen de error
No hay margen para el error, es el mensaje el presidente Alberto Fernández le envió a su tropa con la expulsión de Alejandro Vanoli de la Anses. Se acabó la paciencia.
En la Casa Rosada ya trabajan con la proyección de que las restricciones que impone la lucha contra el coronavirus durarán todo el año. Habrá nuevas flexibilizaciones en el camino, pero la pandemia, según los funcionarios que orbitan cerca del Presidente, vino para quedarse.
Este escenario, sumado a la crisis económica, cambiaron todo. El equipo de Gobierno está a prueba. "Todos tienen que renovar el compromiso", advirtió un hombre al tanto de las conversaciones del jefe del Estado con sus colaboradores más estrechos.
El Presidente no quiere más problemas y Vanoli cometió dos graves en menos de un mes. Primero, fue uno de los máximos responsables de las largas colas de jubilados y beneficiarios de asignaciones sociales en plena cuarentena por el coronavirus Covid-19, además de tener problemas en la implementación de los planes de ayuda económica para los sectores más desfavorecidos (como el plan del IFE).
Pero, además, el ahora extitular de la Anses cometió otro error: el Estado perdió la representación en los directorios en algunas de las empresas más importantes del país, entre ellas Telecom, por no presentarse a las asambleas. El Presidente tenía resuelto poner en esas sillas a "políticos de peso". La consumación de esta equivocación fue determinante.
Enterado de la situación, el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, llamó poco después del mediodía a Alberto Fernández con la novedad. El Presidente le pidió la cabeza y su mano derecha ejecutó la orden. Acto seguido, lo convocó a la Casa Rosada donde le pidió la renuncia en nombre del jefe de Estado.
Pese a que salió eyectado de la Anses, una de las cajas más importantes del gobierno nacional, Vanoli no caminará por el desierto. "Algún lugar le vamos a encontrar. Quedó claro que no podía jugar de 9, pero eso no quiere decir que no pueda ser un buen 3", anticipó con una analogía futbolera un funcionario al tanto de cada paso que dieron el Presidente y el ministro coordinador.
En medio de la cuarentena y con una economía que languidece a paso firme, la sucesión de errores propios dejó expuesta una construcción de poder que fue armada para otro contexto. Alberto Fernández cedió parte de la botonera a su principal socia, la vicepresidenta Cristina Kirchner, pero también al presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, y a las organizaciones sociales.
La Anses se sumó a los problemas internos que golpearon la imagen del Presidente por los alimentos con sobreprecios que pagó el Ministerio de Desarrollo Social y las diferencias en el área de Justicia en la polémica alrededor de los presos que son beneficiados con las prisiones domiciliarias.
Demasiadas terminales de poder abiertas como para mantener un control férreo, como el que hace falta en esta instancia, según lo que transmite en privado el Presidente.
El gabinete que armó Alberto Fernández tenía otro propósito; lo ideó pensando en otro esquema. El coronavirus borró todas las proyecciones, pero no habrá cambios, al menos en esta etapa. Es por eso que Vanoli será expuesto como un ejemplo dentro del gobierno nacional. Las equivocaciones tendrán consecuencias y se pagarán. No hay más paciencia para los errores propios.
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