Coronavirus en la Argentina: las cifras que analizará el Presidente para decidir si levanta la cuarentena
Nadie, ni siquiera Alberto Fernández, conoce hoy con absoluta certeza la fecha del levantamiento de la cuarentena. Ninguno de sus funcionarios sabe con anticipación qué pasará después del 26 de abril, cuando venza la tercera fase del aislamiento obligatorio que se inició el 20 de marzo para frenar el avance del coronavirus. Pero en el gobierno nacional delinearon en las últimas semanas un tablero de control con las variables que analizarán el Presidente y sus asesores para decidir si se interrumpe el confinamiento.
Hay tres factores determinantes. Los dos más conocidos son la situación epidemiológica, es decir, el nivel de expansión del virus, y la capacidad del sistema de salud para procesar un pico de contagios. El tercer elemento es el "factor conductual", referido al nivel de acatamiento de la cuarentena por parte de la sociedad. Cuando las tres variables estén alineadas, explican en el sector presidencial de la Casa Rosada, estarán dadas las condiciones para avanzar hacia una flexibilización de la cuarentena, al menos en zonas del país con baja circulación viral.
Dos de esos indicadores, la situación epidemiológica y el factor conductual, hoy arrojan resultados positivos, analizan en la Jefatura de Gabinete. El sistema de salud tendrá la capacidad adecuada, en dos o tres semanas, prometen en el entorno del Presidente, a partir de la construcción de hospitales modulares, el reacondicionamiento de centros de salud ya existentes, y la adquisición de respiradores artificiales y otros insumos sanitarios. Podría llegar a hacer frente, según esas proyecciones, a un pico de 100.000 casos simultáneos, 50 veces más que los registrados hoy.
Entonces, ¿puede esperarse una interrupción de la cuarentena durante la primera quincena de mayo? Hacer un pronóstico es más difícil de lo que parece. Se opera sobre un equilibrio inestable, que puede alterarse con facilidad. El problema más grande, advierten en la Casa Rosada, es que ninguna de las variables está congelada, por lo que habrá que ver cómo evolucionan en las próximas semanas. "Si la curva de casos se descontrola, las proyecciones sobre la capacidad hospitalaria van a quedar desactualizadas", explica un funcionario que tiene acceso a todas las variables del tablero de control.
Hasta el momento, en el Gobierno se muestran satisfechos con lo conseguido, en especial en el aspecto epidemiológico. "Logramos achatar la curva", expuso el viernes el Presidente, nutrido de gráficos, elaborados por el Ministerio de Salud y supervisados por el comité de asesores científicos.
Lo que se requiere son 5000 camas de terapia intensiva (con 5000 respiradores) disponibles para pacientes con coronavirus en estado crítico. Esa cifra podría alcanzarse a fines de mes o principios de mayo, estiman en la Casa Rosada.
El ministro Ginés González García sigue con especial atención la evolución de dos de esos datos. Por un lado, la tasa de duplicación del virus, es decir, cuánto tiempo lleva la duplicación de los casos existentes. El 20 de marzo era de 3,3 días y el 10 de abril, de 10,3. Por otro lado, la tasa de positivos, esto es, qué porcentaje de los casos analizados cada día detectan el virus. En el inicio de la cuarentena superaba el 20 por ciento y hoy, a partir del aumento de los testeos, está por debajo del 10 por ciento.
Si el aislamiento obligatorio resultó exitoso para el achatamiento de la curva de contagios, como destacó un estudio reciente de la Universidad de Buenos Aires (UBA), y postergó de principios de abril a fines de mayo la proyección del pico de la enfermedad, ¿por qué levantar la cuarentena? A las urgencias económicas se agrega un elemento epidemiológico. En la Casa Rosada responden que la estrategia de confinamiento hizo que el pico esperado ya no sea tan pronunciado, por lo que, bajo determinadas condiciones, se puede asumir el riesgo de flexibilizar la cuarentena, siempre que el sistema de salud esté preparado. El tiempo ganado desde el 20 de marzo fue fundamental, destacan.
A las 8500 camas de terapia intensiva existentes en centros públicos y privados antes del inicio de la pandemia, debían sumarse, según los cálculos del Gobierno, unas 1500. En realidad, lo que se requiere son 5000 camas de terapia intensiva (con 5000 respiradores) disponibles para pacientes con coronavirus en estado crítico, dado que las restantes permanecen ocupadas por otro tipo de pacientes. Esa cifra podría alcanzarse a fines de mes o principios de mayo, estiman en la Casa Rosada, con la cantidad suficiente de profesionales de la salud. "Siempre que no haya muchos contagios entre los médicos", advirtió un funcionario que habla a diario con el Presidente. En Chaco, más de la mitad de los contagios se dio entre profesionales de la salud.
Para evitar que esas situaciones se repliquen es determinante conseguir los insumos de protección: barbijos guantes y camisolines. Mientras tramita la compra de 53 millones de barbijos profesionales, el Ministerio de Salud apura las gestiones para adquirir 23 millones de camisolines. "Lo que más me preocupa es la indumentaria", se lo oyó decir a González García esta semana. En la Argentina, hay solo tres fábricas que los fabrican.
El factor conductual y los mapas de calor
El Gobierno necesita, por último, que el acatamiento de la cuarentena se mantenga en niveles altos para tener bajo control el "factor conductual". Solo en ese escenario podrá avanzar en una flexibilización gradual de las restricciones de circulación, sin temor a una situación de caos.
En la Casa Rosada recurren a tres herramientas tecnológicas para monitorear esa variable. La primera es la cantidad de viajes en transporte público que se hacen a diario en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) con la tarjeta SUBE. Ese indicador está por debajo del 20 por ciento respecto del promedio precuarentena.
A eso se agregan dos mapas de calor. Uno de ellos marca mide niveles de circulación, con colores que van del verde claro al rojo oscuro. Se elaboró con "datos anonimizados", aportados por Movistar, que indican el movimiento de diez millones de usuarios, según las celdas que captan las llamadas o el uso de datos. De acuerdo con ese índice, el nivel de circulación en todo el país es menor a un 30 por ciento respecto del promedio de la semana previa a la cuarentena.
El otro es un mapa de movilidad elaborado por Google a partir del historial de ubicaciones de los usuarios de la aplicación en los teléfonos celulares. Según ese indicador, bajó notablemente la movilidad, en especial, en áreas de recreación, como bares, cines y restaurantes, y en plazas y parques. Ese estudio señala que el único incremento en los movimientos de las personas se dio alrededor de los hogares de los usuarios, en línea con el pedido del Gobierno.
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