Coronavirus en la Argentina: Kicillof y Larreta quieren una flexibilización "más lenta" que el Presidente
Objetivos similares, velocidades diferentes. La lucha contra la expansión de la pandemia de coronavirus obliga a trabajar "en conjunto", repiten el presidente Alberto Fernández, el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, y el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta.
Más allá de la sintonía que las tres administraciones vienen mostrando desde que comenzó la cuarentena, hace casi 50 días, los caminos comienzan a bifurcarse: es hoy la Casa Rosada la que pretende, de la mano de la exitosa política para "aplanar la curva", ir "más rápido" en el proceso de flexibilización y habilitar más actividades económicas y recreativas, al margen de la segura postergación de la cuarentena hasta el 24 de mayo.
Son Kicillof y Rodríguez Larreta quienes prefieren posponer esos avances, preocupados por la situación en el superpoblado AMBA, cargando el costo político de medidas "antipáticas" pero con el objetivo de tener bajo control al virus.
Razones económicas y políticas -el desgaste ya afecta la imagen del Gobierno en las encuestas- impulsan la decisión de liberar a muchas localidades y provincias enteras de muchas restricciones, mientras los responsables de los dos territorios clave del país se mueven con mesura y caminan a paso lento, atentos a la posibilidad de que una "chispa" encienda un fuego incontrolable de contagios y muertes, con la vista puesta en las calles y transportes, geriátricos y barrios populares.
En el Gobierno, y también en las intendencias bonaerenses con pocos casos de coronavirus, la mirada coincide. "La cuarentena se está desgranando sola", señalan un asesor presidencial y un intendente oficialista del conurbano.
Ante esta situación "inevitable", en la Casa Rosada sostienen que el Presidente anunciará el domingo que la cuarentena sigue otras dos semanas, pero anticipan que también "dirá hacia dónde va el país, trazará un horizonte" en lo económico, que hoy reclaman vastos sectores de la economía. "Si no flexibilizamos nosotros, lo va a hacer la gente por su cuenta", escuchó el Presidente esta semana de boca de uno de los miembros del comité de infectólogos que lo asesora.
Desde algunas intendencias peronistas -sobre todo en la primera sección electoral- hablan del "cinismo social y político" que "empuja las reaperturas". Para ese jefe comunal, "la gente quiere penalizar al que no usa el barbijo, pero a la vez que le habiliten su local para poder generar ingresos".
Conclusión: el malhumor social creciente por la imposibilidad de salir a la calle o desarrollar actividades, en algunos casos durante casi dos meses, impulsa al Gobierno a intentar acelerar los tiempos.
Con la mano en el freno están, por razones similares, Kicillof y Larreta. "Es cierto que en la Rosada están más aperturistas que nosotros y Kicillof", afirman cerca de Rodríguez Larreta, quien escucha, sobre todo, a su ministro de Salud, Fernán Quirós, quien califica de "errática" la curva de infectados en la ciudad, y advierte día a día sobre los riesgos de contagios masivos si los controles se relajan.
Las preocupaciones de Larreta y Kicillof
La reciente y dramática ola de contagios en la Villa 31 y otros conglomerados superpoblados, la siempre frágil situación en los geriátricos y la gran cantidad de profesionales de la salud infectados componen un combo de amenazas que en la ciudad ven como serio limitante para otorgar más permisos a partir del domingo. "Tiene que ser una apertura gradual, cuidada. Algo hay que hacer, pero debemos ser extremadamente prudentes", afirma Quirós.
"El frío recién está comenzando. Hay que esperar, al menos, hasta fines de mayo y ahí decidir si abrimos", coincide un intendente de la tercera sección electoral bonaerense que conversa a diario con Kicillof, a quien ve "mucho más cauto" que días atrás antes de dar nuevas autorizaciones y permisos. "Tomó conciencia de que si abre, la responsabilidad es de él", razona el jefe comunal, y agrega: "No hay ningún elemento que nos diga que esto se terminó. Todo lo contrario", afirmó el intendente peronista con tono preocupado.
Ni Kicillof ni Rodríguez Larreta creen que sea posible adoptar, en la zona metropolitana que comparten, las "caminatas recreativas" que el Presidente instauró días atrás, con el aval del comité de infectólogos que lo asesora.
"Esta es una discusión que va a ocurrir. Y alguien, seguramente va a salir herido", especulan fuentes oficiales. El viernes, prometen desde las tres administraciones, habrá una propuesta conjunta para la continuidad de la lucha contra la pandemia.
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