Coronavirus en la Argentina: la flexibilización de la cuarentena divide a los intendentes del conurbano

Detrás de las quejas estridentes del kirchnerismo bonaerense contra Horacio Rodríguez Larreta y las amenazas de cerrar los accesos a la Capital, se despliegue una batalla silenciosa en la que el gobernador Axel Kicillof tiene que ejercitarse en el arte de la negociación política. Los intendentes del conurbano lo tironean en direcciones contrarias respecto de la gestión de la cuarentena en sus distritos.
La grieta entre aperturistas y restrictivos explica en gran medida los mensajes en apariencia contradictorios del gobierno de la provincia respecto de qué actividades se deben permitir y cuáles deben seguir congeladas. Es una división que ocurre en el mismo seno del peronismo, donde la unidad de criterio se difumina.
Hay una suerte de línea divisoria que, en parte, alinea a los intendentes de un lado o del otro. El sur del conurbano (la tercera sección electoral), donde el kirchnerismo duro tiene mayor peso, se enfrenta de manera abierta a la apertura comercial de Larreta, al que acusan de "poner en peligro" a los habitantes de la provincia. El oeste y el norte (la primera) -con peronistas de menos llegada al Instituto Patria- reclama protocolos parecidos a los que rigen del otro lado de la General Paz.
Así quedó plasmado en un documento común que difundieron ayer los intendentes peronistas Juan Zabaleta (Hurlingham), Alberto Descalzo (Ituzaingó) y Fernando Moreira (San Martín), junto con los opositores Jaime Méndez (San Miguel) y Diego Velenzuela (Tres de Febrero). Los cinco le piden a Kicillof un plan de flexibilización "responsable" para sus distritos que atienda la situación económica local.
En esa región imaginaria de 1,5 millones de habitantes aspiran a que se habiliten gran parte de los comercios locales, las mudanzas y la obra privada, casi un calco de la situación que rige en territorio porteño.
"Todos los jefes comunales son conscientes de que la economía puede recuperarse, pero una muerte no. Mantener ese equilibrio se ha vuelto uno de los desafíos más complejos a resolver en este proceso. En la mesa de trabajo se abordó la necesidad de poner en marcha una flexibilización responsable, cautelosa y progresiva del aislamiento social", sostienen los cinco intendentes.
En lo relativo a los comercios, el pedido incluye autorizar el "take away" en los restaurantes, la compra online y la actividad en aquellos locales que puedan funcionar con empleados de la zona.

En el sur ultrakirchnerista, las posturas parecen totalmente opuestas. El viernes pasado la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza (figura de La Cámpora) había acusado a Larreta por hacer algo similar a lo que piden sus colegas del oeste: "Nos parece un acto de irresponsabilidad por parte del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires habilitar los comercios. Representa un riesgo enorme para toda la población".
Juan José Mussi, de Berazategui, había sugerido cerrar los accesos a la ciudad si Larreta no revisaba su decisión. Una idea a la que se sumó hoy el ministro de Seguridad, Sergio Berni, luego desautorizado por su colega de Gobierno, Teresa García.
Andrés Watson, de Florencio Varela, se había sumado a la ofensiva: "Vemos con mucha preocupación la apertura de comercios en CABA y pedimos que evalúen la situación. No están pensando en la magnitud de los contagios". Fernando Gray, de Esteban Echeverría, advirtió que "la cuarentena debe continuar de manera muy restrictiva en el conurbano". El argumento central: la preocupación de que la circulación comunitaria termine por causar una catástrofe en los barrios más pobres del Área Metropolitana.
El opositor Néstor Grindetti, de Lanús, rechaza esa postura. Él también elevó a Kicillof un pedido para flexibilizar el aislamiento en su municipio. Pretende la apertura de peluquerías y barberías, de negocios de indumentaria y calzado (con venta a la calle) y de inmobiliarias con visitas a departamentos.
En la zona norte, los opositores Jorge Macri (Vicente López) y Gustavo Posse (San Isidro) también quieren una apertura de comercios -siempre con las limitaciones sanitarias correspondientes-. En Tigre, el peronista Julio Zamora reclama revisar la cuarentena férrea.
Kicillof se inclina por ser lo más restrictivo posible, pero la presión de los aperturistas explica el comunicado -algo confuso- con el que ayer intentó ordenar la situación. Allí refleja que analizará los pedidos de los intendentes y determinará si autoriza o no lo que pidan. Abre la puerta a permitir protocolos muy similares a los que rigen en la Capital.
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