Coronavirus en la Argentina: aumenta el malestar entre los gremios de la salud y el Gobierno por la crisis sanitaria
El vínculo entre los gremios de la salud y el gobierno nacional se tensa cada vez más a medida que el coronavirus avanza en la Argentina. Los cortocircuitos entre los médicos y los funcionarios se replican en las provincias, sobre todo en Buenos Aires, donde gobierna Axel Kicillof. Las autoridades intentan a contrarreloj que el sistema llegue mejor preparado para el pico de contagios.
El espíritu en común es ayudar a sobrepasar la crisis de la mejor forma posible. Pero las buenas voluntades ante el "enemigo invisible" ocurren en un sistema de salud fragmentado, que arrastra deficiencias de inversión y coordinación. Con la crisis económica actual no hay recursos suficientes para reforzar el sistema frente a una pandemia de esta magnitud. Los tres motivos de la tensión son la falta de insumos, la contratación de médicos extranjeros y los sueldos.
Pasaron dos meses desde que se detectó el primer caso de coronavirus en el país y el Gobierno informó que el 14 por ciento de los contagios pertenecen al personal sanitario. La cifra es alta: la Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó hace dos semanas sobre registros superiores al 10 por ciento en los países más complicados.
En el comienzo de la semana pasada, el ministro de Salud nacional, Ginés González García, responsabilizó al personal sanitario por esos contagios, los que atribuyó "en su mayor parte" a acciones "omnipotentes" de médicos que se presentan a trabajar con síntomas.
Las declaraciones oficiales causaron fuerte rechazo entre los trabajadores. La Federación Sindical de Profesionales de la Salud (Fesprosa) respondió con un duro comunicado donde planteó que el Gobierno realizaba acusaciones infundadas. "¿Le consta que todos los contagiados tuvieron a disposición equipos de protección en tiempo y forma?¿Que las enfermeras que fueron a trabajar con fiebre no fueron presionadas por las patronales?", le preguntaron a García, retóricamente.
La ATE y la CTA Autónoma informaron a LA NACION el miércoles que pidieron formalmente al Gobierno la provisión de equipos de protección personal, una unidad de monitoreo permanente y testeos combinados. Y desde la Asociación de Médicos de la República Argentina (AMRA) manifestaron su descontento y exigieron al gobierno bonaerense que les habilite un "poder de policía" para controlar si los trabajadores tienen las condiciones adecuadas y si se cumplen protocolos tales como la separación de áreas de contacto con pacientes con Covid-19.
El miércoles por la noche, González García suavizó su postura. "Los trabajadores de la salud son los grandes héroes, porque se exponen más al riesgo. Por eso hay una tasa más alta entre ellos. Nos preocupa y estamos viendo cómo hacemos para que tengan cada vez mejor cobertura", deslizó el ministro ante una consulta sobre los contagios, en TN.
Falta de insumos
Los profesionales de la salud consultados por LA NACION atribuyen los contagios no a la irresponsabilidad, sino a la falta de descanso, las largas jornadas de trabajo y los problemas con los equipos de protección. El acceso no es homogéneo, sobre todo en los distritos más poblados, la Ciudad y la provincia de Buenos Aires, donde se concentra el 70 por ciento de los casos.
"Tenemos dificultades con los barbijos. No están asegurados para todos", dijo Marta Márquez, titular de Cicop, el gremio mayoritario de personal profesional de la salud de la Provincia.
Jorge Gilardi, titular de la Asociación de Médicos Municipales, que nuclea a los trabajadores porteños, afirma que hay demoras en la entrega de elementos de protección. "Llegan a destiempo, de forma heterogénea. Hay serias dificultades de logística y la calidad no es la esperada", expresó a LA NACION.
Los gremios consultados manifestaron entender las dificultades de los gobiernos para comprar los insumos en el mercado internacional por la alta demanda en la pandemia. Pero pidieron que no se los responsabilice por los contagios.
Las vacantes de médicos
Otro problema que enfrentan los gobiernos es la falta de personal. Recientemente el gobierno provincial convocó a profesionales de la salud para cubrir vacantes en centros de salud de zona norte del conurbano, Tecnópolis y la clínica Antártida, de Caballito. Ofrecieron contratos de 65.000 pesos por 36 horas de trabajo.
Según informaron fuentes bonaerenses, las vacantes de profesionales no médicos -kinesiólogos, enfermeros- fueron cubiertas. Pero con los médicos no ocurrió lo mismo: afirmaron que necesitan 700 y se presentaron 350. El gobierno provincial sostuvo que "no alcanzará" para el pico de contagios y sostuvo que el 70 por ciento de los médicos no quiere ir a trabajar a los lugares "difíciles del conurbano".
En AMRA rechazaron la acusación y destacaron que los médicos no adhieren a las convocatorias por las condiciones en que se trabaja. "La pregunta es por qué no quieren ir. Acá hay una desinversión en salud que viene de décadas. Se destruyó la salud pública desde lo salarial, lo edilicio y las condiciones de trabajo", dijo el secretario general del sindicato nacional que tiene fuerte presencia en la provincia de Buenos Aires, Erick Mendoza.
Con el alegato en estos faltantes, el gobierno bonaerense volvió a deslizar el jueves que si siguen necesitando médicos, tendrán que acudir a la importación de médicos cubanos. Una medida que, desde que se conoció hace dos semanas, causó resistencia entre todos los gremios, de forma prácticamente unánime.
"Hay médicos de sobra, pero están mal pagos, sin elementos. Y encima quieren traer médicos cubanos, para pagarles en dólares. Es demasiado fuerte", lanzó el referente de la Confederación de Médicos de la República Argentina (Comra), Jorge Iapichino. El Gobierno no brindó detalles aún sobre la forma en que se les pagaría, ni los costos.
"Hace años venimos denunciando que no hay políticas de recursos humanos para que se radiquen médicos en los lugares más alejados. Nunca dieron importancia a la atención primaria", agregó Jorge Coronel, titular de la organización de integrada por agrupaciones médicas de todas las provincias.
Los gremios rechazan la contratación de médicos cubanos por tres motivos. Por un lado, porque trabajarían sin título revalidado. Por otro, por la inversión que representarían. Y en tercer lugar, por la representación simbólica: creen que deberían mejorarse antes las condiciones de los trabajadores ya presentes en el país que, aseguran, son suficientes en cantidad.
"Estamos de acuerdo con que ingresen médicos, sin importar su nacionalidad. Pero que ingresen con títulos habilitantes, como corresponde", enfatizó Coronel, quien envió una nota al gobierno nacional manifestando su rechazo.
"Hace años tenemos problemas para ingresar profesionales al sistema. Se paga mal y se trabaja en malas condiciones", agregó Marta Márquez, titular de la Asociación Sindical de Médicos de la Provincia de Buenos Aires (Cicop).
Sueldos, impuestos, hijos y discriminación
Los sueldos de los ingresantes de planta del sector salud son inferiores a los 40 mil pesos. Y la semana pasada los trabajadores de Provincia cerraron -en disconformidad- una paritaria con un aumento del 25%. A partir de mayo, el salario será de 46 mil pesos. Según datos del Indec, en febrero, la canasta básica total fue de 41 mil pesos.
Recientemente, el gobierno nacional dijo que otorgará un bono de 30 mil pesos al personal de salud, en concepto de presentismo, repartidos en todo el año. Pero desde los gremios señalaron que estos agregados se diluyen en impuestos. Un reclamo histórico del sector es que se los exima del impuesto a las Ganancias.
Por la cuarentena, los ingresos de los médicos disminuyeron por la suspensión de la mayor parte de sus actividades privadas. La mayor parte de los consultorios se encuentran cerrados y las obras sociales y prepagas ya avisaron que recortarán porcentajes a los valores de las consultas.
A estas condiciones se suman temas de índole personal, sobre todo para los médicos con profesiones vinculadas con las consecuencias del coronavirus. Uno de los más complicados es el cuidado de los hijos. Muchos médicos no tienen con quién dejarlos -sin acceso a niñeras y con los adultos mayores aislados- y reclaman que desde el sistema de salud no hay políticas de apoyo en ese sentido.
Mientras tanto, como en las cúpulas, en el llano también hay cortocircuitos. Así, proliferan los casos de vecinos que amenazan y discriminan a médicos y enfermeros por miedo a los contagios. Aunque todas las noches, a las 21, miles de personas salen a los balcones de todo el país para aplaudir al personal de salud.
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