Córdoba, la provincia sin alineamientos que todos quieren conquistar
El gobernador Schiaretti no se alinea con el kirchnerismo y es criticado por su gestión desde ese sector; Macri reivindica el distrito como su “casa”
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CORDOBA.- La provincia de Córdoba no sólo está en el centro del país sino que pareciera ser el corazón de las peleas de los dos lados de la grieta. El kirchnerismo duro acusa a Juan Schiaretti de ser “socio” político de Mauricio Macri y el expresidente asegura que es “su casa”. Distintos factores explican esta centralidad política incluyen los buenos resultados electorales de Cambiemos en las últimas elecciones, la dificultad de los K para hacer pie y un gobernador de trata de mantenerse prescindente. Hoy llega el presidente Alberto Fernández y en las redes un grupo rechazó su visita, la primera oficial que realiza.
Después de Buenos Aires, Córdoba es el mayor distrito del país gobernado por el peronismo; le sigue Santa Fe. Schiaretti no apoyó a Fernández en la campaña y ya en la gestión avala algunas decisiones de la Casa Rosada y se opone a otras, básicamente a aquellas que sabe que le costaría parte de sus votantes. Para el analista Marcos Novaro que la provincia quede a menudo en medio de los cruces se relaciona con que el electorado peronista es “económicamente más antikirchnerista que el radical” y con que los K “no ha encontrado buenos voceros” en el distrito.
Para Eduardo Fidanza hay algunas peculiaridades a tener en cuenta como que fue históricamente un reducto radical y de tradición fuertemente antiperonista, un sesgo explicó en buena parte el ascenso de Macri a la presidencia, debido al enorme aporte relativo de votos que obtuvo allí. Enfatiza que, en torno al “liderazgo” de Schiaretti se constituyó una cultura provincialista fuerte (el “cordobecismo”) que es hoy “una cepa significativa de un peronismo que se resiste, sordamente, al dominio kircherista”.
“Tenemos, por un lado, un conflicto histórico entre peronismo (indistinto) y antiperonismo y, por otro, una disputa entre un peronismo provinciano y el kirchnerismo, lo que configura un escenario con muchos estímulos para la pelea política”, plantea Fidanza y agrega que la situación es compleja porque se produce “un extraño alineamiento: existe una afinidad implícita entre votantes radicales progresistas y seguidores de Schiaretti, que rechazan a Macri y a Cristina”.
Sergio Berensztein se suma al análisis y repasa que Córdoba ha sido productora de “candidatos nacionales” como Eduardo Angeloz, Fernando De la Rúa y De la Sota, “para muchos quien posiblemente hubiera ocupado el lugar” que hoy tiene Fernández. También señala que la jurisdicción donde Juntos por el Cambio hizo las mejores elecciones, está gobernada hace más de 20 años por una coalición dominada por el peronismo. “Es una especie de contradicción que genera elementos interesantes en lo político, ya que se puede hablar de un votante racional. Todas las provincias tienen identidad, pero el fenómeno del ‘cordobesismo’ no se da en otro lado”.
Los analistas coinciden en que el kirchnerismo no pierde votantes cordobeses con las críticas. “Tal vez tenía una esperanza de que, con la muerte de De la Sota, hubiera un cierto realineamiento pero no se dio y Schiaretti quedó más aislado en lo nacional. Es una frustración frente a un distrito complejo para este peronismo populista”, agrega Berensztein. Otro elemento transversal que mencionan los consultados por LA NACION es que Horacio Rodríguez Larreta, en la Ciudad de Buenos Aires, es visto más separado de Macri, instrumentando su propia estrategia.
LA MIRADA PARTIDARIA
Carlos Gutiérrez, diputado nacional de Hacemos por Córdoba, sostiene que las críticas de los últimos días de la Nación no tienen justificación: “No hacemos política con la pandemia y no somos fundamentalistas, tomamos las decisiones que corresponden en cada momento. Buscamos formas eficientes de equilibrar las situaciones y, desde el inicio, hemos hecho las inversiones para tener un diferencial de camas importante. Para administrar la crisis aceptamos los criterios de Nación y los adoptamos cuando creemos que corresponden, mientras que nos diferenciamos –porque las autonomías provinciales lo permiten- si consideramos que así debe ser”.
Su par en el Congreso del Frente de Todos, Pablo Carro, dice que Córdoba –mirada desde las “oficinas porteñas, casi siempre a través del prisma de los resultados electorales”- suele ser “idealizada por unos y demonizada por otros”. A su entender lo mismo pasa con “el consenso neoliberal con apoyo popular que logra Schiaretti y su ‘cordobesismo’”, lo que es “aprovechado” por la administración provincial porque “su negocio político es no alinearse y desentenderse de los problemas y los debates nacionales”.
“En la medida en que la oposición radicaliza su discurso con pala y pico todos los días para que la grieta crezca, se estrechan los márgenes de autonomía para el Gobierno cordobés –continúa-. Porque lo cierto es que sin la ayuda económica de Nación (en dos años Fernández puso más recursos que Macri en cuatro) Córdoba estaría en llamas. La pandemia nos impone una responsabilidad que debe ser compartida por oficialismo y oposición, por provincia y nación, porque nadie se salva solo”.
Juntos por el Cambio –después de la última visita de Macri- atraviesa una crisis interna que se resolverá, seguramente, en las Paso. Hay integrantes de la alianza que interpretan que los elogios permanentes del expresidente a la provincia, complica más que ayudar.
“El kirchnerismo necesita un enemigo y si lo puede visibilizar mejor, los ataques a Córdoba son para su tropa porque es un distrito que les es esquivo –describe el senador nacional Luis Juez-. Les encanta mirarse en el Cordobazo pero rechazan la provincia que siempre patalea contra el poder federal. Los cordobeses expresa con nitidez todo lo que no ellos no quieren. Y Schiaretti especula”.
Para el radical Ramón Mestre, Córdoba tiene “profundos valores republicanos, institucionales y banderas históricas que ha levantado y representado” su partido y que lo sigue haciendo en Juntos por el Cambio, un espacio “amplio y diverso” que integran otras fuerzas. No duda de que en la provincia “se nota más fuerte las diferencias que los cordobeses hacen y tienen con el kirchnerismo, en cuanto a formas de hacer política”. Plantea que eso se vio en las elecciones de los últimos 15 años. “Creo que esta Córdoba se siente representada por los valores de Juntos por el Cambio y que nadie puede arrogarse la titularidad, ni los votos, solamente el pueblo cordobés”.
Respecto del radicalismo, Fidanza puntualiza que sigue siendo una fuerza “importante” en Córdoba pero debe resolver tres cuestiones: diferenciarse de Macri, cuya imagen “ha caído mucho en la provincia” sin romper la coalición; lograr la unidad y comprender que comparte votantes con Schiaretti.
Desde Pro, la senadora Laura Rodríguez Machado entiende que el kirchnerismo “volvió” a tomar a la provincia como “opositora” y por eso intenta “limitarla en diferentes áreas, también en las opiniones de sus dirigentes respecto a la Nación”. Está convencida de que significará el “gran escollo electoral” que deberá atravesar el Gobierno “por la autoestima de los cordobeses que no queremos que nos avasallen”.
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