Conurbano. El Frente de Todos apuesta a revertir la elección, pero prima el escepticismo
Las medidas anunciadas por el oficialismo no modifican las expectativas de los bonaerenses; qué se dice en las calles de Quilmes, Florencio Varela, La Matanza y Tigre
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Osvaldo Espósito está sentado detrás del mostrador de una óptica con más de 50 años de trayectoria en la peatonal Rivadavia, en el centro de Quilmes. Afirma haber escuchado o leído sobre las medidas económicas que lanzó el Gobierno tras la derrota en las PASO, pero indica que no percibe cambios en la situación del comercio. Lucas Hernández, vendedor ambulante, soporta el sol del mediodía en la calle Monteagudo, otra peatonal, pero en Florencio Varela. Cuenta que, por la pandemia, se quedó sin su trabajo de vendedor de remeras en recitales, y recaló en el puesto callejero de barbijos y accesorios. Escuchó sobre el control de precios y sabe que la Asignación Universal por Hijo (AUH) aumentó, porque en su hogar son beneficiarios.
De la batería de medidas lanzadas por el oficialismo tras la derrota en las elecciones primarias, solo se conoce una parte en las calles de distritos como Quilmes, Florencio Varela, La Matanza o Tigre, cuatro de los puntos del conurbano donde el Frente de Todos perdió votos con respecto a 2019. El control de precios es la herramienta más identificada. Pero, mayoritariamente, los testimonios de jubilados, empleados, comerciantes, vendedores ambulantes o beneficiarios de alguna asignación social coinciden en que el voto de las generales irá en sintonía con el de las PASO, más allá de la inyección de recursos.
Lejos de la tranquilidad con la que supo afrontar históricamente las contiendas electorales en el conurbano bonaerense, el escenario de 2021 le impone al peronismo desafíos desconocidos. Para un sector cada vez más grande de la población, el actual oficialismo ya no representa la solución automática a sus problemas más acuciantes.
En ese sentido, a Espósito y a Hernández los une el escepticismo. Dudan de que los anuncios económicos provoquen un cambio que le permita al gobierno de Alberto Fernández dar vuelta lo sucedido el 12 de septiembre. El comerciante tiene previsto sostener su voto, contrario al peronismo, y el vendedor ambulante volverá a elegir a la izquierda, como hizo en las PASO.
“No noté medidas para el comercio. No viene gente a comprar. Para esta fecha, no podía estar solo [atendiendo]. Estoy solo y sobro”, afirma Espósito a LA NACION, en la óptica de Quilmes. Entre las medidas sobre las que dice haberse enterado está el control de precios, aunque indica que todavía no fue a comprar para poder constatar si es efectiva. “Pienso que el voto está decidido. El mío no cambia y el del resto de la gente creo que tampoco”, sostiene el comerciante, que señala que no votó al oficialismo en septiembre.
Con la candidatura a diputado provincial del exintendente Martiniano Molina, Juntos alcanzó en Quilmes el 42,2% de los votos, siete puntos arriba del Frente de Todos (35,2%), que tiene a la intendenta camporista Mayra Mendoza como su principal figura en el distrito. Aquel es un porcentaje que, comparado con las generales de octubre de 2019, representa la pérdida de un caudal de alrededor de 80 mil votos.
A pocas cuadras de la óptica de Espósito, Daiana espera en una fila del Banco Nación una solución a un inconveniente que le impide cobrar un plan de cooperativas. También percibe la AUH, cuyo monto el Gobierno duplicó, pero asegura que a ella no le llegó el aumento. “Nunca lo vi. La cooperativa sí aumentó, pero hace cuatro meses que no puedo cobrar”, dice. Cree que la mayoría tiene el voto decidido y que no lo cambiará. “Yo no decidí”, afirma la joven.
Según un estudio de Federico González y Asociados realizado entre el 19 y el 24 de octubre, un 71,6% considera que las medidas las decidió el Gobierno “con el objetivo de ganar las elecciones”; solo el 20,1% piensa que se deben a la “convicción de que resultan adecuadas”.
Entre ellas, “convertir planes en trabajo” figura como la mejor valorada. Un 51,6% dice que, con esa decisión, le dan “más ganas de votar al Gobierno”. Por el contrario, los “viajes de egresados gratis” implementados por el gobernador Axel Kicillof generan que un 48,6% tenga “menos ganas” de apoyar al oficialismo.
Por su parte, a fines de septiembre, Management & Fit realizó un sondeo en el que concluyó que un 75,4% de los encuestados no estaba dispuesto a cambiar su voto “como consecuencia de las medidas anunciadas y los cambios de gabinete”, mientras que sí lo haría un 15,3%.
En la peatonal quilmeña, se pueden ver las mesas políticas del Frente de Todos y de Juntos. En el puesto oficialista, Florencia cuenta que están “informando sobre las nuevas medidas y sobre las ayudas del municipio”. Y agrega: “Viene el que ya acompaña y nos pide más presencia en la calle”.
Mientras hace un alto en su trabajo en un local de comidas rápidas, Fernando, que tiene 19 años, afirma no estar al tanto de las medidas y, por su situación laboral, no cree que le llegue alguna. “No miro muchas noticias. Trabajo en negro. Tengo la Tarjeta Alimentar, pero el monto me quedó fijo”, explica. A la hora de opinar sobre el voto, considera: “Todos están yendo a votar en contra de lo que no les gusta”.
Mario tiene 73 años, se jubiló como trabajador de un frigorífico, y está resguardado del calor bajo los árboles de la Plaza San Martín, del centro quilmeño. “El control de precios nunca se concretó. Desde que tengo uso de razón, los gobiernos dicen que controlan los precios, pero siguen igual”, opina. Las medidas no tendrán impacto electoral, al menos en su caso. “Ya no voto más”, dice con resignación.
Si bien se puede encontrar cartelería oficialista de la nueva “campaña del sí”, en los paredones de las transitadas avenidas de Quilmes Oeste se repite la misma pintada: “En noviembre, votá la lista de Cristina”. Algunas de esas arterias comunican el distrito que gobierna Mayra Mendoza con Florencio Varela, en donde también la campaña está en las paredes, con otro mensaje, como el que se lee en la avenida Senzabello: “Florencio Varela dice no a Macri”. La rúbrica de la pintada varelense la comparten el candidato a diputado e intendente local por seis mandatos consecutivos, Julio Pereyra, y el actual jefe comunal, Andrés Watson.
Mario, trabajador de un frigorífico
Pero en la mañana del miércoles, el centro de Florencio Varela está convulsionado por una marcha en reclamo de justicia por el crimen de Pablo Ledesma, un joven que fue asesinado a puñaladas en el barrio La Carolina, de Ingeniero Allan, la madrugada del 12 de septiembre, el día de las PASO.
En la peatonal Monteagudo, a la espera de clientes para su venta ambulante, Lucas Hernández, 28 años, dice que los precios controlados, “en los barrios, no están”. Sabe del incremento de la AUH, pero lo considera “un aumento mínimo”. En su caso, sostendrá su preferencia electoral: “Voto a la izquierda, por lo menos tiran para el lado del trabajador. Siempre voto así”.
Gladys Fonseca, 48 años, ama de casa, está con su hija en la peatonal y afirma que se enteró del congelamiento de precios porque lo vio en el noticiero. No cobra AUH. Admite que en las elecciones generales “puede cambiar”, y que en las PASO votó “la lista de Cristina”.
Para Martín Drozdzynski, que atiende una casa de música con 30 años de historia, es difícil que las medidas para inyectar recursos redunden en un cambio del voto. “No sé si se notará un cambio rápido. La gente que no está tan metida en el comercio, no lo nota”, plantea, mientras recibe mercadería en el local.
Mirta Ojeda tiene 82 años, es jubilada y está sentada en la peatonal del centro de Varela. “No voy a ir a votar”, anticipa. Cuenta que el municipio le entrega mercadería y, más allá de las medidas económicas, resalta: “Él [por el Presidente] hizo el cumpleaños de la esposa, y ese fue su error”.
Quilmes y Florencio Varela son dos municipios en los que el peronismo es gobierno y en los que perdió votos con respecto a 2019. Juntos ganó las PASO en Quilmes, mientras que en Florencio Varela se impuso el Frente de Todos.
Entre otros puntos del Gran Buenos Aires, lo mismo sucede en Tigre, otra de los distritos donde el Frente de Todos fue derrotado en septiembre. La lista que el intendente Julio Zamora acordó con Sergio Massa cayó contra Juntos por más de cinco puntos. Fue por eso que el peronismo se apuró en rastrillar a quienes se ausentaron en las PASO. Identificaron que hay 17 mil tigrenses que no fueron a votar, que casi la mitad tienen entre 16 y 36 años y que principalmente son de barrios pobres.
“Tengo 72 años y esta película la vi toda la vida”, dice Jorge, un jubilado que espera en la cola de una farmacia en el centro de la localidad del norte bonaerense. Aunque se muestra desesperanzado, asegura que no volverá a repetir su voto de las primarias el próximo 14 de noviembre.
El testimonio de Jorge representa a buena parte de los consultados por este diario: la sensación de déjà vu constante es un reflejo de lo que vive la sociedad argentina, que ve a la clase política como la culpable y que, al ir a las urnas, no duda en realizar un “voto castigo”, sea cual sea el partido que se encuentre gobernando.
“El billete se está devaluando cada día más, ¿de qué te sirve a vos una medida así si la leche no se va a congelar nunca?”, se pregunta, por su parte, Elías, un desocupado de 58 años que todas las semanas viaja de Banfield a Tigre en búsqueda de alguna changa que le permita cubrir sus gastos esenciales. “El trabajador cobra el sueldo a fin de mes y su plata se desvaloriza siempre”, se queja.
“No sé cómo va a terminar este país. Estamos a la deriva, todo es un desastre”, agrega Elías, y cuenta que en las últimas elecciones votó a Diego Santilli, el ganador de las PASO de Juntos por el Cambio. “Confío mucho en ellos, porque los que están no hicieron nunca nada”, apunta.
Una mirada distinta es aportada por Mariana, ama de casa, quien pasea con su hija en brazos por la avenida Cazón. “Veo que este gobierno está queriendo hacer un montón y no lo dejan”, apunta, al tiempo que señala que “la gente está estupidizada por la tele”.
“Lo poco que hacen bien no se lo dejan mostrar”, precisa la mujer, con los medios de comunicación en el centro de sus críticas. Respecto al congelamiento de precios dispuesto por el Gobierno, Mariana se esperanza con la posibilidad de que esta vez sí pueda tener un efecto, pero aclara: “Siempre y cuando haya controles”. “Tienen que abrir líneas directas al usuario, no alcanza con mandar gente a los supermercados”, opina.
En La Matanza, el distrito bonaerense más poblado e histórico bastión justicialista, el oficialismo logró alzarse con la victoria, pero con una llamativa disminución en su caudal de votos. En comparación con las elecciones pasadas, los números muestran que el intendente Fernando Espinoza perdió casi 200 mil votos. Sin embargo, en el Frente de Todos están convencidos de que van a a crecer en la localidad del sur bonaerense entre un 8 y un 10 por ciento, apostando a la mayoría de los que no fueron a votar.
En los alrededores del shopping de San Justo, el calor es agobiante. Julieta hace la fila para tomarse el colectivo. Es docente, aunque aclara: “No estoy en el Estado”. “Yo tengo que ir a trabajar igual”, señala y se queja de que lo que gana no le alcanza. “Estamos todos para atrás”, le dice a LA NACION.
“¿Congelamiento de precios? Lo vienen repitiendo hace un montón y todo aumenta, nada te queda igual. Todo está igual siempre”, agrega. Y consultada por su voto en las últimas primarias, responde: “No voté y no sé si voy a votar ahora, no me convence nadie”.
Ese descreimiento para con la política también es compartido por Mónica, contadora, que aguarda a ser atendida en una rotisería sobre la avenida Juan Manuel de Rosas. “Voté en las PASO, pero muy poco convencida. Es todo más de lo mismo”, se lamenta.
Si bien cuenta que su situación personal no se vio afectada demasiado por el parate de la pandemia, dice que sus ingresos disminuyeron por la falta de demanda. Sin embargo, asegura que no deja de perder la esperanza: “La verdad que todos queremos un cambio, esperemos que haya gente nueva, nuevas ideas y que este país tan rico y tan lindo que tenemos pueda salir adelante”, señala con un dejo de ilusión.
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