Conurbano caliente: la maquinaria oficial, en busca de los votos perdidos
El Frente de Todos intenta contener la fuga que sufrió en las PASO con la convocatoria a los que no votaron; apela a la tropa de los movimientos sociales y a la militancia municipal; la oposición lanza acusaciones de clientelismo
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Con planillas y bolígrafos en mano, unas quince mujeres del movimiento Somos Barrios de Pie inicia una caminata por las calles del barrio Polledo, también conocido como “Barrio de los Paraguayos”, en La Matanza. Claramente identificadas, con remeras y buzos del movimiento que integra el Frente de Todos, arrancan una rutina que consiste en relevar casa por casa si los vecinos fueron a votar en las PASO, por qué fuerza política lo hicieron, si tienen pensado participar en las generales de noviembre y qué problemas principales ven en su barrio. Las respuestas de la jornada muestran que mayoritariamente se acercaron a votar, aunque en muchos casos desinformados sobre qué se elegía en las PASO. La pregunta sobre los problemas cotidianos es la más exitosa. Los vecinos de Polledo, un barrio necesitado de Rafael Castillo, les plantean a las voluntarias que quieren seguridad, trabajo, asfalto y cloacas.
La recorrida de Somos Barrios de Pie se integra a un operativo oficialista para intentar recuperar el terreno perdido en las elecciones del 12 de septiembre, que reportaron duras derrotas en municipios bonaerenses y un retroceso general del caudal electoral que llevó a la derrota al peronismo en la provincia de Buenos Aires. “A militar para reconstruir la esperanza” es el lema con el que la organización que lidera el candidato a diputado nacional bonaerense, Daniel Menéndez, comenzó a recorrer el conurbano en búsqueda de los votos perdidos.
En distritos donde cayó el Frente de Todos, como Tigre, Morón y Quilmes, hay distintas estrategias para intentar levantar la caída, aunque el clima de campaña que se percibe en esos territorios es todavía tenue. Los pilares del intento de remontada son los recorridos casa por casa en busca de los que no fueron a votar y la mirada enfocada en la gestión local.
“Arrancamos la semana pasada, hicimos un plenario de los referentes por localidad y arrancamos zona por zona. Tenemos unos 400 compañeros relevando y vamos evaluando las conclusiones. Estas caminatas casa por casa las estamos desarrollando en toda la provincia de Buenos Aires. Los movimientos sociales lo empezamos a percibir antes de las PASO y ahora pusimos un pie para ir a hablar con el vecino; no con nuestros compañeros, sino con el vecino, que eso nos perfila otra mirada”, afirma a LA NACION José Oscari, referente de Somos Barrios de Pie en La Matanza, al referirse a las encuestas que realiza la organización.
En el recorrido por Polledo, son muy pocas las personas que señalan que no fueron a votar. “¿Votaste en las últimas elecciones?”; “Sí”; “¿A quién?”; “A Victoria Donda”, es uno de los diálogos que se escucha a lo largo de la mañana entre las voluntarias y un vecino poco informado. La confusión sobre el objetivo de las PASO es importante, con ciudadanos que no sabían bien qué se votaba e incluso algunos que llegaron a responder que en noviembre se elegiría presidente. En el barrio es protagonista la comunidad paraguaya, y muchos de los entrevistados afirman que no fueron a votar porque no figuran en el padrón.
Oscari, que aclara que otras organizaciones sociales, como el Movimiento Evita, también participan de estas bajadas al territorio en plan electoral, señala: “Muchos dijeron que no fueron a votar porque las PASO no les generaron entusiasmo, porque en el Frente de Todos no hubo interna. Lo económico es central, pero creemos que el Frente de Todos va a crecer en La Matanza entre un 8 y un 10 por ciento. Espinoza perdió casi 200 mil votos. La mayoría de los que no fueron a votar nos dijo que va a ir a votar en noviembre”.
En julio pasado, al momento de los cierres de listas electorales, el conurbano fue escenario de algunas rencillas entre referentes territoriales e intendentes. Es que las organizaciones hubieran preferido competir en las primarias con boleta propia. Sin ir más lejos, el Movimiento Evita presentó 20 listas, de las cuales solo dos pudieron participar de las PASO. Al resto, las voltearon.
El caso más resonante tuvo lugar, justamente, en La Matanza. En el principal distrito bonaerense, los movimientos sociales intentaron enfrentar en internas a Espinoza. Pero al Frente Vecinal, que lidera la diputada provincial Patricia “Colo” Cubría, esposa de Pérsico, no le permitieron competir. La dirigente negó que la lista no tuviera avales, al tiempo que denunció “proscripción antidemocrática” y “mezquindad política” por parte del intendente.
Entre los encuestados por Somos Barrios de Pie en el barrio Polledo, quienes blanquean a quién votaron mayoritariamente lo hicieron por el Frente de Todos. Las militantes de la organización recopilan la información, pero no les piden el voto por el frente de Fernández y Cristina Kirchner. Los vecinos hablan de las elecciones con las voluntarias, pero se entusiasman cuando le consultan por los problemas del barrio. “No mejoró nada”, dice Sebastián Hidalgo, un panadero que atiende a las voluntarias del movimiento social y dice que el problema central es “la inseguridad”.
Dolores Díaz cuenta que no fue a votar porque se había aplicado la vacuna contra el Covid-19 el jueves anterior a la elección y le dolían las piernas. “Tengo 54 años. Mi hijo cumple 18, y se queda sin asignación [por la Asignación Universal por Hijo]. Si no tengo la cooperativa, ¿qué hago?”, cuenta a la nacion apoyada sobre la pared que divide su casa de la vereda. Dice que votará a “[Alberto] Fernández” y lo justifica: “Por lo menos nos da un plato de comida”.
En Morón, donde la boleta del intendente Lucas Ghi (Frente de Todos) cayó por más de 10 puntos ante Juntos, prevén comenzar la semana próxima con encuentros con vecinos, según adelanta una fuente municipal a LA NACION. El enfoque de la campaña es local, aunque subrayan que la posibilidad de conquistar votos para revertir la derrota depende más del orden nacional y provincial que de su trabajo territorial.
“Lo que cambió entre las PASO y esta elección es que estamos en una campaña más en las casas que en la calle, reuniones con vecinos que no hayan ido a votar o que podrían votar a otro. Son reuniones para conversar cuestiones que tienen que ver con el municipio. Hay un malestar con la política, por lo que, si a ese vecino lo esperás con un volante, se cruza de vereda”, indica la fuente moronense. “Los circuitos [electorales] en los que tenemos más votos son Castelar Sur y Morón Sur, donde se registró un nivel más alto de gente que no fue a votar. Estamos yendo a interpelar a esa gente”, añade.
“No nos despegamos de lo nacional, somos parte, no promovemos el corte. Pero sí promovemos que la gente considere la gestión local”, explican desde Morón. “Vamos a buscar reducir la brecha y, de ser posible, ganar la elección”, plantean, pero reconocen que “más que desde los intendentes, es algo que se da vuelta desde lo nacional y provincial”, dos niveles de gobierno que están mal considerados por los vecinos, sostienen desde este distrito del oeste del Gran Buenos Aires.
En Tigre, se apuraron en rastrillar a los votantes ausentes en las PASO y esperan que estén las boletas para ir a repartirlas casa por casa. La lista que el intendente Julio Zamora acordó con Sergio Massa cayó contra Juntos por más de cinco puntos. “En Don Torcuato [localidad clave en las elecciones en el distrito], el 31% no votó. Ya hicimos el laburo de ir a buscar a ese votante”, afirma a LA NACION una fuente del comando electoral del Frente de Todos en Tigre. Identificaron que hay 17 mil personas de esa localidad que no fueron a votar, que casi la mitad tienen entre 16 y 36 años y que principalmente son de barrios pobres.
“La nuestra es una gran campaña para que la gente participe. Sentimos que la baja participación afecta al electorado tendiente a votar al Frente de Todos”, señala la fuente tigrense. El oficialismo local también irá por “el voto migrante”.
“Vamos con el mensaje completo del Frente de Todos, pero hacemos foco en cuestiones locales porque es nuestro fuerte. Nos es más fácil llevarlo al plano local, y explicar que es importante que los concejales estén en sintonía con el intendente. Lo estamos planteando como una movida del equipo del intendente y de los vecinos. Militancia clásica”, define la fuente consultada, que tiene experiencia sobrada en trabajar en las elecciones de Tigre.
Las denuncias de clientelismo
En paralelo a la búsqueda de votos del Frente de Todos, Juntos pone en primer plano sus acusaciones de clientelismo político en distintos distritos bonaerenses. La más notoria fue la de General Rodríguez, donde se realizó una entrega de heladeras, cocinas y garrafas que comenzó a trascender públicamente el 17 de septiembre, cinco días después de las PASO. En ese distrito, que gobierna Mauro García, Juntos se impuso por casi 15 puntos al Frente de Todos. “Lo que todos pudimos ver en ese video es clientelismo político, es lo que está haciendo el kirchnerismo luego de la derrota del último domingo”, dijo el diputado provincial Alex Campbell (Juntos) en un video que publicó al conocerse la información.
Sobre el mismo caso de General Rodríguez, Patricia Bullrich mostró en sus redes sociales el testimonio de una mujer que afirmó que le entregaron una heladera para su comedor a condición de que colocara un cartel con la foto de Cristina y de Axel Kicillof.
La polémica también incluyó al distrito de Avellaneda, por la entrega de bicicletas. Si bien hubo reparto de esos rodados tras las PASO (en las que el oficialismo local se impuso), la entrega de bicicletas es una práctica usual del municipio que gobernaba Jorge Ferraresi (ministro de Hábitat) y actualmente administra su ladero Alejo Chornobroff.
El reparto de dádivas a cambio de votos también es denunciado en Quilmes por los opositores de la intendenta camporista Mayra Mendoza. Desde las filas de Juntos acusan además al Frente de Todos de ampliar la planta de empleados públicos municipal y de expandir arbitrariamente los planes Potenciar Trabajo, el programa que es gestionado por las organizaciones sociales.
“Es pura campaña sucia”, responde un funcionario de la gestión local, mientras a las puertas de la municipalidad, ubicada en Alberdi 500, se desarrolla una manifestación del Polo Obrero. “De igual manera que hicieron el año pasado, cuando quisieron instalar que en Quilmes había más inseguridad que en otras zonas de la provincia, ahora vienen con denuncias infundadas y fake news”, se atajan.
Con la candidatura a diputado provincial del exintendente Martiniano Molina, Juntos alcanzó en Quilmes el 42,2% de los votos, siete puntos arriba del Frente de Todos (35,2%). Es un porcentaje que, comparado con las generales de octubre de 2019, representa la pérdida de un caudal de alrededor de 80 mil votos.
Cerca de Mendoza evalúan ante LA NACION que la situación de la pandemia influyó sobremanera en ese resultado. Sienten que fue muy difícil trascender el estigma de ser “la cara de las malas noticias”. Y, al igual que en el resto de los municipios, subrayan las diferencias de la campaña que acaba de comenzar con lo ocurrido antes de las PASO: “El contacto con los vecinos fue lo que nos faltó. Poder verle la cara a la gente es clave, por eso vamos a salir casa por casa a buscar el voto con la convicción de que lo importante es la gestión que estamos haciendo”.
La principal candidata a concejal del oficialismo es Cecilia Soler, actual secretaria de Desarrollo Urbano y Obras Públicas del distrito. Desde la oposición la sindican como la responsable de la subejecución presupuestaria del 2020, en un territorio donde la deficiencia de la urbanización y el déficit habitacional son una problemática extendida.
“Las obras de campaña que presentó el municipio eran desmalezados o calzadas pintadas, eso era todo lo que podía ofrecer el gobierno local como los grandes logros de la gestión”, señalan.
Lejos de la tranquilidad con la que supo afrontar históricamente las contiendas electorales en el conurbano bonaerense, el escenario de 2021 le impone al peronismo desafíos desconocidos. Para un sector cada vez más grande de los postergados, el actual oficialismo ya no representa la solución automática a sus problemas más acuciantes. Se verá si la nueva estrategia de “cercanía” planteada por los estrategas del Frente de Todos logra revertir esa imagen y evitar una derrota en los próximos comicios legislativos de noviembre
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