Consejos de Carville, el asesor norteamericano
Por María O´Donnell Corresponsal en los EE.UU.
WASHINGTON.- James Carville comparte muchas horas con el gobernador Eduardo Duhalde en la quinta de San Vicente, tomando "¿cómo se llama esa bebida tradicional argentina que es como el té y se toma con una especie de...?"
Carville no habla una palabra de castellano, portugués ni hebreo. Pero trabajó con Fernando Henrique Cardoso en Brasil, con Jamil Mahuad en Ecuador y con Ehud Barak en Israel... con un montón de candidatos que lo contrataron porque había sido el jefe de la primera campaña que llevó a Bill Clinton a la Casa Blanca.
Su inglés con acento sureño, de Louisiana, resulta a veces difícil de comprender. "El inglés es mi segundo idioma", suele bromear Carville que, con genio y estilo excéntrico, conquistó a Mary Matalin, que trabajaba en la campaña de George Bush.
Los ataques de Carville ahora son para el candid11ato de la Alianza, Fernando de la Rúa. Ese es su blanco y no Dick Morris, el consultor del aspirante presidencial de la coalición, con quien tiene una vieja contienda de cuando ambos fueron asesores de la campaña de Clinton por la reelección.
"Esto es entre Duhalde y De la Rúa, no es un asunto entre Carville y Morris", dijo durante su primera entrevista con un medio argentino.
Con su vestimenta de rigor, un jean Levis , Carville recibió a La Nación en Capitol Hill, en la puerta de una casona antigua, donde trabaja y vive con su mujer y con sus dos hijas.
Carville estaba paseando a sus tres perros, como si la celebridad no le pesara, como quien ya se acostumbró a ser el consultor político más requerido de Washington.
"Conocí a Duhalde en enero de 1998, cuando era considerado un muerto en la política argentina", dijo Carville. Los presentó su amigo James Cheek, el ex embajador de los Estados Unidos en la Argentina. Ni él ni el jefe de la campaña de Duhalde, Julio César Aráoz, quieren revelar cuánto cobra de honorarios.
"Hay una cierta barrera idiomática", admitió (Duhalde no sabe inglés), pero dijo que la pudo superar con un traductor y con los momentos de intimidad, en los que mira partidos de fútbol y toma mate con el precandidato.
Kristine Cohelo, la hija del jefe de campaña del vicepresidente Al Gore, le manda resúmenes de prensa en inglés desde Buenos Aires. "Acá tengo a Patricio (Lombardi), que habla inglés y, en La Plata, a un excelente traductor, Armando Forte", siguió.
-¿Cómo describiría este momento de la campaña?
-Duhalde es un candidato muy diferente del que era hace un año: ganó confianza y logramos construir una estructura de campaña. Ahora hay que seguir empujando.
-¿Duhalde se asentó como candidato a partir de la confrontación con Menem?
-Duhalde se plantó frente a Menem en defensa de la Constitución, pero si uno mira su historia, ve que es un tipo decidido.
-¿Pero fue eso lo que lo impulsó?
-Ayudó a la gente a recordar que Duhalde es un luchador, que es capaz de pelear por algo. Pero Menem no será candidato y, en un punto, la campaña tendrá que ir más allá. Nosotros ya estamos pasando esa etapa, mientras que De la Rúa sigue hablando de Menem.
-Dicen que fue su consejo...
-No voy a revelar ninguno de los consejos que le pude haber dado. Yo no ando contando; soy fiel a mi gente. -¿Cómo juega en las encuestas el hecho de que Duhalde fue vicepresidente de Menem?
-Es, además, el gobernador de la provincia más grande de la Argentina, tiene experiencia y se plantó de manera inteligente para defender la Constitución. Son todos elementos que, juntos, explican en parte por qué a Duhalde le está yendo bien. Hace seis meses, De la Rúa estaba casi 20 puntos arriba de Duhalde y ahora casi todas las encuestas los dan empatados.
-¿De dónde salió la frase "el modelo está agotado"?
-Duhalde lo dijo mucho antes de conocerme. La primera vez que lo vi me dijo que quería avanzar hacia algo al estilo de la tercera vía, en la tradición de Clinton, Blair y Barak.
-El discurso de la tercera vía, ¿no suena más para la Alianza?
-La Alianza no tiene una visión en común. Esa es una de las razones por las cuales De la Rúa está paralizado, no puede hacer nada sin consultar al Frepaso. Su meta es ganar una elección y es difícil de sostener en el tiempo.
-Dick Morris no pensará así...
-Creo que percibió que su candidato estaba perdiendo terreno, que la campaña perdía fuerza y quiso hacer algo inteligente (ver aparte) para generar controversia.
-¿Cuánto influye Chiche Duhalde en las decisiones?
-Es una mujer remarcable, fuerte, yo tengo admiración por las cosas que hizo. La persona que tiene la última palabra antes de que el candidato se vaya a dormir siempre tiene un papel importante (y suelta la risa).
-¿Y Ramón Ortega?
-La reacción de la gente con él es muy positiva. No puedo decir que haya sido el único motivo, pero las encuestas subieron después del anuncio de la fórmula.
-¿Piensa investigar la vida de De la Rúa para la campaña?
-Investigué la vida política y profesional de De la Rúa; el resto, no. No le encontré ningún mérito.
-Lleva muchos años sin perder elecciones...
-Ese es un logro que me dice que es mejor político que funcionario.
-¿Es mejor político que Duhalde?
-Eso yo no lo puedo decir porque soy su asesor político, pero haré todo lo posible para que sea tan buen político como gobernador.
-¿Quién ganará las elecciones?
-No me gusta predecir, pero creo que la gente va a elegir a Duhalde porque en la campaña será capaz de mostrar las cosas que hizo y las que piensa hacer.
Uno quiere ganar todas las campañas, pero ésta es la que realmente quiero ganar, porque seré amigo del presidente y podré volver a la Argentina, que es un buen lugar para estar. Me encantaría llevar a mis hijas y vivir ahí un año con mi mujer. Quiero recorrer un poco y en la campaña no puedo. Barak me decía: "Ganemos las elecciones y, después, podrás ver todo lo que quieras de Israel".
Los puntos débiles de De la Rúa
WASHINGTON.- Más que defender a Eduardo Duhalde, James Carville ataca lo que considera los puntos débiles de Fernando de la Rúa. Según él, su candidato mostró que es "un tipo sólido, un líder". Es la imagen que contrapone con la que quiere construir para De la Rúa: "No emana fuerza, no es un hombre decidido", dijo respecto de quien quiere derrotar.
"El problema de De la Rúa no es que es aburrido, ése es un diagnóstico equivocado. Su problema es que está paralizado por la inacción, no tiene méritos como jefe del gobierno porteño", siguió Carville, que no habla de las debilidades de Duhalde.
Cuando le mencionan los problemas que tuvo el gobernador con la policía bonaerense, responde: "Y se ocupó. Mi punto es que uno es un tipo decidido y el otro un indeciso". Así es Carville. Busca un mensaje sencillo y lo repite una y otra vez. En la primera campaña de Clinton quería hablar de la economía, porque competía con un presidente, Bush, que gobernaba a un país en recesión.
Para que todo su equipo entendiera cuál era el mensaje, colgó un cartelito detrás de su escritorio: "Es la economía, estúpido", decía.
Como cree que no es que De la Rúa sea aburrido, a Carville el aviso que habla de ese tema no le parece una genialidad, aunque dice que es "inteligente. Lo entiendo: está De la Rúa diciendo "soy aburrido" y tiene a Menem manejando una Ferrari. Pero Menem no es candidato, y el hecho de que sea aburrido no hace diferencia. El punto es que no sabemos qué hizo como gobernante ni qué podría hacer".
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