Confirman que EE.UU. no fue neutral en la guerra de Malvinas
Difundieron diálogos entre Thatcher y Haig, que describió a Galtieri como "un bebedor"
WASHINGTON.- Una serie de documentos recientemente desclasificados aporta indicios de la siempre sospechada parcialidad del gobierno norteamericano en favor de Gran Bretaña durante la guerra de Malvinas y compromete aún más la declarada "neutralidad" de la que hablaba el ex presidente Ronald Reagan.
Mientras el gobierno de Leopoldo Fortunato Galtieri contó, a la hora de la ofensiva, con que Washington sería neutral, esos archivos, a los que LA NACION tuvo acceso, dan cuenta de la cantidad y del detalle de la información de inteligencia militar argentina que aquí se poseía.
Uno de los datos más reveladores es la versión completa que elaboró la diplomacia norteamericana sobre la conversación que Margaret Thatcher mantuvo con el enviado de Reagan en Londres, el 8 de abril de 1982. Esto es, apenas iniciado el conflicto.
En esa reconstrucción oficial, la primera ministra "agradece" al secretario de Estado Alexander Haig por la información de "inteligencia" aportada por los Estados Unidos en el conflicto. Thatcher expresa también "tranquilidad" por "saber" que la expresión de neutralidad de Reagan no era sino una figura retórica.
"No somos imparciales", acepta Haig. "Creo que usted sabe cuál es la posición de Reagan, no necesito abundar en eso", añade.
La reproducción de la verdadera conversación entre Haig y Thatcher no tiene desperdicio. "Tenemos que hacer todo lo posible por fortalecer su posición", añade el secretario de Estado.
La esencia de la conversación se conocía, pero los detalles desclasificados permiten apreciar cómo Haig describe a Galtieri como "un bebedor, jugador de póquer y con fama de chico duro", pero al que prefiere en la presidencia a riesgo de que caiga y sea reemplazo por otro militar "peor" que él. Ya bastante difícil resulta negociar con "gente irracional" que se deja llevar "por su espíritu de macho", describe.
Recopilación documental
Las revelaciones son parte del trabajo de recopilación documental que realiza el National Security Archive, con sede en esta ciudad y, en especial, del Proyecto del Cono Sur, que encabeza el experto en análisis y sistemas Carlos Osorio. El Departamento acaba de reunir 40 nuevos documentos sobre la guerra de Malvinas.
"Buena parte de lo que descubrimos con estos documentos se conocía. Pero, en todo caso, aportan una evidencia descarnada de la parcialidad de los Estados Unidos hacia Gran Bretaña en la guerra, algo que incluyó el uso de su diplomacia en esa dirección", dijo Osorio. "Sería muy interesante que la Argentina desclasificara documentos para poder dar ese lado de la historia", añadió.
En paralelo a estas revelaciones, se halla la cantidad y la calidad de la información de inteligencia militar que poseía Washington y que, según aseguró a los generales argentinos, no compartió con los británicos.
Uno de los documentos, contemporáneo a la decisiva batalla de Goose Green, entre el 27 y el 29 de mayo, detalla la ubicación de aviones militares en, por lo menos, cuatro bases de nuestro país. Por ejemplo: no sólo cuántos Mirage había en ese momento en la base aérea de Tandil, sino en qué posición estaban. "Tiene la puerta de carga abierta", dice de un 707 que se encontraba cerca de la pista.
Lo mismo ocurre con los aviones Canberra, Guaraní y Pucará, a los que sitúa peinando bases en todo el territorio. "No hay actividad especial en Mar del Plata", precisa luego.
Hacia el final de aquel feroz combate -que costó 50 vidas de argentinos, la instalación de una cabecera de playa y un irreversible golpe moral-, otro parte de la Central de Inteligencia norteamericana (CIA) enumera los esfuerzos argentinos por fortalecer la posición en Puerto Argentino.
Aviones, trincheras y posiciones defensivas son identificados con exactitud. Del repaso de los documentos parece imposible que cualquiera de esos desplazamientos pasara inadvertido para los satélites norteamericanos. "La Argentina construyó 16 posiciones defensivas en la zona sur de Stanley [Puerto Argentino]", precisa, por ejemplo. El gráfico adjunto que las detalla está tachado.
Con toda esa información, una de las obsesiones de Washington era la sospecha de parcialidad. "No podemos contrarrestarla", admite el entonces embajador norteamericano Harry Shlaudeman, en un cable secreto enviado 48 horas después del hundimiento del Belgrano.
"Habrá notado que lo llamé por una línea abierta", dice, de pronto Haig a un interlocutor en Washington. "Esperaba que los argentinos escucharan la conversación y así creen lo que le decía a usted en ese momento", explica el entonces jefe de la diplomacia.
El documento da cuenta de las intenciones que movían a Haig. Su estrategia está contada sin pudores en un mensaje secreto del ex secretario de Estado al entonces asesor personal en materia de seguridad de la Casa Blanca, William Clark, y cursada a la Sala de Situación de la Casa Blanca.
Vigilia en la Plaza de Mayo
Los ex combatientes que desde hace cuatro años acampan en Plaza de Mayo y exigen ser reconocidos como veteranos de guerra, comenzarán hoy, a las 23, una vigilia para conmemorar los 30 años de la Guerra de Malvinas. Expondrán "aspectos reveladores" del Informe Rattenbach e instalarán una réplica del cementerio de Darwin, donde descansan los muertos argentinos, con 18 cruces simbólicas: 17 por los caídos en las bases continentales de la Patagonia y una en representación del resto de los muertos. El grupo Quebracho también realizará una vigilia, desde las 22, en el cenotafio de los héroes de Malvinas, en Retiro.
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