Condenaron por espionaje a la pareja rusa detenida en Eslovenia con pasaportes argentinos y el intercambio de prisioneros con EE.UU. sería “inminente”
El trueque abarcaría a los hijos del matrimonio, que nacieron en Buenos Aires; las negociaciones también abarcan a periodistas de The Wall Street Journal y Radio Free Europe
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La Justicia de Eslovenia condenó a un año y siete meses de prisión por espionaje y falsificación de documentos a una pareja de rusos que se movió por toda Europa con ciudadanía y pasaportes argentinos, y ordenó su expulsión en cuanto ambos completen su estancia en prisión. Pero el fallo judicial podría incumplirse. ¿Por qué? Porque su intercambio por otros presuntos espías sería “inminente”, según dejaron trascender fuentes oficiales en Washington y Moscú.
El intercambio de prisioneros incluiría, por un lado, a María Rosa Mayer Muños y Ludwig Gisch, la pareja que obtuvo la ciudadanía argentina pero cuyos verdaderos nombres son Ana Valerievna Dulceva y Artem Viktorovič Dulcev, según verificó Interpol en base a sus huellas digitales. Y, por el otro, a los periodistas de The Wall Street Journal, Evan Gershkovich, y de Radio Free Europe, Alsa Kurmasheva.
El eventual trueque de prisioneros se completaría en el “futuro cercano”, según deslizaron en ambas capitales, una vez terminados todos los trámites procesales de los juicios que se desarrollan en Rusia y Eslovenia. Y el intercambio incluiría un capítulo adicional: los hijos que los supuestos “Mayer Muños” y “Gisch” tuvieron en Buenos Aires y que son, por tanto, argentinos nativos.
La prensa europea sostiene, sin embargo, que el presidente Vladimir Putin pretende sumar otro “activo” al trueque. A la pareja detenida en la capital eslovena y a sus hijos menores de edad, el líder ruso también pretende incorporar a Vadim Krasikov, un sicario condenado en Alemania por el asesinato de un exlíder de la insurgencia chechena.
Poco después de dictarse la condena contra Krasikov, en 2021, Putin le ordenó a su máximo asesor en seguridad, Nikolai Petrishev, que tanteara la posibilidad de un intercambio de prisioneros para liberar al sicario, según relató a The Wall Street Journal un exfuncionario europeo con contactos con la cúpula del Kremlin. La intentona refleja el valor que el asesino tiene para Putin, quien llegó a dirigir entre 1998 y 1999 el Servicio Federal de Seguridad (FSB), el organismo que sucedió a la KGB tras la Guerra Fría.
Los deseos de Putin chocarían, sin embargo, con una negativa alemana, que se resiste a entregar a Krasikov hasta que cumpla su condena, e incrementa por tanto las posibilidades de que Mayer Muñoz y Gisch sean repatriados a Rusia junto a sus hijos. La pareja detenida en Eslovenia sería canjeada por el periodista estadounidense Evan Gershkovich, quien fue condenado a 16 años de prisión en Ekaterimburgo, Rusia, en un juicio que comenzó a finales de junio y se completó en apenas unas semanas. Se convirtió así en el primer periodista en afrontar una condena por presunto espionaje desde la caída de la Unión Soviética. Tras sobrellevar un año y medio detenido, a partir de la condena permanece alojado en una colonia penitenciaria, bajo condiciones más estrictas.
En ese contexto, las cadenas británica y alemana, BBC y Deutsche Welle, afirmaron que Putin dijo hace unas semanas que Moscú y Washington mantienen conversaciones solapadas para avanzar con un eventual intercambio de prisioneros en el futuro inmediato. Y en la misma línea, el viceministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergei Ryabkov, dijo a la agencia oficial de noticias de su país, TASS, que “la pelota está en el tejado de Estados Unidos. Estamos esperando que respondan a las propuestas que se les presentan”.
Por el lado ruso, el responsable directo de llevar adelante esas negociaciones sería el nuevo jefe de inteligencia del FSB, el general Alexéi Komkov, quien buscaría recorrer el sendero que ambos países ya transitaron en 2022. Hace dos años, el exmarine Trevor Reed y la deportista Brittney Griner fueron canjeados por el traficante de armas Viktor Bout y un piloto de aviones que había sido condenado por contrabandear cocaína, Konstantin Yaroshenko.
Juicio en desarrollo
En Eslovenia, mientras tanto, el matrimonio con pasaporte argentino detenido en Eslovenia afrontó un juicio secreto por razones de seguridad nacional, acusado de espiar para el régimen de Vladimir Putin en toda Europa y de utilizar información falsa en documentos públicos. Al ser hallados culpables, podrían haber recibido condenas por hasta ocho años de prisión en una cárcel de máxima seguridad, aunque la pena terminó por acotarse a un año y siete meses de prisión, la expulsión posterior del país y la prohibición de reingresar a Eslovenia por cinco años.
Desde el momento en que los presuntos espías rusos fueron arrestados, el 5 de diciembre de 2022, sus hijos, una niña de 10 años y un niño de ocho años que nacieron en la Argentina permanecen alojados en un hogar de acogida temporal en las afueras de Ljubljana, la capital eslovena, bajo la custodia de personal especializado. Desde entonces, según verificó LA NACION, ningún familiar directo se interesó por la situación de los menores ante las autoridades eslovenas o argentinas, ni requirió a las autoridades locales su custodia.
Según consta en la documentación que Gisch y Mayer Muños presentaron en Buenos Aires al requerir la ciudadanía argentina, él dijo ser un experto en informática que montó una pequeña firma especializada, tanto en la Argentina como en Eslovenia, en tanto que ella declaró dedicarse al mercado del arte y abrió un atelier y galería en Buenos Aires, lo que repitió al radicarse en la capital eslovena, tras la pandemia global de 2020.
Tanto en la Argentina como en Eslovenia, además, Gisch y Mayer Muños se presentaron y movieron como una supuesta pareja de ingresos medios que vivió en un edificio del barrio porteño de Belgrano y luego se mudó a un chalet de un barrio de las afueras de la capital eslovena. Pero un dato captó la atención de la prensa local: cinco abogados defienden a la pareja, bajo la batuta del estudio jurídico Godec, Černeka & Nemec, sin que haya trascendido quién abona sus honorarios.
En el caso de Gisch, ingresó a la Argentina como turista desde Uruguay y Mayer Muños voló desde México, poco después. Casi de inmediato, la pareja comenzó a reunir documentos, muchos de ellos fraudulentos, para obtener la ciudadanía. Gisch afirmó que era un ciudadano austríaco nacido en Namibia de madre argentina, lo que facilitó sus trámites para obtener la ciudadanía. Mayer Muños dijo que era mexicana y presentó un certificado de nacimiento en el que se consignaba que habría nacido en Grecia.
Tras obtener la ciudadanía argentina en 2014, Mayer Muños se casó con Gisch por civil en Buenos Aires, en septiembre del año siguiente. Una pareja de colombianos figuró como testigo: él, médico; ella, docente, ambos oriundos de Cali, y tampoco viven ya en la Argentina. Así consta en la copia del acta de matrimonio que la jueza federal María Servini remitió a Eslovenia a pedido de la jueza Tanja Tošič Bennigar.
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