Condenaron a prisión perpetua a los tres jóvenes acusados del asesinato del exsecretario presidencial de Néstor y Cristina Kirchner
Los jueces consideraron probado que Facundo Zaeta, Facundo Gómez y Pedro Monzón mataron a Fabián Gutiérrez con alevosía y previa planificación
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EL CALAFATE.- Facundo Zaeta, Facundo Gómez y Pedro Monzón fueron condenados a la pena de prisión perpetua por el asesinato de Fabián Gutiérrez, el exsecretario presidencial de Néstor y Cristina Kirchner.
Los jóvenes, que hoy tienen entre 22 y 23 años, fueron considerados coautores penalmente responsables del delito de “homicidio triplemente agravado por ser cometido con alevosía, ensañamiento y criminis causa”. Deberán pasar en la cárcel 35 años y cuando salgan, tendrán la misma edad que hoy tendría Gutiérrez. Quedarán detenidos en El Calafate.
Tras la lectura del fallo, la madre de Gutiérrez, Teresa García, se abrazó con su hija, Valeria Martinovich, ambas querellantes en la causa. Las dos testificaron y estuvieron presentes cada día del juicio oral. García, aún conmovida tras la lectura del fallo, aseguró estar satisfecha por el resultado, aunque aclaró que aún quedan temas pendientes, como saber quién trasladó el cuerpo de Gutiérrez, cuando ya lo habían matado, de un lugar a otro.
“Siento alivio porque habíamos pedido esta condena, al menos para cerrar una etapa y concluir un ciclo. Si bien no se cierra, porqué la perpetua nuestra es para siempre. Me han arrebatado un pedazo de mi vida, que no es poco, pero pagarán por eso. Uno esperaba que se hiciera justicia y creo que en este caso lo hemos logrado”, afirmó Teresa García en diálogo con los medios locales.
La sentencia fue dictada por la Cámara Criminal Oral de Río Gallegos, presidida por Joaquín Cabral e integrada además por Jorge Yance y María Alejandra Vila. Los tres jueces llevaron adelante el juicio oral aquí, en El Calafate, pero la sentencia fue leída en la sede de la Cámara, en Río Gallegos, a 300 kilómetros de distancia. Hasta allí fue trasladado Monzón, el único de los tres imputados que eligió ir a escuchar la sentencia.
En el fallo, los jueces determinaron que a Gutiérrez lo mataron con alevosía y ensañamiento, aunque hubo una disidencia parcial de juez Cabral en lo que respecta a la calificación legal de la conducta y la pena, detalles que se darán a conocer más adelante.
Dentro de la parte resolutiva, el primer punto de la sentencia rechazó el recurso de nulidad planteado por Carlos Telledín y Sabrina Mansilla, los abogados de Facundo Zaeta, quienes habían solicitado la nulidad argumentando que con el teléfono de Gutiérrez no se había respetado la cadena de custodia y plantearon que la información del mismo había sido vaciada. Durante el juicio, la fiscal Verónica Zuvic y los abogados querellante ya habían desestimado el pedido de Telledín y explicaron, al igual que un perito, que la Gendarmería no había podido acceder a la apertura del teléfono por no contar con la tecnología necesaria.
La noche del crimen
La noche del 2 de julio de 2020, Gutiérrez concretó una cita secreta con Facundo Zaeta en la casa a la que se acababa de mudar en esta ciudad. Zaeta lo redujo, lo golpeó y lo maniató. Llamó a Facundo Gómez y a Pedro Monzón, que esperaban atentos en la costanera local. Ante los investigadores, los tres aceptaron que estuvieron esa noche en la casa. Eso quedó demostrado además por las huellas recogidas en las horas posteriores al asesinato. Sin embargo, hay una cuarta huella de calzado ubicada en la escena del crimen, pero nunca se pudo identificar a quién pertenecía. Eso será parte de una investigación en busca de posibles encubridores.
En cuanto a los aspectos pendientes de resolver en la causa, la sentencia dispuso que la querella podrá impulsar la acción pública de la investigación respecto de otras personas sospechadas de haber participado del encubrimiento. no se pudo establecer quien trasladó el cuerpo de Gutiérrez de la cabaña donde fue dejado por Gutiérrez y Monzón al lugar donde fue encontrado más de 24 horas más tarde.
“En nuestro alegato quedó marcado con claridad: el cuerpo fue trasladado en horas posteriores [al homicidio]. Se detectó gracias al trabajo criminalístico del doctor Francisco Echandi y el licenciado Eloy Torales. Se pudo comprobar que el cuerpo estuvo en la cabaña un tiempo prolongado”, detalló el abogado Gabriel Giordano y exfiscal de la misma Cámara, que junto a Sandro Levin llevaron adelante la causa.
Los relatos de los jóvenes, ahora condenados a prisión perpetua, difieren según quién cuente los hechos. Los tres coincidieron en que estuvieron en la escena del crimen y en que Zaeta fue el primero en llegar. Sin embargo, Gómez y Zaeta se señalaron el uno al otro como los autores intelectuales del asesinato y ambos pusieron en un segundo plano a Monzón, como partícipe necesario del hecho. Monzón, durante el juicio, culpó a Zaeta de haber matado a Gutiérrez, y a Gómez, de haberlo llevarlo a un lugar al que no sabía a que iba. En ese entonces, Monzón era un cadete en el negocio de venta de autos de la familia de Gómez.
A los tres condenados se les permitió cumplir la condena en El Calafate. No sean trasladados a otra ciudad, como habían pedido la madre y la hermana de Fabián Gutiérrez. Sin embargo, ellas serán informadas y consultadas -a través de sus abogados- sobre los planteos de progresividad penitenciaria para la reinserción social de los condenados.
Durante el juicio oral, solo Pedro Monzón aceptó prestar declaración indagatoria y se sometió a preguntas. Los demás imputados confirmaron lo que ya habían declarado en forma verbal y por escrito durante la instrucción. Gómez habló recién el último día del juicio y mostró arrepentimiento. Zaeta permaneció en silencio por recomendación de sus abogados.
La mañana del 4 de julio del 2020, el país se conmocionó al confirmarse que la desaparición de Gutiérrez había tenido el peor desenlace: su cuerpo sin vida apareció maniatado, desfigurado por los golpes, envuelto en una sábana y semienterrado en el predio de unas cabañas a pocos metros del centro de la ciudad. Desde la noche anterior, tres jóvenes estaban detenidos en la comisaría de la ciudad, investigados por la desaparición.
Uno de ellos se quebró y confesó el lugar donde habían dejado el cuerpo ante el juez de instrucción Carlos Narvarte. Desde entonces, Zaeta, Gómez y Monzón permanecen detenidos. Mientras Zaeta y Gómez se encuentran en la cárcel local, Monzón está en la comisaría primera, un lugar que solo es para detenidos temporales. Durante el encierro, Gómez fue padre, Monzón terminó el colegio secundario y Zaeta continuó con los estudios de abogacía. En el juicio también se supo que Monzón será padre en mayo.
En el momento del crimen, Gutiérrez ya no trabajaba con los Kirchner. Había declarado como arrepentido en la causa de los cuadernos de las coimas y estaba procesado por el delito de lavado de dinero. Por la trascendencia de sus vínculos, durante las primeras horas se creyó que se trataba de un crimen con ribetes políticos, pero eso fue descartado durante el juicio. El móvil más fuerte -entendieron los jueces- fue el económico: de acuerdo a lo que testificaron amigos de la víctima, Gutiérrez había cobrado recientemente dinero por la venta de un vehículo.
Los detalles escabrosos -algunos desconocidos- se fueron desgranando sobre el escenario del Complejo Cultural municipal donde se celebró el juicio. Durante las audiencias desfilaron más de 40 testigos entre vecinos, amigos de la víctima, examigos y familiares de los acusados, peritos criminológicos, médicos y expertos en ciencias forenses.
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