Condenaron a Etchecolatz a reclusión perpetua
Lo condenaron por homicidio calificado, privación ilegal de la libertad y aplicación de tormentos; el tribunal calificó de "genocidio" lo ocurrido durante la última dictadura
Reclusión perpetua. Cuando el Tribunal Oral 1 de La Plata pronunció la condena contra el represor Miguel Etchecolatz por su participación en la última dictadura militar, estallaron los gritos y los incidentes. El besaba una cruz y miraba al cielo.
La sala de audiencias se unió en abucheos y agresiones contra el ex policía, que debió retirarse. El tribunal, en consecuencia, se vio obligado a interrumpir la lectura de la sentencia. De todas maneras, el final -previsible- ya estaba anunciado y entre los presentes se mezclaba la alegría y la indignación.
La Justicia dispuso esta noche condenar a reclusión perpetua a Etchecolatz y lo inhabilitó para ejercer cargos de por vida. Cuando se retomó la lectura del fallo, cuyos fundamentos se darán a conocer la semana próxima, el tribunal dispuso que el ex policía permanezca detenido en el penal de Marcos Paz.
El tribunal oral condenó a Etchecolatz por "homicidio calificado, privación ilegal de la libertad y aplicación de tormentos", delitos que consideró "de lesa humanidad en el marco del genocidio que tuvo lugar en la Argentina entre 1976 y 1983".
La lectura de la sentencia estuvo a cargo del presidente del tribunal, Carlos Rozanski, y por primera vez se introdujo la figura del genocidio para los delitos ocurridos durante la última dictadura militar, tal como había pedido la querella.
Etchecolatz fue condenado por el homicidio calificado de Diana Teruggi de Mariani y por la privación ilegal, tormentos y homicidio calificado de Ambrosio De Marco, Patrcia Dell`Orto, Elena Arce, Nora Formiga y Margarita Delgado. Además, el tribunal lo responsabilizó por la privación ilegítima de la libertad y aplicación de tormentos de Jorge Julio López y Nilda Eloy.
Ultimas palabras. A las 16.50 el ex policía hizo uso de sus últimas palabras para erigirse como un “prisionero de guerra y detenido político”.
Retado varias veces por el presidente del tribunal, Etchecolatz sostuvo: “Yo sé que me van a condenar y no tendrán vergüenza de poder condenar a un anciano enfermo, sin dinero y sin poder”.
Y parafraseando a Jorge Luis Borges, agregó: “Como dijo Borges, ustedes no son el juez. El juez supremo nos espera después de muertos”.
Enseguida, y mirando a los ojos al magistrado, le repitió: “El juez supremo, señor presidente… le pido que sea benévolo con todos nosotros […] Después de muerto yo tendremos mucho que hablar”.
Sin mencionar su pasado en la dictadura y sin hacer alusión a los desaparecidos, cuyos familiares reclaman conocer qué pasó con esas personas, el represor volvió a cuestionar el juicio en su contra. “Me asiste la oportunidad de poder expresarme ante ustedes que son los jueces que están respondiendo y son obedientes de los que mandan. Este juicio para mi, señor presidente, ha sido instrumentado como un rompecabezas para niños bobos”.
Además, indicó: “Se me ha tomado a mí como participante de una guerra que perdimos con las armas, que ganamos, perdón, y que políticamente vamos perdiendo”.
Y fiel a su estilo, finalizó: “No es este tribunal el que me condena, son ustedes los que se condenan”.
Ayer, la fiscalía y la querella habían pedido la pena de reclusión perpetua, por lo que esta noche se mostraron satisfechos por el fallo condenatorio.
Desaparecido. En tanto, uno de los querellantes que atestiguó en contra del represor desapareció ayer y sus compañeros, que ya denunciaron el hecho, lo vinculan con sus declaraciones ante el tribunal.
Se trata de Julio López, un albañil de 76 años que ayer faltó a la audiencia en la que debía estar presente pues sus abogados realizaron el alegato y pidieron al tribunal que condene a Etchecolatz por haberlo detenido en forma ilegal y someterlo a torturas.
El primero. El ex director de Investigaciones de la policía bonaerense, segundo de Ramón Camps, es el primer miembro de un organismo de seguridad que, despojado del beneficio de las leyes de punto final y obediencia debida, afrontó un juicio oral y público.
Sin embargo, en el transcurso de la sustanciación del juicio, iniciado tres meses atrás, fue condenado otro represor: Julio Simón, alias, "El Turco Julián". Acusado por el secuestro y desaparición de una pareja en 1978, y por la apropiación de la hija de ambos, el represor fue condenado a 25 años de cárcel.
Etchecolatz, de 76 años, ya había sido condenado a 23 años de prisión por crímenes de lesa humanidad cometidos durante la gestión de Camps como jefe de la policía bonaerense, pero gozó del arresto domiciliario en virtud de su avanzada edad. Sin embargo, el beneficio le fue revocado en junio pasado al descubrirse que tenía un arma de fuego en su poder en su casa de Mar del Plata, por lo que fue trasladado al penal de Marcos Paz. Allí decidió esta noche la Justicia que cumpla su reclusión perpetua.
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