Con vista al río: Una casa en el bajo de San Isidro propone máximo disfrute y mínimo mantenimiento
Inspirada en las de pilotes, se suma a la lógica de cambiar el orden habitual de los pisos para que los de uso social tengan la mejor vista.
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Por más que esté en las tierras húmedas del bajo de San Isidro, antiguo barrio de pescadores donde todavía quedan en pie varias casitas de aquel entonces, hay muchos elementos que vinculan a “La Islerita” con la más estricta actualidad. Por empezar, eso mismo: respetar su historia y su entorno. Después, su concepción integral, en la que la arquitectura abarca desde la estructura hasta la decoración, el mobiliario o el lugar de guardado, de modo que el producto terminado no obligue a poner parches, tapar, llenar.
En sus orígenes, esta fue una construcción austera que le sirvió a una familia joven de plataforma de lanzamiento. Cuando empezó a crecer y necesitó una transformación, los encargados de materializarla fueron los arquitectos Sofía Arzani y Santiago Boffi, de AB Estudio.
"La casa es como una grulla: se apoya sobre un par de columnas finitas. Varias están disimuladas entre las paredes del hall para generar la sensación de que toda la estructura flota sobre él."
Arq. Santiago Boffi, de AB Estudio
En el hall de ingreso se creó un jardín sobre plataformas metálicas combinando baldosones de cemento, piedra partida y pasto, colocado con el mismo sistema de los techos vivos.
- La escalera tiene escalones de zoita, ideal para este ambiente porque tiene poco nudo y su color se asemeja al del machimbre de álamo que reviste las paredes con bajísimas exigencias de mantenimiento.
- La baranda es de guatambú, por su dureza.
- Para la fachada y la puerta corrediza con ojo de buey, la muy resistente guayubira.
- En la baranda de la reja y el banco exterior, anchico. En que se ve adentro, que también sirve para desensillar, incienso.
“Muchas veces se piensa que todo debe ser de la misma madera para engamar los colores. Nosotros las usamos al natural y las elegimos de acuerdo a su función”.
Plano detallado
El acceso es por una escalera que trepa al hall; este, a los cuartos; más arriba, la cocina y el estar miran a la barranca tapizada de tipas; el remate es una terraza con pileta y vista 360º que justifica con creces el ascenso hasta la cima.
Primer piso: dormitorios con alma de barco
Así como siempre se dijo del paisajismo, luego de la deco y más recientemente de la iluminación y la domótica, acá el espacio de guardado se planeó desde el inicio del proyecto.
Los marcos con estructura de hierro se diseñaron bien profundos para aprovechar el ancho de la pared con microespacios donde ubicar objetos o, simplemente, apoyar los brazos para contemplar la vista.
En el baño, se respetó el mismo piso de cemento alisado que en el resto de la casa y se completó con un mueble en pino Oregón con herrajes hierro (AB Estudio) que sostiene una bacha de cerámica artesanal (Agustina Schweizer). Para revestir los muros, estucado cementicio con laca, fácil de aplicar.
"Queríamos que los cuartos de los chicos se parecieran a los de un barco: pequeños, pero con un lugar para cada cosa".
Segundo piso: ambientes sociales
Como un lente fotográfico, el ojo de buey permite enfocar las vistas destacadas del entorno y disimular las menos atractivas.
Una gran mesada de mármol de Carrara con bacha incluida (Mármoles del Pilar) convive con alacenas en machimbre de álamo, como el resto de los revestimientos de la casa, y con un estante y campana de acero (todo de AB Estudio); una cocina pensada al milímetro para ser linda, luminosa y funcional.
El espacio en cada piso es acotado, por lo que los materiales a veces se hacen cargo de la decoración.
“Es una práctica habitual de nuestro Estudio ubicar las áreas sociales en los pisos superiores. A los que solo notan que hay que subir bolsas, les retruco: ‘Pero vivís en un bosque’.”
Tercer piso: terraza
La pileta se puede llenar con agua fría o caliente abastecida por la misma caldera de la casa. Tiene una mochila con un flotante que se encarga de mantenerla siempre llena y de renovar, automáticamente, el agua cada vez que se usa. Quién diría que atrás de esta puertita vieja nos íbamos a encontrar con tal modernidad.
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