Con una misa en la Basílica de Luján, la Iglesia pidió “trabajar duro para no perder la patria”

La Iglesia pidió “trabajar duro para que la patria no se pierda” y evitar “la tensión constante y delicada” que la debilitan y producen exclusión, en una misa celebrada en la Basílica de Luján para recordar a los caídos hace 40 años en la guerra de Malvinas.

Una placa con los nombres de los 649 caídos, otra en homenaje al soldado desconocido y un cartel con la leyenda “Paz” se ubicaron en el altar, junto a la imagen de la Virgen de Luján que permaneció en Malvinas durante el conflicto y luego en Gran Bretaña, ante la presencia del ministro de Defensa, Jorge Taiana, el secretario de Malvinas, Antártida e Islas del Atlántico Sur, Guillermo Carmona; el secretario de Culto, Guillermo Oliveri y los jefes de las Fuerzas Armadas, entre otras autoridades.

“Venimos a hacer memoria de los 40 años de la dolorosa guerra de Malvinas. Nuestro primer compromiso es hacer presente aquí y ahora, el nombre de nuestros hermanos caídos y sepultados en la tierra y en el mar”, dijo en la homilía el arzobispo de Mercedes-Luján, Jorge Eduardo Scheinig, acompañado por el presidente del Episcopado, Oscar Ojea, el obispo castrense, Santiago Olivera, y los obispos Alberto Bochatey (auxiliar de La Plata) y Pedro María Laxague (Zárate-Campana).

Tras señalar que “los recordamos como nuestros héroes, porque han dado la vida por la patria”, afirmó que “los héroes nos interpelan para hacer juntos una patria que ampare a todos” e insistió en que “el desafío más significativo de este tiempo es hacer realidad una patria de hermanos”.

Las máximas autoridades militares participaron de la celebración en Luján. Estuvieron los jefes del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, teniente general Juan Martín Paleo; de la Fuerza Aérea, brigadier general Xavier Julián Isaac; y de la Armada, almirante Julio Horacio Guardia; el subjefe del Ejército, general de división Diego López Blanco; el director nacional de Gendarmería, comandante general Andrés Severino, y el prefecto Miguel Ángel Reyes, por la Prefectura.

País, nación y patria

Scheinig recordó al papa Francisco, cuando en 2009, siendo arzobispo de Buenos Aires, distinguió entre país, nación y patria. “No se nos pide ser tanto ‘paisistas’ ni ‘nacionalistas’, sino patriotas. Si se pierde la patria es muy difícil recuperarse”, afirmó, al citarlo.

En referencia al momento actual, Scheinig dijo: “Nuestro país y nación están en una tensión constante y delicada, hecha de avances y retrocesos, de logros y de fracasos, de luces y de sombras. Pero necesitamos urgentemente sacar a la Patria de cualquier tensión, para no debilitarla o excluirla”. Se refirió, incluso, al problema de la exclusión. “En nuestra patria toda persona debe ser reconocida, respetada en su dignidad, toda persona debe tener su lugar, un lugar concreto que nada ni nadie pueda arrebatarle”, expresó.

Por otra parte, el obispo Olivera transmitió un mensaje a la comunidad castrense, en el que llamó a transitar “caminos de encuentro, fraternidad y paz”, y recordó a los que dieron su vida en las islas Malvinas. “En la guerra todos perdemos y aunque haya aparentes ganadores, todos perdemos”, insistió el obispo castrense al señalar el sufrimiento que provoca todo conflicto bélico, como el que hoy se da en Ucrania.

A comienzos de marzo, monseñor Santiago Olivera recibió al obispo castrense de Gran Bretaña, Paul Mason, con quien compartió gestos de hermandad entre ambos pueblos. Celebraron misas en forma conjunta y participaron de encuentros con excombatientes de los dos países.

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