Con un fuerte respaldo opositor, Despouy exigió más controles
Hizo un balance de sus 10 años al frente de la Auditoría; nuevas denuncias.
Hay gestos que valen más que mil palabras. Y la ovación que toda la oposición le dedicó ayer a Leandro Despouy fue uno de ellos.
El balance que el presidente de la Auditoría General de la Nación (AGN) ofreció en el Senado por los diez años de su gestión se convirtió en el mayor acto de aval que pudo recibir Despouy para seguir en el organismo de control.
Así lo habían organizado desde la AGN y así lo tomaron sus amigos de todos los partidos políticos. También desde la UCR hubo asistencia perfecta, incluyendo al presidente del partido, Mario Barletta, que a principios de año quiso reemplazarlo por alguien más cercano a su gestión, y tuvo que abortar el proyecto.
Ante un auditorio políticamente interesado, que desbordaba el Salón Azul del Senado, Despouy dijo que para ejercer bien su función los auditores necesitaban "el respaldo permanente" de quienes los habían designado y que cualquier retroceso podía hacerlos "perder el rumbo".
También describió que para conducir la AGN desde 2002 fueron necesarias "credibilidad y autoridad", que sólo se ganan en la gestión cotidiana. "Sé muy bien que la UCR se conducirá con total responsabilidad", les apuntó, a cuento de la reunión que el 21 el partido tendrá para analizar su balance y, seguramente a esta altura, confirmar su continuidad en la AGN.
El resto de su extenso discurso lo usó para hablar de algunos de los informes clave que el órgano de control que depende del Congreso elaboró en la última década y elogiar su propia gestión. "Nuestra labor como auditores nos acercó a conductas delictivas", confesó Despouy, para explicar que sus informes dieron lugar a 89 causas penales.
Entre otras cosas, mencionó que los trenes funcionan en "condiciones dramáticas, deplorables", y contó que cuando el Estado decidió hacerse cargo de Aerolíneas Argentinas, la empresa dijo en el Congreso que tenía un rojo de 100 millones de pesos y que la AGN descubrió que en realidad eran $ 2800 millones.
Además citó los desmanejos en la cuenca Matanza-Riachuelo, donde el Estado debió pagar punitorios porque no usó el crédito para sanearlo.
La Constitución
Por último se quejó porque el kirchnerismo no respetó el espíritu de la reforma constitucional de 1994, ya que si bien dejó la presidencia de la AGN en manos del partido opositor mayoritario (en este caso la UCR), puso mayoría propia en el cuerpo de auditores (tiene 4 de 7), lo que provoca "una conflictividad constante" para Despouy.
"La gente tiene que entender que los intereses que protege la AGN son sus intereses y los gobiernos deben entender que buscamos mejorar el funcionamiento del Estado", exhortó. En el escenario lo escoltaban los presidentes de los bloques de la UCR en Diputados, Ricardo Gil Lavedra, y en el Senado, Luis Naidenoff, y los otros dos auditores radicales, Horacio Pernasetti y Alejandro Nieva.
En las primeras filas, además de Barletta, lo aplaudían Ricardo Alfonsín, Angel Rozas (a los dos les agradeció su apoyo especialmente), Federico Storani, Gerardo Morales, Oscar Aguad, Elva Roulet, Manuel Garrido y Atilio Benedetti, entre muchos otros radicales.
También le hizo un guiño a Graciela Ocaña (que ya había estado cuando asumió, hace 10 años) y les agradeció a Hermes Binner, Adrián Pérez, Federico Pinedo, Gabriela Michetti, Margarita Stolbizer, Patricia Bullrich, Rubén Giustiniani y Norma Morandini, que lo miraban satisfechos, y a Elisa Carrió, casi la única ausente de la Coalición Cívica. Estuvieron además Fernando "Pino" Solanas, Claudio Lozano, Gustavo Ferrari, Alfonso Prat-Gay, Mario Cafiero y Laura Montero, entre otros.
Fuera de los legisladores, en el auditorio sobresalían el ex fiscal Julio César Strassera, el ex juez de la Corte Suprema Gustavo Bossert y muchos representantes de la Justicia y los derechos humanos.
El auditor radical, ex relator de las Naciones Unidas en derecho humanitario y ex embajador de Raúl Alfonsín, le dedicó especialmente su balance al ex presidente fallecido, quien lo convocó para el cargo hace un década. "El me dijo que era un cargo muy importante, porque tenía que custodiar la honradez de la República", se confesó Despouy.
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