El Gobierno acerca a los bloques aliados el listado de cambios que Milei está dispuesto a hacer en la “ley ómnibus”
Francos y Santiago Caputo se dirigieron al Congreso con el texto modificado para dialogar con referentes de las bancadas amigables; aceptan cambios en los capítulos de jubilaciones, de retenciones, de facultades delegadas y en un “centenar” de artículos; aseguran que es la “última oferta”
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Al menos dos enviados de Javier Milei se trasladaron este jueves por la tarde a Diputados para mantener reuniones con el presidente de la Cámara, Martín Menem, y con los jefes de los bloques potencialmente aliados. El ministro del Interior, Guillermo Francos, y el consultor Santiago Caputo -miembro de la mesa chica del Presidente- tenían previsto reunirse a partir de las 17 con los titulares de las bancadas “amigables” para comunicarles los cambios que está dispuesto a hacer el Poder Ejecutivo en la “ley ómnibus” para intentar llegar a un acuerdo y avanzar con un dictamen conjunto.
Aunque sería una proeza porque los tiempos escasean, en el Gobierno todavía sostienen la ilusión de convocar a un plenario de comisiones y llevar el proyecto al recinto esto sábado. Para que eso suceda, las conversaciones con los aliados deberían fluir sin contratiempos esta noche, algo que no estaba garantizado. Caso contrario, esperan contar con media sanción entre el lunes y el martes, antes del paro de la CGT.
Tal como anticipó LA NACION, los enviados del Poder Ejecutivo se dirigieron al Congreso con una nueva versión del proyecto de ley con cambios -”mejoras”, insisten en la Casa Rosada- para intentar acercar posiciones. Un nuevo “mamotreto”, bromeó una fuente oficial, ya que la Casa Rosada no está dispuesto al desguace de la ley.
La idea del Poder Ejecutivo es conversar en las próximas horas con Pro, con la UCR y con Hacemos Coalición Federal . Fuentes oficiales señalaron que la nueva versión tiene cambios en “unos cien” artículos y que hay algunos puntos que se sacaron del proyecto. Sin embargo, advierten que esta será la “última oferta” que hará el Poder Ejecutivo. “Otra oferta no va a haber, sino iremos al recinto a perder”, dijo un importante colaborador del Gobierno.
Milei tampoco quiere el desguace del texto para tratarlo en etapas. “Modificaciones sí, pero el ómnibus se trata entero”, insistió una fuente oficial.
Cambios
Según pudo saber este medio, el Gobierno está dispuesto a hacer alguna modificación del artículo 106º del proyecto, el referido a jubilaciones. Los bloques dialoguistas quieren que se ponga por escrito que, si se pasa a un esquema sin fórmula, las prestaciones no se actualizarán a discreción del Poder Ejecutivo y no perderán contra la inflación. El Ministerio de Economía no llegó a elaborar un nuevo cálculo de movilidad pero está dispuesto a modificar el texto para que los haberes tengan un reaseguro ante el aumento del costo de vida. Se verá si para las bancadas amigables la nueva letra chica es digerible.
El otro cambio que aceptaría el Gobierno está en el capítulo de retenciones. En principio, no quieren modificar porcentajes pero aceptarían sacar del proyecto algunas actividades que en la iniciativa original quedaban alcanzadas por los derechos de exportación, para proteger las economías regionales, como reclamaron los gobernadores de Juntos por el Cambio. Otras actividades, en cambio, podrían agregarse para compensar la recaudación. Retenciones y jubilaciones son los dos puntos clave del capítulo fiscal.
El Gobierno, en tanto, esta dispuesto a reducir las facultades extraordinarias de cuatro a dos años (uno prorrogable por otro período).
El Gobierno no quiere sacar de la ley el capítulo de la reforma electoral, que incluye la eliminación de las PASO, el nuevo sistema de circunscripción uninominal y el cambio de la representación de las provincias en la Cámara baja. Pero entienden que es una prenda de negociación, en caso de que sea el último impedimento para conseguir los votos que necesita de los aliados.
Trabajo a contra reloj
De no lograr una sesión esta misma semana, cerca de Milei señalan que esperan contar con media sanción entre el lunes y el martes, “preferentemente antes del paro de la CGT”. En Casa Rosada minimizan el impacto de la huelga y la movilización prevista para el 24 de enero y dicen que no debería incidir en el trabajo parlamentario. Sin embargo, en el Congreso algunos bloques aliados advierten que la protesta podría afectar el normal funcionamiento de la Cámara y hacer inconveniente una sesión en esas circunstancias.
Según pudo saber LA NACION, internamente en La Libertad Avanza se había conversado que el texto con la contrapropuesta se enviaría al Congreso “entre el miércoles a la noche y el jueves a primera hora”. Finalmente las negociaciones se fijaron a partir de las 17 de ayer.
Distintas áreas del Gobierno trabajaron intensamente en las últimas horas para digerir los principales cambios que le piden los bloques “amigables”, fundamentalmente el capítulo fiscal. Todo esto con el Presidente; el jefe de Gabinete, Nicolás Posse y el ministro de Economía, Luis Caputo, moviéndose entre Davos y Zurich. Por la tarde, mientras los enviados del Gobierno se trasladaban desde la Casa Rosada hacia el Congreso, la comitiva presidencial tomaba un vuelo comercial a Buenos Aires, previa escala en Fráncfort.
Caputo estuvo continuamente conectado con Buenos Aires para definir qué cambios podría aceptar el Gobierno en materia fiscal sin perder el norte en el déficit cero. Con la diferencia horaria, estuvo trabajando en horas de la madrugada. “El día tuvo 24 horas literalmente”, se limitó a decir una fuente del Gobierno.
El miércoles a la noche, el consultor Santiago Caputo, que es miembro estable de la mesa chica de Milei, mantuvo una reunión a solas con Menem. Juntos pulieron los pasos a seguir para intentar que el Gobierno salga airoso del intríngulis parlamentario.
Después de eso, Menem brindó una entrevista en el canal TN en donde manifestó que “la Argentina no tiene plata ni tiempo”. Una definición que sintoniza con el mensaje que transmiten en la Casa Rosada, donde exigen imprimirle velocidad al tratamiento del proyecto para contar con “herramientas urgentes para llegar con la meta de déficit cero”, además de brindar una señal de sustentabilidad política.
En simultáneo, el miércoles a la noche se reunieron Francos con el titular del bloque Pro, Cristian Ritondo. Toda una novedad política ya que entre ambos hubo varias semanas de escasa comunicación luego de la puja por la presidencia de la Cámara, que finalmente ocupó Menem. Según trascendió, la reunión fue “positiva” y preparatoria para las negociaciones de este jueves.
Si bien el texto con modificaciones involucró a los equipos técnicos en Buenos Aires (se lo vio trajinar los pasillos al vicejefe de Gabinete José “Cochi” Rolandi), la cúpula del Gobierno debió bajar el martillo desde Suiza para aprobar la nueva versión del proyecto.
En la Casa Rosada hay mucha ansiedad por tener media sanción. Entienden que tienen que aprovechar el “veranito” que, según los sondeos que leen, está teniendo Milei en la opinión pública, y que le asignan al Presidente “cerca de 60 puntos” de imagen positiva. Un capital que, reconocen, comenzará a desgranarse con el correr de las semanas conforme siga impactando el ajuste en los bolsillos.
Entienden que la temperatura social es la que hoy permite que la “política” muestre predisposición para acompañar al Gobierno. Por eso, más allá de las necesidades fiscales que hay en el Palacio de Hacienda, quieren acelerar los tiempos por temor a que se le cierre la ventana de oportunidad.
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