Con más presupuesto, “Juanchi” Zabaleta asienta su poder en un ministerio loteado entre grupos oficialistas
A cinco meses de su asunción, el exintendente de Hurlingham logró hacer pie en una de las carteras más calientes del gabinete; su relación con las organizaciones piqueteras, entre el diálogo y los incumplimientos
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La crisis de 2001 convirtió al Ministerio de Desarrollo Social en un resorte fundamental para la gobernabilidad de cualquier presidente. Lo sabe Mauricio Macri, que tuvo en la figura de Carolina Stanley su principal carta a la hora de negociar partidas presupuestarias a cambio de paz social. También la propia Cristina Kirchner, que a lo largo de sus dos administraciones se benefició de los aceitados vínculos que Alicia, su cuñada, supo tejer con los representantes de las organizaciones sociales durante los 12 años que le tocó estar sentada en el despacho del histórico edificio ubicado en 9 de Julio y Belgrano.
La llegada de Alberto Fernández a la Casa Rosada abrió una nueva era en la cartera encargada de la asistencia social. A partir de 2019, los movimientos sociales comenzaron a ocupar cada vez más espacios en el organigrama de poder de la gestión estatal. De la mano del por entonces ministro Daniel Arroyo, el Movimiento Evita logró posicionar a su principal referente, Emilio Pérsico, en un lugar estratégico: la Secretaría de Economía Social. Es el área encargada de negociar las altas y bajas del Potenciar Trabajo, un programa que hoy alcanza a más de 1 millón de beneficiarios y que tiene a las distintas organizaciones sociales como principales intermediarias.
Sin embargo, la gestión de Arroyo duró menos de lo que muchos esperaban. Fue el economista quien, por motu proprio, decidió dejar la cartera a mediados del año pasado para darle su lugar al “albertista” Juan Zabaleta. La tumultuosa gestión del ministerio durante la pandemia lo terminó desgastando, al punto de buscar el mejor salvoconducto posible. El proceso electoral le vino como anillo al dedo: logró un lugar en la lista bonaerense del Frente de Todos. Hoy ocupa una banca en la Cámara de Diputados.
La era Zabaleta
Los cinco meses que lleva el exintendente de Hurlingham al frente del ministerio estuvieron marcados por el creciente malhumor social y el aumento de las manifestaciones callejeras. En un contexto de profundización del deterioro económico, Zabaleta debió reforzar varias veces el presupuesto de la cartera desde su llegada. Sucede que, al mes de julio, la partida de $252.000 millones que le habían sido destinados a Desarrollo Social para todo el año comenzó a escasear. Por eso, entre agosto y diciembre, la cartera vio aumentado su presupuesto en $279.000 millones. De esa manera, terminó 2021 con fondos totales por $531.000 millones, un 110% más de lo previsto originalmente en el presupuesto anual. Programas como el Potenciar Trabajo y la Tarjeta Alimentar reúnen el 90% de todas las partidas, es decir, más de $471.000 millones.
“¿A dónde va la guita del presupuesto que corresponde a las partidas alimentarias cuando no entregan durante dos meses a los comedores? ¿Quién se queda con el vuelto?”, se preguntó ante LA NACION la dirigente social Mónica Sulle. Es que la ejecución, de todas maneras, no deja de generar dudas entre los integrantes de las organizaciones sociales no alineadas con el oficialismo. Según indica la referente del MST Teresa Vive, cuando el ministerio no entrega lo correspondiente a determinado mes, en los meses siguientes esa cantidad adeudada no es restituida.
Para Sulle, quien es integrante de la Unidad Piquetera y una de las encargadas de llevar adelante las negociaciones con los funcionarios, la gestión de Zabaleta se encuentra abocada a cumplir con “el programa económico del Gobierno” que, en su lectura, iría hacia un solo objetivo: el pago de la deuda externa y, en consecuencia, “un mayor ajuste para los trabajadores”. En ese sentido, a las quejas por la falta de suministros a los comedores se le suma la solicitud de altas para los programas Potenciar Trabajo, que las organizaciones le solicitaron al Gobierno y que, según señaló Sulle, se lograron parcialmente, aunque con demoras.
Desde la cartera que comanda Zabaleta no dejan de reconocer los problemas. Aunque sostienen que las condiciones para la compra de alimentos, en última instancia, no las pone el ministerio, sino que las determina la lógica del mercado. Y aducen, además, que tampoco estarían a su alcance las decisiones de política económica que permitirían la creación de puestos de “trabajo genuino”, tal y como lo demandan las organizaciones.
Loteo
La asunción al frente de Desarrollo Social de quien fuera secretario administrativo de Amado Boudou durante su paso por Senado de la Nación, le agregó una mayor cintura al ejercicio de la gestión ministerial. Sobre todo, en lo que hace a las instancias de negociación con los grupos piqueteros, que parecen nunca terminar de agotarse: “Juanchi” Zabaleta adoptó la política de no romper el diálogo bajo ninguna circunstancia.
Es esa impronta la que, al mismo tiempo, comenzó a generar suspicacias en los demás habitantes del ministerio, entre los que se encuentran no solo el Movimiento Evita sino también La Cámpora. La organización encabezada por Máximo Kirchner tiene como su representante en la cartera a la trabajadora social Laura Alonso, quien está frente de la Secretaría de Inclusión Social.
Lo cierto es que la relación entre La Cámpora y el Movimiento Evita es una fuente de tensiones que se reavivan periódicamente. La designación de fondos es una de las chispas frecuentes que originan los tironeos, que también se replican en el territorio. Fue la propia Alonso quien recientemente dejó trascender su malestar con la agrupación que comanda Emilio Pérsico. Sin nombrar al Movimiento Evita, la dirigente camporista se despegó del manejo de fondos y pidió que la mirada se direccione hacia esa organización social.
“Nuestra tarea es determinar el rumbo de los programas y supervisar su ejecución, pero, como es de público y notorio conocimiento, son otras áreas del Ministerio de Desarrollo Social las que se ocupan de las compras, licitaciones y transferencias de fondos”, escribió Alonso en Twitter en noviembre pasado, en clara referencia al sector comandado por Pérsico. Son tensiones que, en medio de las urgencias y los reclamos, Zabaleta ve desde arriba.