Con las elecciones en la mira, el Gobierno acelera el giro de fondos frescos a Kicillof
En los primeros cinco meses, la Provincia consumió la mitad del fondo especial creado en 2020; también gastó el 76% de los recursos para comedores; piden que rinda cuentas sobre el destino del dinero
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Con su acto en La Plata, el lunes pasado, la vicepresidenta Cristina Kirchner hizo sonar la campana de largada de la campaña electoral en Buenos Aires, su mayor cantera de votos. En sintonía, la Nación acelera el giro de transferencias discrecionales para atender los gastos corrientes de la provincia que comanda Axel Kicillof: en los primeros cinco meses y medio del año, el gobernador ya consumió la mitad de los casi $50.000 millones del Fondo de Fortalecimiento Fiscal –creado el año pasado– y buena parte de las partidas que se le presupuestaron para la asistencia alimentaria.
La ejecución de las transferencias corrientes que el Tesoro nacional gira por fuera de la coparticipación al principal distrito del país adquirió un ritmo de vértigo. En efecto, mientras el presupuesto nacional exhibe un nivel de ejecución promedio del 39,3% a esta altura del año, el Fondo de Fortalecimiento Fiscal –que creó el gobierno nacional con 1,4 puntos de la coparticipación que le detrajo a la Capital- ya se ejecutó en un 48,5%, según datos oficiales del Ministerio de Economía. Son $24.266 millones que Kicillof gastó hasta ahora sin rendir cuentas pese a los reiterados reclamos de los legisladores de la oposición bonaerense.
En materia de asistencia alimentaria –clave para capitalizar el voto de la población más humilde– las provincias reciben partidas por dos vías: el programa “Política Alimentaria” del Ministerio de Desarrollo Social y las transferencias para gastos corrientes que reparte el Tesoro nacional, por lo general discrecionales. Aún no terminó el semestre y Buenos Aires ya gastó el 76% de los fondos que le envía el ministro Daniel Arroyo ($34.720 millones). Pero lo más sugestivo es lo que el gobernador Kicillof recibe por la otra vía: el Tesoro le presupuestó otros $5100 millones y su gestión ya gastó poco más de $5700 millones (107%), según información oficial del Ministerio de Economía.
En la oposición de Juntos por el Cambio hace tiempo reclaman precisiones sobre qué destino le da Kicillof a estos recursos discrecionales que recibe de la Nación.
“Su gestión no es transparente y no sabemos cuánto de todos esos recursos se reparten a los municipios ni a qué municipios. No hay pautas objetivas para ese reparto. Hemos presentado decenas de pedidos de informe sin respuesta y el ministro del área (Pablo López) no se presentó a informar al respecto”, cuestionó el diputado provincial Daniel Lipovetzky, vicepresidente de la Comisión de Presupuesto.
El contraste de lo que sucede en Buenos Aires con otras provincias es elocuente. Córdoba, por caso, recibió recursos extra del Tesoro nacional para la asistencia alimentaria por apenas $36,7 millones. Santa Fe, $90 millones. Mendoza, $14,6 millones.
Las transferencias discrecionales Nación a Buenos Aires para gastos corrientes totalizaron, hasta ahora, poco más de $44.500 millones: esto incluye el Fondo de Fortalecimiento Fiscal; refuerzos en política alimentaria y de salud; el fondo de incentivo docente; recursos para las cajas previsionales provinciales y otras partidas menores. Del total de la torta de transferencias, el gobierno de Kicillof se llevó el 40,8%. Córdoba se llevó el 10,7% y Santa Fe, el 6,1%.
Estas discriminaciones explican, tal vez, el acercamiento cada vez más explícito entre los gobernadores de Córdoba, Juan Schiaretti, y de Santa Fe, Omar Perotti, quien en las últimas semanas tomó distancia de la Casa Rosada y del presidente Alberto Fernández. Perotti, crítico de la política agropecuaria del Gobierno y de la gestión de la pandemia, acaba de lanzar “Juntos por Santa Fe”, una corriente interna dentro del Frente de Todos con el que pretende, al igual que su colega cordobés, evitar la colonización kirchnerista en las listas legislativas de este año.
Caída de la coparticipación porteña
El territorio que gobierna Horacio Rodríguez Larreta, uno de los líderes de Juntos por el Cambio, tuvo un fuerte retroceso en materia de ingresos coparticipables, es decir, de aquellos recursos que se reparten de manera automática entre la Nación y las provincias. Tras la sanción de la ley 27.606, por la que el oficialismo le detrajo 1,4 puntos de coparticipación, la Capital tuvo una caída real en sus recursos de coparticipación del 53,1%, según el último informe del Instituto de Argentino de Análisis Fiscal (IARAF).
Por contraste, el resto de las provincias tuvieron un alza importante en sus transferencias automáticas; según IARAF, acumularon un crecimiento real del 13,9% respecto a igual periodo de 2020. Conviene destacar, aclara la consultora, que la comparación se da respecto del período en el cual los ingresos por coparticipación habían tocado piso debido a las restricciones que impuso la cuarentena en la actividad económica.
Para compensar (en parte) semejante caída en sus recursos coparticipables, el Gobierno creó un fondo especial para solventar los gastos en seguridad en la Capital; dicho fondo es de $24.701 millones anuales, monto que el jefe de gobierno porteño cuestionó por arbitrario. Por esa razón acudió a la Corte Suprema en diciembre pasado, pero el alto tribunal todavía no se expidió. En el ínterin, el Gobierno le gotea de a poco los recursos sin dar el brazo a torcer.
“El gobierno de Mauricio Macri apeló a la discrecionalidad para duplicar la transferencia de recursos a la Capital sin el respaldo de una ley. Nuestro gobierno, en cambio, pretende construir un verdadero federalismo con equidad”, afirma el ministro del Interior, Eduardo de Pedro.
Hasta ahora, el Tesoro Nacional le giró el 43% de esa partida, es decir, a un ritmo más lento que el que se observa en la ejecución del Fondo de Fortalecimiento Fiscal de Kicillof (48,5%). Igualmente, no todas son estocadas para el jefe de gobierno porteño: el Tesoro le transfirió hasta ahora casi $19.000 millones en concepto de transferencias para gastos corrientes a la Capital y se ubica segunda en el podio, detrás de Buenos Aires, con el 17,4% del total de la torta.
Lo cierto es que, más allá de estos refuerzos discrecionales del Tesoro, todas las provincias han recibido en lo que va del año menos oxígeno de la Nación respecto de 2020, ya que se suprimieron las líneas extras de financiamiento que se habían instrumentado para solventar la emergencia económica por la pandemia.
Igualmente, el Ministerio del Interior se guarda una carta para el manejo arbitrario de los recursos: los Aportes del Tesoro Nacional (ATN). El año pasado esta partida se repartió para auxiliar a los gobernadores jaqueados por la caída de la recaudación en sus distritos como consecuencia de la cuarentena. Este año, sin embargo, este fondo –que en parte se nutre de recursos coparticipables– se mantiene casi intacto: cuenta con la friolera de $28.742 millones, de los cuales solo se ejecutó hasta ahora el 9,3% ($2700 millones). Habrá que ver qué avance tiene la ejecución de estos fondos discrecionales conforme se avecinan las próximas elecciones.
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