Alberto Fernández asumió la presidencia de la Celac, con el acompañamiento de Nicaragua, Venezuela y Cuba
La Argentina releva así a México al frente del organismo regional que nuclea a 32 países, con la excepción de Estados Unidos, Canadá y Brasil; el país centroamericano fue el último en apoyar
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Reforzar su “liderazgo regional” y, al mismo tiempo, mostrarse como un eficaz “intermediario” entre Washington y los regímenes políticos populistas “de la Patria Grande”, que tienen a Estados Unidos como principal enemigo. Esos son los objetivos que Alberto Fernández buscará alcanzar a partir de hoy, después de asumir como presidente pro témpore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).
En medio de la incertidumbre que envuelve a las negociaciones de la Argentina con el Fondo Monetario Internacional (FMI), se desarrolló hoy en Buenos Aires el plenario de los cancilleres y enviados de los 32 países miembros de la Celac. El encuentro tuvo lugar en el Palacio San Martín, ubicado en barrio porteño de Retiro, y contó con la presencia de Fernández para asumir su nuevo papel y dar el discurso de cierre.
Durante su breve discurso, el Presidente se esmeró en contrapesar las declaraciones de los enviados diplomáticos de Nicaragua, Cuba y Venezuela, quienes unos minutos antes se concentraron en cargar las tintas contra los Estados Unidos. En ese sentido, dijo sentirse “honrado por el reconocimiento de Argentina como articulador de diálogos” y afirmó que la Celac “no nació para oponerse a nadie”, al tiempo que destacó el rol cumplido por México en la “revitalización” del bloque regional.
“La Celac no nació para enfrentarse con algunas de las instituciones existentes, la CELAC no nació para inmiscuirse en la vida política y económica de ningún país”, insistió Fernández, para inmediatamente después agregar: “Siempre promovió el consenso y la pluralidad, en un marco de convivencia democrática, sin ningún tipo de exclusiones”.
El Presiente agradeció además “el apoyo” de los países miembros de la Celac en las negociaciones con el FMI y expresó que le gustaría discutir “estrategias en conjunto” de cara a las relaciones que deberían entablarse con los organismos internacionales de crédito. “Uno se siente mucho más fuerte sabiendo que los hermanos latinoamericanos y caribeños lo están acompañando”, expresó el primer mandatario.
El puntapié inicial de la jornada estuvo a cargo del canciller argentino Santiago Cafiero, quien al llegar al Palacio San Martín le dio la bienvenida a sus pares latinoamericanos y destacó: “Nuestra identidad común no es un conjunto agrupado de intereses diversos, nuestra identidad común es una construcción política, social económica y cultural. Una historia rica que tenemos que seguir bregando para que no se detenga”.
“La mayor dificultad ha sido la pandemia, pero esto no le impidió ni a México ni a todos los que somos parte de la Celac, trabajar durante el 2020 y el 2021, y así proyectamos trabajar durante el 2022, todos juntos en la diversidad, para fortalecer el diálogo en nuestra región, entre los estados parte, y continuar con las herramientas de integración, que son las necesarias para seguir construyendo una región en paz”, finalizó Cafiero.
Creada hace poco más de una década bajo el influjo del venezolano Hugo Chávez, la Celac es desde hace años el ámbito que Nicaragua, Venezuela y Cuba sostienen para dirigir desde allí sus críticas hacia Estados Unidos y su “política injerencista” en América Latina. Al igual que Canadá, Estados Unidos no forma parte de la Celac, entidad a la que el gobierno de Mauricio Macri le había dado una nula importancia. Un camino seguido hoy por el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, que abandonó oficialmente el foro en 2020.
La ola de contagios de Covid, que parece imparable por estas horas, obligó a algunas ausencias como la del canciller de Chile, Andrés Allamand, contagiado en Estados Unidos, y el canciller paraguayo, Euclides Acevedo, por lo que fueron reemplazados por sus segundas líneas. La vicepresidenta y canciller de Colombia, Marta Lucía Ramírez, tampoco fue de la partida, y en su lugar viajó su segunda, María Londoño.
Roces
Mientras el ministro Martín Guzmán reconoció anteayer en su diálogo con los gobernadores dificultades en las negociaciones con el FMI, desde el Gobierno y la Cancillería se muestran entusiasmados con el logro, frustrado en septiembre pasado cuando el rechazo de Nicaragua impidió la asunción de Argentina y obligó a postergar la votación. En aquel momento, el presidente Daniel Ortega estaba más que molesto por críticas argentinas a las violaciones a los derechos humanos en ese país, que incluyeron el encarcelamiento y exilio de siete candidatos opositores en las elecciones, que terminó con un nuevo triunfo del sandinismo. Con el regreso del embajador Daniel Capitanich a Managua y otros gestos, como la promesa de envío de vacunas y abstenciones a condenar a Nicaragua en la Organización de Estados Americanos (OEA), el vínculo se fue normalizando.
“Por favor, que se entienda bien: la CELAC no nació para competir con nada ni con nadie. Surgió de las entrañas mismas de los pueblos latinoamericanos y caribeños como respuesta a la necesidad de unirnos. De unirnos sin exclusiones”, había escrito el canciller Santiago Cafiero, que recibió en su despacho a una decena de cancilleres en la jornada previa a la cumbre, los mismos que después participaron de una cena de bienvenida en el CCK en la que también estuvo presente el propio Presidente.
En la oposición, sin embargo, no se guardaron las críticas. La presidenta del Pro, Patricia Bullrich, se dirigió a Fernández vía Twitter: “Pedimos al presidente Fernández que proponga un debate serio sobre los DDHH, democracia y libertad entre los países miembros del Foro Celac. Caso contrario, será cómplice de dictaduras como Cuba, Venezuela y Nicaragua, que no representan los valores democráticos argentinos”.
De igual modo se pronunció Fernando Straface, secretario general y de Relaciones Internacionales del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. “La pretensión de ejercer la presidencia de la Celac no debe impedir que la Argentina condene las violaciones a los derechos humanos en Cuba, Nicaragua y Venezuela”, dijo en declaraciones radiales. “La renuncia al grupo de Lima, el retiro del apoyo a las demandas contra Maduro en la Corte Internacional de Justicia y las abstenciones en la Organización de Estados Americanos (OEA) en relación con Nicaragua, por nombrar solo algunas acciones recientes del Gobierno, van en contra de nuestra identidad democrática”, afirmó.
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