Con el apartamiento de Victoria Villarruel y la multiplicación de los negociadores, el oficialismo complica los acuerdos en el Senado
La vicepresidenta no participa de la búsqueda de entendimientos por las leyes económicas a pesar de haber logrado la mayoría que le arrebató la hegemonía al kirchnerismo; crecen las tensiones con la mesa chica de Milei
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La discusión de La Ley Bases y el paquete fiscal en el Senado no está exenta de roces internos. Mientras continúa la exposición de invitados en el plenario de comisiones, el oficialismo negocia tras bambalinas los acuerdos para dictaminar los proyectos de Javier Milei. En esta tarea, no obstante, no participa Victoria Villarruel, corrida de la mesa chica del Presidente y ahora hasta de su propio rol como titular del cuerpo. Esta situación expone las fracturas dentro del gabinete libertario y complejiza el diálogo con la oposición ante la falta de un único canal de comunicación con la Casa Rosada.
“Si no le dan juego a Victoria esto no sale”, consideró en diálogo con LA NACION una experimentada referente parlamentaria. Apenas desembarcó en el Senado, la vicepresidenta tejió los lazos políticos que le permitieron agrupar a todos los espacios no kirchneristas en una mayoría circunstancial y, con ello, despojar del poder de veto a Unión por la Patria (UxP). Esto le valió el respeto de los bloques dialoguistas.
Por eso, en este nuevo desafío oficialista, los senadores que podrían acompañar las iniciativas del Ejecutivo miran con asombro la estrategia del Gobierno, carente de un único interlocutor que ordene la negociación.
Al igual que en la Cámara baja, el vicejefe de Gabinete, José Rolandi, es uno de los que se puso al hombro el diálogo con los legisladores. Hace equipo con María Ibarzábal Murphy, secretaria de Planeamiento Estratégico. Ambos pasearon en los últimos días por los despachos de algunos de los senadores que deberán rubricar los dictámenes.
El rol del ministro del Interior, Guillermo Francos, está anclado en el diálogo con los gobernadores que cuentan con terminales concretas en la Cámara alta. Sin embargo, el último viernes se reunió con el radical Martín Lousteau con el objetivo de limar asperezas. Participó también “Lule” Menem, cercano a la secretaria General de la Presidencia, Karina Milei.
En menor medida, el jujeño Ezequiel Atauche, jefe de bloque de La Libertad Avanza (LLA) también participa de las conversaciones con senadores opositores. Según pudo saber LA NACION, en los últimos días se sumó a la caza de votos el cuidador del relato oficial, Santiago Caputo, quien emerge cuando se espesa el diálogo político y corren riesgo los objetivos del Gobierno.
Esta dispersión de voces desorienta a los legisladores y genera roces intrabloques. De hecho, la cumbre con Lousteau erosionó las terminales entre el oficialismo y la dirigencia radical, que leyó la reunión como un desaire a los leales. Desdibujó, además, el rol del correntino Eduardo “Peteco” Vischi, jefe del espacio en el Senado. “Desordenan lo ya ordenado”, sintetizó un correligionario.
El estrecho margen de juego político que la Casa Rosada le dejó a Villarruel es compensado por la figura del secretario Parlamentario, Agustín Giustinian. Con diálogo directo con la vicepresidenta, es quien intercede frente a los emisarios que envía el Poder Ejecutivo. En la tarde de ayer, se congregaron en su despacho Rolandi y Atauche. Su rol es determinante: asiste y asesora a la titular de la Cámara en el recinto.
Lo cierto es que los roces entre Villarruel y la mesa chica del Presidente ya acumulan varios capítulos. El último evento que profundizó el desgaste fue la publicación del Mapa del Estado, donde la figura de la vicepresidenta no se incluyó. La hermana presidencial, en cambio, figura en el mismo nivel que Milei, aunque con una foto más chica. La secretaria General de la Presidencia es marcada por la dirigencia libertaria como la pieza fundamental de la tensión con Villarruel, a quien le desconfía el tener vuelo propio.
A pesar de la tirantez, Villarruel exhibe fortaleza. En el inicio del debate por la Ley Bases y el paquete fiscal, pasó a saludar a los senadores por el plenario de comisiones y expuso la buena sintonía que mantiene con todos los espacios políticos. La misma actitud tuvo con el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, que mañana informará al pleno sobre el curso de la administración. La semana pasada, la vicepresidenta tuvo una charla reservada con el funcionario en el comedor del Senado.
Según trascendió, conversaron sobre los plazos del tratamiento de la Ley Bases y el paquete fiscal. Tras el almuerzo, Villarruel llevó a Posse a conocer el recinto, donde deberá presentar su primer informe de gestión, y luego pasaron por los salones Eva Perón y Azul, donde se instalará la comitiva que acompañe al jefe de Gabinete. “Fue a reconocer el escenario”, deslizó una fuente gubernamental.
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