Con disidencias internas, avanza el plan de la CNV contra Clarín
El objetivo es expropiar Papel Prensa e intervenir Clarín; en el propio organismo hay visiones encontradas
La expropiación de parte de Papel Prensa y la posibilidad de que la Comisión Nacional de Valores (CNV) disponga la intervención del Grupo Clarín y desplace al directorio de la empresa -una alternativa que genera mucha controversia incluso dentro del propio organismo- parecen estrategias distintas, pero apuntan al mismo objetivo de tomar el control de las compañías.
"El Gobierno plantea expropiar Papel Prensa porque es menos conocida que el Grupo Clarín. Pero ambas decisiones son escandalosas. Incluso, en la CNV hay mucha resistencia de los profesionales de la línea técnica y, por eso, Alejandro Vanoli -titular de la CNV- está produciendo cambios", dicen fuentes del mercado donde cotizan las empresas.
La decisión del Gobierno de enfrentar a los medios se remonta a 2003, con la distribución discrecional de la publicidad oficial. Pero en 2009 Cristina Kirchner reforzó la embestida, que se prolongó con la denuncia a los accionistas de Papel Prensa, que la Justicia nunca comprobó, y la sanción de la ley de medios.
No obstante, algunos fallos a favor de Papel Prensa y la reciente sentencia de la Cámara Federal Civil y Comercial que declaró inconstitucionales dos artículos de la ley de medios llevaron al Gobierno a cambiar de estrategia y recurrir a otras dos vías de ataque que, según la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), acercan al país al grupo de Estados totalitarios.
Cuando, hace exactamente un año, el Gobierno avanzó sobre la española Repsol para apartarla de YPF, la presidenta Cristina Kirchner dispuso su intervención con un decreto de necesidad, y luego el Congreso la expropió. Desde el punto de vista técnico, fue una confiscación, porque si bien se sancionó la ley expropiatoria nunca se pagó la indemnización, requisito esencial para la expropiación.
Aunque ningún magistrado frenó aquel avance ni tampoco ninguno le advirtió a la Presidenta que el Poder Ejecutivo no tenía facultades para intervenir, en noviembre último el Congreso sancionó la ley 26.831, de mercado de capitales, para dotarse de un mayor poder de fuego.
"El apuro en sancionarla era para introducir el artículo 20, que el diputado Feletti agregó a último momento y que le otorga a la CNV la facultad para intervenir cualquier sociedad que cotiza en la Bolsa", afirmó a LA NACION un informante que conoce muy de cerca el organismo.
Esa ley buscó convertir a Vanoli y a la CNV casi en un juez, porque establece que el Estado, cuando unilateralmente considere que está afectado el interés de un accionista minoritario, puede disponer hasta la intervención, desplazando al directorio. Y en los casos de Papel Prensa, donde el Estado tiene el 27% de las acciones, y del Grupo Clarín, donde posee el 9%, el Gobierno se vuelve juez y parte. Ahora, Vanoli, con aquella excusa del interés del accionista afectado, podría nombrar a un interventor en el holding y desplazar al grupo que dirige Héctor Magnetto.
Pero, según trascendió, en los últimos días Vanoli debió enfrentar un imprevisto. Los profesionales de línea de la CNV le aconsejaron no avanzar contra Clarín ni contra Papel Prensa, porque "no hay motivos técnicos para hacerlo y porque resulta evidente que una decisión de ese tipo responde a motivaciones políticas".
"Vanoli cambia gente. Hace dos años le cortó la carrera a Mabel D'Orazio, que estaba al frente de la Gerencia de Emisoras -la de mayor importancia en la CNV-, y la rebajó a secretaria de directorio, encomendándole tareas administrativas. D'Orazio no quería hacer locuras sobre Papel Prensa. Ahora, hace lo mismo con la actual gerente, Patricia Boedo", aseguró el informante. El viernes último se estimaba inminente su reemplazo por la joven Karina Bermúdez, que hasta hace pocos días estaba en la Subgerencia de Asuntos Legales. Bermúdez fue vista al lado de Vanoli y del secretario de Comercio, Guillermo Moreno, cuando en abril último todos ellos ingresaron a los gritos en la asamblea de accionistas del Grupo Clarín. En aquella asamblea fue ella la que le dio una orden a la veedora de la CNV, que sí estaba autorizada a participar en la reunión societaria. La veedora se negó a cumplir el pedido, porque estaba destinado a obstaculizar una votación.
En algún punto, la estrategia del Gobierno sobre el Grupo Clarín y sobre Papel Prensa parece bifurcarse. Porque mientras la CNV avanzaría sobre el Grupo Clarín por vía de intervención, los diputados ultrakirchneristas Carlos Kunkel y Diana Conti presentaron un proyecto para expropiar la papelera, lo que le permitiría al Estado directamente hacerse cargo, sin inversión alguna, de la producción y distribución del principal insumo que usan los diarios.
Expropiar una empresa parece una solución más agresiva que su intervención. Pero, en la práctica, ambas medidas buscan tomar el control de las firmas. Si se interviene una empresa, el Gobierno la debe devolver a los 180 días, pero puede entregarla devastada. Y, por otro lado, el proyecto de expropiación de Papel Prensa también dispone que la CNV, una vez expropiada, la intervendrá y desplazará a parte de los directores de la compañía. Claro que también podría cambiar de idea, incluso, y hacerlo antes.
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