Con Cristina y Alberto otra vez distanciados, Massa evita el rol de “intercomunicador”
El Presidente y la vice se contactan lo indispensable; el ministro de Economía construyó “una relación con cada uno”
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El funcionario revoleó los ojos. “Por separado son más fáciles que la tabla del dos, pero juntos es imposible… Se nota que ninguno hizo terapia”, soltó, con cierto hastío. Se refirió así a lo que ya es sabido en los distintos rincones del Frente de Todos: Alberto Fernández y Cristina Kirchner volvieron a perder diálogo. No es la incomunicación total de principios de año, pero hace más de dos semanas que no se ven. Intercambiaron algún mensaje o llamado fugaz. Lo mínimo indispensable.
“Las cosas están funcionando y no tienen por qué hablar. Se contactarán solo si es necesario por algún asunto grave”, dijo a LA NACION otra persona que los conoce muy bien a ambos.
Las reuniones ultrasecretas en Olivos, en los días de Silvina Batakis, ya forman parte del pasado. El diálogo político entre Fernández y Kirchner solo duró un mes: entre el anochecer del domingo 3 de julio (el día después de que Martín Guzmán pegó el portazo) y el miércoles 3 de agosto, cuando Massa asumió en Economía.
La frialdad actual preocupa a varios colaboradores del Presidente, que temen que -como ya ocurrió- esa falta de diálogo derive en malentendidos que enciendan otra vez la chispa de la discordia. La relación personal y política del Presidente y su vice, admiten muchos en el Gobierno, parece irrecuperable y solo se puede aspirar a un pacto de no agresión pública.
Hay allegados a Fernández que le insisten para que preserve el ámbito de deliberación con su vice. “En general, evade”, reconoció un colaborador oficial.
En el Gobierno también miran con preocupación la situación de Cristina en los tribunales. No solo por lo estrictamente jurídico (en lo que cierra filas todo el oficialismo), sino también por la posible escisión de agendas hacia fin de año: la económica y la judicial.
Nueva dinámica
La situación incomoda a Massa, que no quiere quedar en el medio de los dos ni oficiar de “mensajero”. “Yo tengo una relación construida con cada uno”, transmitió en los últimos días. Con el Presidente, el ministro de Economía habla a diario y asiste varias mañanas a la quinta de Olivos. A la vicepresidenta la visita en el Senado, aunque de forma más esporádica. La vio hace diez días, el día que viajó a Neuquén para hacer anuncios energéticos. También escucha a Axel Kicillof y se mantiene en contacto con Máximo Kirchner.
“Massa no va a cometer el mismo error que Martín Guzmán. Y hay un giro al pragmatismo de todos. El kirchnerismo valora que Massa es un político que está moviendo la gestión”, dijo un testigo de los movimientos del tigrense.
La nueva dinámica de toma de decisiones ya muestra sus límites. Aunque en el Palacio de Hacienda esperaban esta semana el desembarco de Gabriel Rubinstein, el cargo de viceministro de Economía sigue vacante. El economista mantiene perfil bajo en redes, aunque en las últimas horas le dio “like” a un video de La Cámpora, reveló LN+. El veto de la vicepresidenta, según un colaborador oficial, se habría levantado. Tampoco ocurrió el llamado al sindicalismo y el empresariado para un acuerdo de precios y salarios. El problema, admiten en el Gobierno, es que la propuesta no está preacordada, mientras hay divergencias en torno a un posible un aumento salarial de suma fija.
Contrastes
Mientras busca despegarse de la idea de que es un “intercomunicador” entre el Presidente y su vice, el líder del Frente Renovador gana centralidad en detrimento de Fernández. Actos de gestión, baterías de anuncios y exposiciones protagónicas como la del Council of the Americas lo ubican a Massa en el centro de los reflectores.
Fernández quedó acotado a actos de corte más protocolar, como los del último miércoles, en La Rioja, donde se refugió en un día difícil por la marcha de la CGT.
Tanto cerca de Massa como de Fernández buscan desterrar esa idea de cambio de fortalezas y sostienen que el mandatario “valida las medidas del Ministerio de Economía todos los días”. “Es mucho más conversado de lo que se cree. En definitiva, Massa está llevando el mismo plan que le instruyó Alberto a Guzmán: controlar el gasto y actualizar tarifas”, dicen.
Cerca del Presidente, no obstante, admiten que Fernández debe recomponer el vínculo con la sociedad. Los últimos números que llegaron a la Casa Rosada muestran que solo tiene un 30% de imagen positiva, contra un 60% de negativa. Por eso la Casa Rosada les encargó a todos los ministros que eleven “diez iniciativas” para nutrir la agenda presidencial. Ya se trabaja en el armado de un cronograma a partir de septiembre, que también debe contemplar el fixture del Mundial de Qatar.
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