Se partió el bloque oficialista y Cristina Kirchner pierde el control del Senado
Cuatro legisladores abandonaron el Frente de Todos para conformar un nuevo bloque, denominado Unidad Federal, junto a la peronista disidente Alejandra Vigo (Córdoba)
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El bloque oficialista del Senado se fracturó hoy con la decisión de cuatro legisladores de abandonar el Frente de Todos y sumarse a la peronista disidente Alejandra Vigo (Córdoba) en una nueva bancada que se llamará Unidad Federal. La medida implica un duro golpe para Cristina Kirchner, que pierde de manera definitiva el control de la Cámara alta, que mantuvo con mano de hierro desde diciembre de 2019, cuando se convirtió en vicepresidenta.
Además de Vigo, el nuevo bloque de Unidad Federal estará integrado por Edgardo Kueider (Entre Ríos), Guillermo Snopek (Jujuy), Carlos Espínola (Corrientes) y María Eugenia Catalfamo (San Luis), todos miembros de la bancada oficialistas hasta este momento. El senador jujeño será el presidente de la flamante bancada.
La resonante noticia se produce con Cristina Kirchner ausente y a horas de que el Senado celebre este jueves, a las 11, la sesión preparatoria en la que se elegirán las autoridades legislativas para el próximo período de sesiones ordinarias, que comenzarán el próximo 1 de marzo con el discurso sobe el estado de la Nación que brindará el presidente Alberto Fernández ante el Congreso reunido en Asamblea Legislativa.
Según confirmaron sus voceros, la vicepresidenta sigue en Santa Cruz, por lo que no será de la partida este jueves. En su lugar, la reunión será encabezada por la presidenta provisional del Senado, la oficialista Claudia Lesdema (Santiago del Estero).
“Este es el resultado del malestar con el kirchnerismo que hay en el peronismo de muchas provincias”, explicó un senador peronista que está al corriente de las conversaciones que vienen manteniendo los legisladores molestos con la situación política que impera en el oficialismo.
Los senadores también apuntaron sus quejas a la falta de federalismo, tanto de parte de la administración nacional de Alberto Fernández como de la conducción del interbloque de Frente de Todos. La presidencia de la bancada está en manos de José Mayans, pero es un secreto a voces que la estrategia política del sector las digita la vicepresidenta. Según pudo saber este diario, los legisladores sostuvieron reuniones en la Cámara alta a lo largo de todo el día para terminar de ultimar los detalles de la movida.
En el comunicado en el que formalizaron la conformación de la nueva bancada, los senadores se anuncian como un nuevo espacio que entiende “la necesidad de construir una alternativa dentro del senado de la Nación que responda a las necesidades de nuestros territorios y que representen a los ciudadanos que nos eligieron por el voto popular”.
“El actual contexto social, económico y político que atravesamos genera nuevas realidades y demandas. Por ello, tenemos la responsabilidad de debatir, trabajar, pensar nuevas estrategias y legislar en un espacio que aporte una mirada verdaderamente federal poniendo el foco en las problemáticas diarias que atraviesan nuestras provincias, entre ellas la pobreza y el hambre que castigan a nuestros pueblos”, agrega el pronunciamiento.
La fractura del oficialismo es un verdadero golpe político para Cristina Kirchner, ya que le hará perder el control de la Cámara alta. Con la pérdida de cuatro senadores, el interbloque del Frente de Todos pasará a tener 31 integrantes y quedará definitivamente lejos de poder alcanzar el quórum de 37 presentes, como ocurrió hasta el año pasado, cuando con la ayuda de tres aliados provinciales pudo imponer la agenda del kirchnerismo sin demasiados contratiempos.
Ahora, además de negociar con los provinciales, Cristina Kirchner tendrá que sentarse a pactar el armado de las sesiones con el nuevo conglomerado de peronistas disidentes. El daño es aún más duro si se toma en cuenta que, con la partida de cuatro senadores, el kirchnerismo pierde su condición de primera minoría en la Cámara alta, la que pasará a ser detentada por Juntos por el Cambio, cuyo interbloque tiene hoy 33 senadores.
Es una incógnita todavía cómo impactará este nuevo escenario podría repercutir en el esquema de conducción de la Cámara alta y, sobre todo, en el armado de las comisiones legislativas de cara a un año electoral y en el que el Frente de Todos se jugará su continuidad en el poder.
De hecho, tres de los cuatro senadores que abandonaron el oficialismo presidían comisiones y todo indica que no serán reelegidos en sus cargos cuando comience el próximo período de sesiones ordinarias.
Snopek estuvo el año pasado al frente de la estratégica Comisión de Asuntos Constitucionales, sitial en el que fue elegido luego de haberse acercado el kirchnerismo. Kueider, por su parte, presidía la Comisión de Sistemas, Medios de Comunicación y Libertad de Expresión; mientras que Catalfamo era la presidenta de la Banca de la Mujer.
Las causas de la partida son varias y difieren según cada legislador. Aunque siempre fue un critico de los modos políticos de la vicepresidenta, Kueider terminó de dar el portazo como consecuencia de su enojo con Alberto Fernández por la decisión del Gobierno nacional de excluir a Entre Ríos de las provincias que fueron alcanzadas en diciembre pasado con el incremento de los subsidios energéticos que beneficiaron a las provincias del norte del país.
Snopek, por su parte, viene cargando desde hace tres años su molestia por el buen trato que el Poder Ejecutivo le dispensa al gobernador radical Gerardo Morales, su archirrival político en Jujuy. La gota que colmó el vaso habría sido la expulsión de la legislatura de una diputada del Frente de Todos votada por el oficialismo que responde al mandatario provincial.
En el caso de Catalfamo, su salida del bloque del Frente de Todos está motivada por el distanciamiento con Cristina Kirchner del gobernador Alberto Rodríguez Saa, al que responde sin cortapisas, después de que la vicepresidenta aceptara modificar el proyecto de ampliación de la Corte para complacer, y conseguir el voto, de su hermano y senador Adolfo Rodríguez Saá, que rechazaba llevar a 25 los miembros del máximo tribunal, tal como lo habían propuestos los mandatarios peronistas.
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