Con cotillón libertario e impronta peronista, Javier Milei congregó a sus partidarios en el Parque Lezama
El Presidente fue el principal orador del acto en el que se celebró que La Libertad Avanza ya es un partido a nivel nacional; la movilización central fue desde el conurbano, con micros incluidos
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El sonido de un cuerno denominado shofar, amplificado por las columnas de sonido a ambos lados del escenario montado en Parque Lezama, le dio aviso a los miles de libertarios reunidos en uno de los costados del paseo de San Telmo que la espera había terminado. Pero no que el inicio del acto traía consigo una sorpresa: lo inesperado no fue, sin embargo, que la hermana del Presidente, Karina Milei, saliera a escena presentada como “El jefe” y en un discurso corto diera a conocer una voz agrietada, sino que el propio Javier Milei apareciera en un pasillo militante rodeado de acompañantes trenzados por sus codos, en una suerte de escudo humano que le abría paso en su camino al escenario.
El público se encendió por primera vez cuando Milei, a los pocos minutos de iniciado el acto, y ya en el centro de la escena, se calló y abrió un claro en su discurso para que la militancia se expresara contra el periodismo. “Hijos de puta, hijos de puta”, exclamaron con fuerza los libertarios más próximos al escenario. Fue el primero de muchos festejos entusiastas: en su relato, el Presidente recogió escenas, anécdotas y episodios de cuando el partido que lidera no era tal y su presidencia era todavía impensada aun en muchos de quienes lo acompañaban. Todos los recuerdos fueron recompensados con aplausos o abucheos, según correspondiera.
Los libertarios lo envolvieron de cariño, incluso, cuando Milei se refirió al “ajuste más grande de la humanidad” que lidera “el coloso”, el apodo con el que alude al ministro de Economía, Luis Caputo. “Esto está rompiendo todos los manuales de política”, resaltó Milei, que recordó otras “fiestas libertarias” a lo largo de su corto e intenso camino hacia la presidencia.
“Elijo creer”, decía una de las tantas remeras en venta sobre una soga de la que también colgaban banderas libertarias. “Y vivir en Libertad, tenemos presidente”, cerraba la leyenda inscripta en la tela. Para las 19, el horario previsto para el inicio del acto que encabezaría Milei, todo el frente del escenario estaba colmado, algunos fuegos artificiales de corto alcance perleaban uno de sus flancos y las batucadas, vibrantes, anudaban un ritmo indescifrable que tapó las primeras palabras del locutor anfitrión, mucho antes de que apareciera Milei. “Les quiero presentar a un amigo que hace llorar mucho a los kukas, que ahora les gusta hablar: mi amigo el Gordo Dan”, dijo.
El primer aplauso se lo llevó el pedido para bajar las banderas que se repartían por el anfiteatro del Parque Lezama porteño e impedían ver el escenario a quienes se encontraban detrás de ellas. “Milei se los va a pedir de otro modo, ya lo conocen”, advirtió el anfitrión. El pedido dio paso a un himno nacional iluminado con las últimas luces de la tarde.
El primer chiflido recayó sobre la figura del expresidente Alberto Fernández, cuando la pantalla lo mostró apenas segundos en un video que exhibió un compendio de imágenes y frases de Milei, que abrevó en el ya clásico repertorio del Presidente libertario e incluyó críticas al economista “John Maynard Keynes, a los empresarios prebendarios y a los políticos chorros”. Al tiempo, el expresidente Néstor Kirchner recibió el segundo aluvión de chiflidos.
El Presidente rodeó la baja de la inflación con otros hechos que enumeró y tildó de “logros”, como la fuerte baja en la tasa de homicidios en la ciudad de Rosario y la boleta única de papel (en revisión), pero también con que “la pobreza ha empezado a caer” y el salario a “recomponerse”; Milei valoró a su Gobierno como un “milagro”, y lo calificó como el mejor de la historia. “Argentina Grande,” le devolvía una señora que pasaba los 50 años, desde el último cordón de una audiencia que se mantuvo firme las más de dos horas y media que duró el acto.
En el discurso, además del ministro Caputo, fue mencionada la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich; el asesor estrella Santiago Caputo; el secretario de Finanzas, Pablo Quirno; el diputado nacional, “el profe” Jose Luis Espert; y otros miembros del Gabinete, como el ministro de Justicia, Mariano Cuneo Libarona, y la titular de Capital Humano, Sandra Pettovello, que se llevó una pequeña muestra de cariño por parte de los simpatizantes libertarios, al igual que la “muñeca” del jefe de Gabinete, Guillermo Francos.
Hubo dardos indirectos aunque no solapados para Victoria Tolosa Paz, extitular del otrora ministerio de Desarrollo Social y su pareja, el histórico publicista del peronismo, Enrique “pepe” Albistur. Sin embargo, solo prendieron las referencias a Cristina Kirchner. “Cristina presa, Cristina presa”, improvisó el público.
“Les pido que acompañen al jefe -por Karina- para llevar a cada rincón del país la antorcha de la libertad”, arengó Miei y exhortó a dar un “batacazo” electoral en las próximas elecciones de medio término.
La previa
Horas antes del comienzo, un bombo marcaba el pulso en la esquina de Martín García y Paseo Colón, a menos de 400 metros de la Bombonera. Los platillos, la trompeta y el trombón aportaban un brillo agudo y debajo de una columna de humo violeta y blanco, una pequeña muchedumbre cantaba: “Tiene miedo...la casta tiene miedo”, acentuando la entonación a mitad de frase.
La diputada libertaria Romina Diez llegó al lugar y provocó un pequeño tumulto en el corazón de ese foco libertario, uno de los muchos que se propagan por aquellas horas en Barracas y la Boca. “Viva la libertad carajo, viva”, vitorearon, a modo de cierre. Pilar Ramírez, presidenta porteña del partido que hoy estrenó chapa nacional, también estuvo entre los dirigentes que acompañaron el acto.
Otro grupo, más nutrido, encaraba tempranamente por avenida Brasil directo hacia una de las pequeñas laderas del parque para copar el frente del escenario donde el presidente Milei encabezaría el acto, frente a la primera gran manifestación presencial de la militancia libertaria desde el inicio de gestión.
La decisión de recortar un retazo de la prosa anticasta y empaparse de liturgia militante para acompañar la presentación del partido a nivel nacional llega en tiempo oportuno: aunque luego de nueve meses de ajuste, las encuestas evidenciaron el primer retroceso tangible del Gobierno y la semana que viene se espera una nueva movilización en defensa de la educación pública.
Así, no es raro que haya corrido la versión de que la secretaria y hermana del Presidente, Karina Milei, pudiera hablar hoy, tal como terminó haciendo, casi por primera vez en público.
Más allá de las encuestas, el desgaste de estos meses de gestión tiene otra deriva que hoy se materializó con la ausencia de Victoria Villarruel, que a diferencia de aquel otro acto en Parque Lezama, en la antesala de la conversión de Milei en diputado y político, no estuvo presente.
“Saquen al pingüino del cajón para que vea, que los pibes cambiaron de ideas, llevan las banderas que trajo el león”, cantaba otro grupo de jóvenes libertarios, llegando al parque.
“Fuera Epinoza, fuera Espinoza”, arremetía otro grupo de medio centenar de personas, en la esquina de Defensa y Juan de Garay, todas prontas a marchar hacia el pequeño anfiteatro libertario. Aludían a Fernando Espinoza, intendente del distrito del que provienen, La Matanza, según afirma uno de ellos y refrenda el escrito “Laferrerre” en uno de los parches de un bombo.
Micros militantes
Una fila de micros dejaba la avenida Garay unos minutos antes. Los manifestantes llegaron principalmente desde el conurbano, transportados a la vieja usanza del peronismo bonaerense.
Además del merchandising, no estrictamente libertario, se vendieron los libros del Presidente, se multiplicaorn los puestos de comida, y los colores de las banderas argentinas desafiaron la primacía del amarillo libertario frente un escenario que le dio la espalda a la calle Balcarce, que devino en un corredor de ingreso exclusivo para los dirigentes e integrantes de La Libertad Avanza, pero por donde Milei prefirió no ingresar para dar, en el comienzo del acto, un efectivo golpe de efecto.
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