Con la Corte Suprema dividida, se demora el fallo sobre los camaristas Leopoldo Bruglia, Pablo Bertuzzi y Germán Castelli
La Corte Suprema está dividida y aun no hay votos que conformen una mayoría. Esta es la razón por la cual el máximo tribunal aún no alumbró un fallo que pueda dar una respuesta definitiva al traslado de los camaristasLeopoldo Bruglia, Pablo Bertuzzi y Germán Castelli. El asunto es ya una bandera institucional y no solo un caso de tres jueces a los que el Gobierno quiere regresar a los cargos que ocupaban años atrás, antes de que el macrismo, los colocara en los lugares donde trabajan actualmente.
No hay consenso entre los jueces, quienes quedaron entre dos posiciones: por un lado el presidente Carlos Rosenkrantz ya tiene decidida su posición que va en el mismo sentido que cuando firmó en disidencia la acordada 4 de 2018: no es necesario un nuevo acuerdo del Senado para los traslados en una interpretación más amplia que la de sus colegas.
Al abrir el per saltum por el reclamo de los camaristas, Rosenkrantz dijo que estaban en juego valores republicanos y la suerte de decenas de jueces trasladados en los últimos 20 años. Su solución sería anular la decisión del Consejo de la Magistratura que promovió revisar los traslados, con lo que queda sin efecto todo el trámite posterior donde el Senado les negó acuerdo a Bruglia, Bertuzzi y Castelli y los decretos del Poder Ejecutivo que retrotraen su situación al 2018.
Pero hay otras posturas: una la esbozó en el acuerdo de esta semana Juan Carlos Maqueda, otra la están trabajando Horacio Rosatti y otra Ricardo Lorenzetti. Son tres votos propios y algunos de los jueces, como Rosatti, son ellos mismos los que escriben. Pero aún resta pulir detalles y hacer que sus posturas sean unívocas y congruentes.
Las ideas que se barajan en este sector son por un lado anular la decisión del Consejo de la Magistratura que promovió que el trío de camaristas deje sus cargos actuales, pero al mismo tiempo explicar que los traslados que no tienen acuerdo del Senado no son definitivos y que si lo son aquellos donde ya intervino el Senado.
Quien lidera las discusiones y quien consigue conformar una mayoría es un dato político que el Gobierno lee. Sobre todo cuando la Corte se erige como fiel de la balanza del conflicto entre oficialismo y oposición. Un lugar en el que -en medio de las internas que la atraviesan- no está cómoda.
Un fallo como el que se especula colocaría a los camaristas en una suerte de estado de subrogancia (nunca dicho de ese modo hasta ahora) hasta que se cubran sus cargos por concurso. Allí se abren interpretaciones y detalles.
Esta solución en la práctica terminaría dándole la razón al Gobierno y no a la oposición, que ve en los traslados de Bruglia, Bertuzzi y Castelli una batalla constitucional que pone a prueba la vigencia del sistema republicano de Gobierno, la estabilidad de los jueces y la independencia judicial.
El martes hubo acuerdo virtual de los jueces de la Corte. El zoom duró apenas 35 minutos.Les alcanzó para advertir que no había ningún voto para conformar una mayoría. Pero se daba por hecho que las diferencias eran menores y fácilmente salvables.
Al punto que a la tarde circularon versiones de que podía haber una sentencia hasta que el atardecer llegaba la confirmación de que no había una mayoría. Se estiran ahora un poco más los plazos, aunque siempre con la idea de que la Corte pueda dictar un fallo que conforme solo a medias a los tres camaristas.
De hecho Bertuzzi y Bruglia analizan renunciar si es que la sentencia no los confirma sin condicionamientos.
La oposición ve en el traslado de los camaristas que investigaron a Cristina Kirchner (Bruglia Y Bertuzzi) o que deben juzgarla (Castelli) una venganza o un intento de sacar a un juez que sospechan adverso. Y el oficialismo ve en el asunto deshacer lo que Cambiemos hizo con los traslados, aunque se pase por alto que el kirchnerismo protagonizó otros traslados de jueces en similares condiciones en el pasado.
Aún no hay suficiente consenso.
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