La izquierda y piqueteros oficialistas reclamaron aumentos de sueldos, planes y el salario universal
La opositora Unidad Piquetera se movilizó a Plaza de Mayo, mientras que la oficialista UTEP instaló ferias frente al Congreso; los sectores se mezclan en la marcha con reclamos similares, aunque no confluyen políticamente; caos vehicular
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Desde temprano los carteles de la Ciudad alternaban entre dos mensajes: “Evitar zona Congreso” y “Evitar Plaza de Mayo”. Allí se concentraron las dos convocatorias que convierten hoy al centro porteño en escenario de nuevos reclamos y en un caos de tránsito. Una movilización de la Unidad Piquetera a Plaza de Mayo coincidió con una marcha de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP) a las puertas del Congreso.
La Unidad Piquetera, integrada mayoritariamente por grupos de izquierda y críticos del Gobierno, anunciaron un paro y plan nacional de lucha por el salario: reclaman el aumento del sueldo mínimo y un bono de $20.000 para jubilados, trabajadores informales y beneficiarios de programas sociales. Aunque amenazaron con acampar en la Plaza de Mayo, finalmente desistieron.
La UTEP, por su parte, integrada por piqueteros oficialistas, montó una feria popular frente al Congreso, donde exhibió y vendió los productos que generan sus cooperativas, que en las últimas semanas estuvieron en la mira de la vicepresidenta Cristina Kirchner. Desde allí, reclaman la Ley Integral de Tierra Techo y Trabajo, una empresa nacional de alimentos y el Salario Básico Universal.
Esta última medida es rechazada por los piqueteros de la izquierda. Sin embargo, con delegaciones de referentes que cruzaron la avenida 9 de Julio y llegaron a la Plaza de Mayo, los dirigentes oficialistas se mostraron cerca de los opositores, en señal de respaldo y de confluencia en sus intereses y su malestar por la situación social. Una llamado de atención para el Gobierno.
Los movimientos de las agrupaciones oficialistas en el Congreso empezaron temprano. Cerca de las 5, llegaron los primeros manifestantes para instalar las carpas y puestos de feria que, para el mediodía, copaban toda la plaza. La oferta es variada y va desde comida (foodtrucks incluidos), ropa y juguetes hasta elementos para el hogar. A precios accesibles, es posible comprar desde fruta y verdura, empanadas fritas y peluches, hasta baldosas o fogoneros y parrillas. Cerca del mediodía todavía seguían llegando columnas que avanzaban por Avenida de Mayo -totalmente cortada- hacia el Congreso. La 9 de Julio, también desierta de autos, se convirtió en una pasarela para los manifestantes. Algunos desembarcaban para sumarse a la concentración de la UTEP, mientras que otros enfilaban para Plaza de Mayo.
“La idea es mostrar con la feria un poco de lo que hace la economía popular y seguir con el mensaje de nuestra agenda. Además del salario básico, el acceso al crédito, registrar a los trabajadores a través del monotributo productivo. Si el salario básico no está acompañado de una política productiva, puede ser un plan más”, señaló a LA NACION Gildo Onorato, secretario gremial de la UTEP.
Estaba previsto que, cerca de las 15, se empezaran a levantar los puestos. El dirigente del Movimiento Evita no se dirigió luego a Plaza de Mayo. Según indicó a este medio Onorato, como “un gesto solidario en función de la agenda solidaria”, sí lo harían más tarde Esteban “Gringo” Castro y Juan Carlos Alderete, dirigentes del Movimiento Evita y la Corriente Clasista y Combativa que integran también la cúpula de la UTEP. “No hay una confluencia política”, aclara Onorato.
La diversidad de puestos coincidió con la variedad de banderas que se podían observar en la plaza: Corriente Clasista y Combativa (CCC), Dignidad popular, Movimiento Evita, Liberación popular, entre otras.
Mientras las canciones de Divididos compiten con los bombos y platillos de un grupo de militantes de Barrios de Pie, para matar la espera algunos manifestantes se apoyan sobre las vallas que rodean al escenario montado frente al Congreso, con el celular o haciendo crucigramas. Otros reparten el diario El Argentino. El título principal de tapa reza: “La inflación se aceleró fuerte en EE.UU. y en junio dio 9,1% interanual, la más alta de los últimos cuarenta años”. Completa la primera plana una entrevista exclusiva al “Gringo” Castro, quien afirma: “Es central pensar en un Ministerio de la Economía Popular”.
Amenaza de acampe en la Plaza
La Plaza de Mayo fue el territorio elegido por la Unidad Piquetera, una coalición integrada por organizaciones sociales identificadas con la izquierda y enfrentadas al Gobierno. Allí se podía escuchar el otro reclamo. Entre bombos constantes, cantaban: “¡Fuera, fuera, fuera Fondo, fuera!”. En este sector, las banderas del Polo Obrero copan la plaza.
No obstante, a media tarde se acercó Juan Grabois, líder del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) y uno de los referentes de los movimientos sociales cercanos al oficialismo. Grabois reclama la implementación del salario básico universal y se muestra cada vez más distante del Frente de Todos. “Los reclamos son muy parecidos. Estamos peleando para que haya un ingreso para los trabajadores informalizados. Es lo mismo: ellos plantean un refuerzo de $20.000 y nosotros hicimos la cuenta, que nos da $15.000″, señaló el dirigente social.
Grabois volvió a criticar a la ministra de Economía, Silvina Batakis: “Pensamos que venía una redistribución y fue una sorpresa. No habló una palabra para los trabajadores. Señal fea”.
La concreción de un acampe del Polo Obrero en Plaza de Mayo fue una definición que sobrevoló toda la tarde. “Dicen los rumores que van a acampar”, comentaba una oficial de tránsito. Sobre el mismo tema conversaban dos encargados de edificio que se asomaban a la vereda para ver pasar a los manifestantes. “Se van a quedar a acampar”, deslizó uno de ellos, de alrededor de 60 años, mientras le sostenía la puerta del edificio a su colega.
Lo cierto es que la posibilidad está sobre la mesa. Las organizaciones sociales lo definirán cerca de las 18 en función del avance de la negociación con el Gobierno, indicaron a LA NACION desde las agrupaciones. Las tratativas comenzaron mal. Pasado el mediodía, los referentes de la Unidad Piquetera se acercaron al Palacio de Hacienda en busca de una audiencia con la ministra de Economía, Silvina Batakis. No lograron superar el umbral de la puerta. Antes de las 18, sin embargo, el acampe se daba por descartado. Minutos después se confirmaba su cancelación.
Unas 40 organizaciones integran la Unidad Piquetera: además del Polo Obrero, se destacan Barrios de Pie, el MST, el Bloque Piquetero Nacional, MTR-12 de Abril y el MTL Rebelde, entre otras. “Pedimos un bono de ayuda similar al que se realizó en los últimos dos meses, que sea para jubilados, trabajadores precarizados y desocupados”, declaró Silvia Saravia, dirigente de Barrios de Pie.
“También solicitamos la reapertura del Potenciar Trabajo y la universalización del mismo”, agregó. Es una diferencia significativa con el reclamo de los piqueteros oficialistas: las agrupaciones de izquierda rechazan el Salario Básico Universal que propone Juan Grabois, porque significa un pago menor al que reciben los cooperativistas y porque lo interpretan como una avanzada del oficialismo, impulsada por Cristina Kirchner, quitar de en medio a las organizaciones.
A la Plaza también se sumó el Nuevo MAS. “En la movilización vamos a estar reclamando al Gobierno un salario mínimo de $150.000 indexado a la inflación y un plan de obras públicas para generar empleo genuino masivo. Y exigimos a la CGT y a la CTA un paro general activo; no puede ser que, mientras los salarios se pulverizan, las centrales se queden de brazos cruzados”, planteó la dirigente Manuela Castañeira. “Es indignante que en un contexto de creciente pobreza el anuncio de Batakis sea de más ajuste para pagarle al FMI. Es exactamente lo contrario a lo que hay que hacer: para superar la crisis, necesitamos un aumento de retenciones al 50% para los grandes sectores del agro y la anulación del acuerdo con el Fondo”, cerró.
El caldo de cultivo de las protestas
El martes, a pocos minutos de conocerse las nuevas medidas de la ministra de Economía, Silvina Batakis, la izquierda consideró que las disposiciones iban en línea con los pedidos del FMI y anunció, además, que trasladarían las quejas a la calle. “Habló Silvina Batakis y anunció más ajuste, el jueves 14 vamos a la Plaza de Mayo con la Unidad Piquetera. ¡Paro y plan de lucha por el salario! Le pedimos una reunión a la ministra para reclamar un bono de emergencia para jubilados, precarizados y desocupados”, anunció ese día el dirigente del Polo Obrero Eduardo Belliboni.
“Cambian de ministros pero no el plan de ajuste. El gobierno nacional va a una tregua interna para convalidar a Batakis, que no hizo otra cosa que ratificar el camino del Fondo y profundizarlo. Medidas al mejor corte neoliberal, que bien podrían aplaudir [Javier] Milei y [Domingo] Cavallo. Por eso, en el marco de la emergencia alimentaria las organizaciones piqueteras no vamos a abandonar la lucha, porque nos quieren sacar de las calles pero no de la pobreza”, sumó Mónica Sulle, coordinadora nacional del MST-Teresa Vive.
Por su parte, la UTEP participó ayer de la jornada que organizó Juan Grabois, en la que llamaron a movilizar el miércoles 20 en todo el país y la principal demanda fue el salario básico universal. Además, el líder de la organización, Esteban “Gringo” Castro fue uno de los que asistió luego a la reunión con el presidente Alberto Fernández. “Los movimientos sociales, cuando nos sentimos atacados, nos unimos más”, resumió.
El Presidente no les pidió desactivar las medidas de fuerza ni les prometió estudiar ninguna iniciativa. Desde el gobierno nacional buscaron minimizar el impacto de las movilizaciones y aseguraron que se trata de “la famosa puja distributiva”, pero al mismo tiempo alertaron que las organizaciones sociales deberán hacerse responsables si hubiera desbordes o conflictos. El kirchnerismo, por su parte, apuesta a que las protestas callejeras sirvan para presionar al FMI y a los formadores de precios.
En simultáneo, el gobierno nacional no se puso de acuerdo con la administración porteña para hacer frente a esta jornada de cortes y piquetes. “La forma de controlar esto es entre los dos, pero el gobierno nacional no está colaborando”, afirmó ayer Horacio Rodríguez Larreta en LN+.
Desde la administración porteña exigieron que las fuerzas de seguridad nacionales no dejen ingresar a los manifestantes al territorio porteño. Aseguraron que no van a permitir que acampen y buscaban que el Metrobús permaneciera liberado. En la Casa Rosada y también en la cartera de Seguridad descartaron de plano acceder al pedido de Larreta para bloquear el acceso de los manifestantes a la ciudad de Buenos Aires y sostuvieron que no se va a reprimir la manifestación.
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