Complican al juez Canicoba Corral los negocios de su esposa
La esposa del juez Rodolfo Canicoba Corral ganó millones de pesos con una concesión en los aeropuertos entre 2009 y 2013. En ese último año, el magistrado recibió una causa judicial por una supuesta defraudación al Estado contra los ejecutivos de Aeropuertos Argentina 2000, los mismos que le habían otorgado el negocio a su mujer.
Canicoba Corral los sobreseyó dos veces. Pero la Cámara Federal revocó la decisión en ambas oportunidades y ordenó que el delito se investigue en el Fuero Penal Económico.
Ana María Viviana Tejada, la esposa del juez, fue accionista de Ipax SA, una sociedad que obtuvo una concesión de Aeropuertos Argentina 2000 para explotar el negocio del envoltorio de valijas en las terminales del país, según pudo reconstruir LA NACION entre decenas de contratos, convenios y registros públicos y privados que analizó durante un año.
“No sé por qué habría tenido que excusarme. No tenía ningún interés en particular en esa causa”, dijo el juez ante la consulta de este diario.
Cuando Tejada dio un paso al costado, el negocio de las valijas quedó en manos del entonces titular de Aguas Bonaerenses (ABSA) Guillermo Scarcella, un viejo conocido de Canicoba Corral. El exfuncionario supo ser su compañero en campeonatos de truco y compartió con el juez una cátedra universitaria, según declaró en su currículum.
El negocio de envolver valijas en los aeropuertos locales era, hasta 2009, un monopolio italiano en manos del empresario Fabio Talin, fundador de la marca Truestar. En 2007, la esposa de Canicoba Corral creó Ipax junto a su socio Gustavo Campana para ingresar en ese mercado.
Dos años después, en 2009, consiguió la concesión para operar en los aeropuertos argentinos, según documentos consultados por LA NACION. Tejada, abogada, 51 años, era titular del 50% de Ipax, según consta en la actuación notarial de la constitución de la sociedad.
Envolver valijas con un nylon verde, el negocio de la mujer de Canicoba Corral, se convirtió en un mercado redituable que aseguraba, en esos años, ganancias mínimas de unos $30 millones por año, informaron fuentes del sector.
El contrato de Ipax implicaba otorgarle un canon del 26% de la facturación neta (es decir, antes de descontar gastos) a Aeropuertos Argentina 2000. Tenía, además, una cláusula especial que obligaba a pagar un piso mínimo de $700.000 por mes a la concesionaria de los aeropuertos si la facturación mensual era demasiado baja, informaron fuentes del sector. El negocio de Tejada en las terminales aéreas se extendió entre 2009 y septiembre de 2013.
El juez nunca apareció en los registros de la empresa. Un mes después de que Tejada diera un paso al costado en el negocio de las valijas, Canicoba Corral recibió, en octubre de 2013, una denuncia contra los principales ejecutivos de Aeropuertos Argentina 2000, el holding que le otorgó la concesión a Ipax.
El juez no aceptó enviar la causa al Fuero Penal Económico, a pesar del pedido de la fiscalía, según consta en el fallo de la Cámara Federal. Finalmente, Canicoba Corral sobreseyó dos veces a los imputados, aunque esas decisiones fueron revocadas por los camaristas (ver aparte).
"No sé por qué habría tenido que excusarme. No tenía ningún interés en particular en ese causa [de Aeropuertos]. Creo que me declaré incompetente..., bah, no sé, no me acuerdo. Ni siquiera Tejada era mi esposa en ese momento. Nos casamos hace cinco o seis años. No creo que haya motivo de excusación", sostuvo Canicoba Corral. Y agregó: "Son sus negocios, yo no los manejo".
El negocio
Ipax y Truestar compartieron el mercado sin mayores contratiempos hasta 2011, cuando venció la concesión de los italianos. Fue entonces cuando Scarcella, entonces titular de ABSA, entró en el negocio. El italiano Talin, Aeropuertos Argentina 2000 y el funcionario sciolista tuvieron una intensa negociación que culminó con un cambio en el reparto del mercado, según pudo reconstruir este diario.
Apareció Wrapping SA, una firma que contuvo a varios actores. Scarcella, el compañero de truco de Canicoba Corral, se quedó con el 40% de sus acciones y el italiano Talín con una parte minoritaria.
Otro 40% quedó en manos de Pablo Magris (51 años), un vecino de Banfield ajeno al mundo de la Justicia, la política y la gran empresa. Ahora es empleado de una inmobiliaria porteña. "No tengo conocimiento de ese negocio", se limitó a decir cuando fue consultado, a pesar de que admitió haber sido accionista.
La competencia entre Ipax y Wrapping por el envoltorio de valijas se extendió por varios meses. De un lado operaba la esposa del juez, con una oficina en sector arribos de la Terminal "A" de Ezeiza, según consta en un documento interno de Aeropuertos Argentina 2000. Del otro lado, Scarcella se sumaba al negocio y sacaba provecho del know how de los italianos.
En la vida personal, Canicoba Corral y Scarcella mostraban amplia afinidad. Jugaban juntos la Rody Cup, un campeonato de truco organizado por el hermano del juez Ariel Lijo. No era extraño que, en esas reuniones de amigos, apareciera el entonces gobernador Daniel Scioli.
"Sí, lo conozco a Scarcella desde hace mucho tiempo. Él tiene una empresa que siguió trabajando con los aeropuertos, pero no tiene ninguna relación con mi mujer", agregó Canicoba Corral.
El magistrado y Scarcella también compartieron la vida académica: el ex funcionario fue profesor adjunto de la cátedra Penal Parte Especial de la Universidad Abierta Interamericana, cátedra a cargo de Canicoba Corral, según él mismo publicó en su CV.
Contactado por LA NACION, Scarcella prometió devolver la llamada, pero inmediatamente después bloqueó el WhatsApp. La misma actitud tomaron los italianos de Truestar. Aeropuertos Argentina 2000 declinó hacer comentarios.
Según documentos internos, en 2011 existió una intención de venta para que Ipax transfiriera el 40% de sus acciones por US$20.000 al empleado inmobiliario Magris, que entonces también era socio de Scarcella en Wrapping SA.
Dos años después, Magris volvió a aparecer en otra intención de venta. El documento señala que el empleado inmobiliario habría transferido sus acciones de Ipax al propio Scarcella por US$20.000.
Pero Wrapping pronto decidió hacer uso de una "cláusula especial" para obtener la "exclusividad" en el envoltorio de valijas. Para hacer cumplir esa cláusula, la firma tenía que depositar US$1 millón en una cuenta a designar por Aeropuertos Argentina 2000 para correr a Ipax del mercado.
La esposa del juez ya no estaba en el negocio de las valijas, pero el monopolio quedó en manos de Scarcella, un viejo conocido.
mjastreblansky@lanacion.com.ar
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