Cómo se gestó el sorpresivo fallo de la Corte que se transformó en un duro revés para el Gobierno
El fallo de la Corte Suprema de Justicia que permitió suspender el traslado de los camaristas Pablo Bertuzzi, Leopoldo Bruglia y Germán Castelli se empezó a gestar la semana pasada en silencio en diversos despachos del cuarto piso del Palacio de Tribunales, luego de que el presidente Carlos Rosenkrantz convocó al acuerdo extraordinario sobre el asunto. La decisión de tratar el tema, que generó la semana pasada un público rechazo del presidente Alberto Fernández, terminó de un modo adverso para el Gobierno, que sufrió un revés político para su planteo.
Por un lado Rosenkrantz con sus secretarios trabajaron en su vocalía en un voto que se mantenía en reserva. Por otro lado, con hermetismo, en otros despachos se trabajó en una construcción grupal bastante cerrada para evitar filtraciones a los medios entre los jueces que habían firmado la acordada 4 y la acordada 7, en 2018, sobre traslados de magistrados.
Esas acordadas llevan la firma mayoritaria de los jueces Horacio Rosatti, Ricardo Lorenzetti y Juan Carlos Maqueda. Entre los tres magistrados y sus secretarios se pusieron a trabajar en un voto conjunto con vistas a la definición del per saltum que se mantuvo en el máximo secreto.
La acordada 4 de la Corte rechazaba la designación de jueces de un tribunal en otro con otra competencia y la 7 es en la que basan su reclamo los camaristas. Allí se dijo que los traslados de un magistrado nacional de la Capital Federal para desempeñar funciones de la misma jerarquía dentro de la jurisdicción nacional, con igual o similar competencia material, "mediando el consentimiento respectivo" es una situación diferente a lo dicho en la acordada 4. Por eso dijeron allí que en esas situaciones no hace falta un nuevo acuerdo del Senado. Al igual que en los "casos de traslado de magistrados federales para desempeñar funciones de la misma jerarquía dentro de la jurisdicción federal, con igual o similar competencia material".
Así las cosas a este voto se sumaron las voluntades de Elena Highton y Juan Carlos Maqueda. La tensión política que alcanzó el caso en los últimos días fue el telón de fondo de estas conversaciones entre los magistrados. Lorenzetti, de buena entendimiento con Maqueda, hizo lo suyo para catalizar sus voluntades, coincidente con el voto que había elaborado Rosenkrantz, quien si bien pareció un jugador solitario al principio, cuando convocó a definir este martes el tema, terminó consiguiendo el consenso que buscaba.
El fallo se centra en ir contra la decisión del Consejo de la Magistratura, motorizada por el kirchnerismo, y firmada por Gerónimo Ustarroz, representante del Poder Ejecutivo en ese cuerpo. No en vano la Corte fue contra esa decisión del Consejo, cuya aprobación se logró con el voto decisivo de Graciela Camaño. La Corte no olvida que tiene en sus despachos para decidir sobre la constitucionalidad de la conformación de ese Consejo.
El fallo de la Corte de ayer apunta al origen del problema en el Consejo de la Magistratura y las decisiones del Senado y el ejecutivo sobrevinientes.
El asunto se completará en las próximas horas con la decisión de la Corte de otorgarle a los magistrados una licencia extraordinaria para terminar de protegerlos hasta que tomen una decisión sobre le fondo del asunto en las próximas dos o tres semanas. O antes.
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