Cómo se gestó el bocinazo frente a la casa de Ricardo Lorenzetti: "No somos nazis", dicen los "autoconvocados"
ROSARIO.– Rafaela se caracterizó por ser una ciudad apacible, que parecía vivir en una isla, en una de las zonas más productivas y ricas del país. Ese perfil desde hace un tiempo comenzó a cambiar. El sábado pasado, un grupo de "autoconvocados" se movilizó con sus autos hacia un barrio residencial cercano al aeropuerto, donde vive el ministro de la Corte Suprema Ricardo Lorenzetti. Allí, tocaron bocina y gritaron consignas en contra de la reforma judicial y a favor de la independencia de poderes.
La protesta, que fue calificada como un "escrache" por funcionarios del gobierno y referentes de la oposición, generó el repudio del presidente Alberto Fernández, que calificó este hecho como "el más vil de los escraches, propio del fascismo y del nazismo".
Corina Vecchioli, quien participó de la protesta el sábado pasado, advirtió –en diálogo con LA NACION– que "no se trató de un escrache", sino de "una manifestación pacífica en la que se planteó la necesidad de que exista la independencia de poderes en el país".
Vecchioli es politóloga y actualmente trabaja en un comercio, pero fue precandidata a intendenta en Rafaela por la Coalición Cívica, que integraba la alianza Juntos por el Cambio. En las internas de abril de 2019 salió en cuarto lugar en la competencia. El peronista Luis Castellano, quien gobierna desde 2011, se impuso luego en las generales, al obtener el 42 por ciento de los votos, frente al candidato de Cambiemos, el radical Leo Viotti, que quedó 10 puntos por debajo.
"Todos los sábados los autoconvocados se reúnen en la plaza de Rafaela para realizar bocinazos y banderazos desde hace tiempo. Cuando puedo me sumo. Este sábado los organizadores decidieron pasar por las casas de los funcionarios que viven aquí. Fuimos a la casa del gobernador Omar Perotti, del senador Roberto Mirabella y en último término de Lorenzetti. Pero en ningún momento se produjeron incidentes", explicó la hija de Omar Vecchioli, que fue magistrado en esa ciudad. Admitió que "ir a los domicilios particulares no es lo apropiado".
"No soy una nazi, ni tampoco una delincuente. Lo único que hicimos fue manifestarnos. Tampoco hicimos un escrache, ni acusamos a nadie de un delito, sino que solo peticionamos a las autoridades que obren a derecho", aseguró la comerciante, que se mostró "sorprendida" por la difusión que tuvo la noticia, y cómo "rápidamente" ella "fue catalogada como la organizadora".
La diputada nacional de la Coalición Cívica Lucila Lehman planteó a LA NACION su desacuerdo con que "se realicen manifestaciones a las casas particulares de funcionarios", pero consideró que "no se puede criminalizar una protesta pacífica, que solo reclamó la independencia de poderes de la República".
La legisladora contó que ella participó el sábado de una concentración en la puerta de la catedral de la ciudad de Santa Fe, donde –según remarcó– "no hubo ningún incidente ni situación violenta".
Fuentes cercanas al gobernador de Santa Fe señalaron que "no ven una situación de tensión en Rafaela", donde el último sábado se produjo la protesta. "La gente de la zona está preocupada por otras cuestiones, como la crisis económica que provocó la pandemia", señalaron a LA NACION. "Es un grupo muy pequeño el que encabeza estas manifestaciones", apuntaron.
A principios de enero pasado, la residencia del gobernador Perotti, quien había asumido hacía 15 días, fue blanco de un escrache violento, en el que los manifestantes quemaron cubiertas y rompieron vidrios y ventanas.
La bronca de los vecinos, que también provocaron destrozos en edificios públicos, como la Municipalidad y la Fiscalía, explotó luego de la muerte del comerciante Gonzalo Glaria, un joven de 26 años que falleció luego de salir a perseguir en su motocicleta a dos motochorros. El muchacho cayó de su moto y chocó contra un auto estacionado. Los golpes que recibió en el tórax provocaron su muerte pocos minutos después.