¿Cómo se compone el voto a Milei? Electores jóvenes, varones, con una agenda “antiurbana” y que eligen soluciones “fácilmente decodificables” a problemas complejos
Analistas explican la gran performance del libertario a lo largo y ancho del país; el hartazgo generalizado y la empatía emocional con el descontento
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El terremoto electoral que causó Javier Milei a lo largo y ancho del país en las PASO presidenciales sigue vibrando. Además del 30% que consiguió este domingo –número inesperado para las consultoras–, llamó la atención lo uniforme que fue su distribución en el país. Milei ganó en 16 provincias y su voto recorrió todo el espectro socio-económico. Un voto largo y profundo.
La sorpresa no debería ser tal si se atiende a lo que muchos consultores, analistas y encuestadores señalan hace tiempo: apatía y desencanto, aseguran muchos de ellos, marcan el sentir de la sociedad. La gran deserción en las urnas que se registró en los comicios provinciales –ratificada por las PASO– es otro indicio de ello.
“Milei, con su carisma, muy especial, logró sintonizar muy bien con ese hastío y explica en gran medida el fenómeno. No fueron tanto sus ideas. No fue un voto a la derecha lo que se vio ayer. Sino sintonizar con un tipo que está ‘tan enojado como yo’”, ensaya Valentín Nabel, de Opinaia, una de las consultoras que, aunque lejos, estuvo más próxima de anticipar la potencia electoral del libertario en las PASO.
“Lo llamo la olla a presión. Fueron muchos años de sacrificio económico, con pérdida del poder adquisitivo y no hubo manifestaciones de ello desde la bronca. La inflación es un golpe de todos los días, toda esa bronca se va conteniendo y encontró alguien que la expresa”, explica Nabel.
Aunque señalan que todavía es un poco prematuro recomponer las partes del ‘voto Milei’, los consultores practican algunas explicaciones, que recogen pistas de la campaña y los comicios celebrados. Por fuera de la conexión con su discurso, entre sus ideas también encuentran razones a la sorpresiva adhesión nacional que consiguió el libertario. La dolarización, como receta para suprimir la inflación, es una de ellas.
“Aparte del discurso anticasta, Milei pudo elaborar, sean o no viables, soluciones fácilmente decodificables a las problemáticas que angustian a la población en su conjunto, especialmente a la inflación. Tenemos un sistema bimonetario y todos los estratos sociales recurren al dólar como refugio de valor”, indica Nabel, que comparte un número que explica esta variante: sus encuestas indicaban que el 35% de los consultados estaban a favor de la medida; una de los propuestas más tangibles y emblemáticas de Milei.
“Si proponés una coalición amplia para resolver el problema de la inflación a 20 años, no vas a convencer a nadie”, agrega Juan Mayol. “Son propuestas que tienen fuerza, simpleza y potencia, muy efectivas en términos electorales”, ensancha Facundo Nejamkis, de Opina Argentina. “Ninguno de los candidatos presidenciales te podía decir qué iba a pasar con el dólar, te decían que tenían que hablar con el equipo económico. Milei no”, indica.
Segmento joven
Hay acuerdo entre los consultados en que la potencia electoral de Milei se cultiva en un segmento. “Desde donde se irradia la imagen positiva de Milei es el segmento de jóvenes, varones, menores de 30 y especialmente en niveles socioeconómicos bajos. Si la elección fuera en ese segmento, ganaría en primera vuelta”, explica Nabel. “Algunos de ellos convencieron a sus padres, se dio una inversión en ese sentido”, explica.
“Cuanto más joven es el voto, mejor le va. El discurso de autonomía, de libertad y los principios de cierto individualismo emergen contra un Estado, que muchos jóvenes, sobre todo después de la pandemia, ven como algo que cercena libertades”, subraya Nejamkis.
No hubo un epicentro del terremoto electoral, pero sí un origen: la Capital Federal. Sin embargo, no fue allí de donde obtuvo su magnitud, sino en las replicas que se dieron en las provincias. Algo que también causó sorpresa por la magra performance del libertario en los comicios provinciales, donde solo en La Rioja con Martín Menem como candidato, rondó los 15 puntos.
“Contrariamente a lo que se pensaba. Fue un voto del interior”, explica Nejamkis. “En las zonas populares de Gran Buenos Aires y en las provincias. Paradójicamente, en Capital Federal, donde nació, es donde menos sacó. Lo llamativo son las provincias: Mendoza, San Juan, San Luis”, señala Nabel.
Mayol indica una particularidad dentro del segmento joven, que surge de estudios cualitativos: “En ese sector social, no solo escaló por sus ideas, sino por su discurso de resistencia al feminismo. Hay muchos de los chicos de esas edades que se sienten incomodados por estos cambios de roles, por el avance del feminismo en general. Y ese discurso, que resiste esos avances, logró fidelizar a parte del electorado”, indica.
Nejamkis también resalta la fuerza de Milei en el segmento “varón”. En una explicación tentativa, enmarca la reticencia señalada por Mayol en un rechazo que el interior tiene sobre las agendas más urbanas. “La agenda de derechos que ha venido impulsándose de los sectores más progresistas, vinculado a la igualdad de género, es una agenda metropolitana. En el interior suele tener menos relevancia y efecto. Por ejemplo, la agenda de subsidios tiene menor incidencia que en el área metropolitana”, explica.
Desencanto
Tratando de encontrarle una razón al contraste que hubo entre los comicios provinciales y estas PASO nacionales, Nejamkis sugiere: “El nivel de insatisfacción no es igual con los dirigentes nacionales que con los subnacionales. La dirigencia nacional está muy devaluada, pero no es tan fácil penetrar con un líder disruptivo antisistema para ganar la intendencia de algún lugar”.
El desencanto también juega un rol en la transversalidad de Milei. “Terminó metiéndose en núcleos electorales que votaron a Alberto Fernández”, señala Mayol. “Alberto logró un 48% en 2019, el oficialismo perdió 20 puntos. Uno de cada cuatro votó a Milei. Un 12% de esos votos perdidos se fueron con Milei”, insiste Mayol con una cuenta rápida.
“Seguramente encontremos votantes peronistas y de Juntos”, explica Nejamkis, en alusión a la composición del voto Milei. “Me parece que su voto no responde a los cánones que estamos acostumbrados. Es difícil definir la composición tan pronto. Quizás su crecimiento se alimentó de la caída de Larreta. Hay que ver”, sugiere.
“Es un fenómeno pasional, que tiene que ver con el hastío de 20 años de kirchnerismo y también de desconfianza hacia Juntos por el Cambio, por como dejaron la economía”, continúa.
“Juntos por el Cambio no le habló a la gente. La pelea interna los desgastó y no pudieron conectar con los problemas de la gente. No era atractivo votar a dos personas que se estaban peleando. No acusaron recibo de que venía Milei”, explica Mayol.
“Se están agotando 20 años de kirchnerismo. Ahora se percibe al Estado como una carga que no resuelve los problemas y las necesidades de la gente, no como una solución. Sintoniza bien con un cambio de época. En 2001 no había una cara, ahora está la de Milei”, explica.
Con todo, Nabel insiste en el carácter de la elección. “Al ser PASO, es decir, al no ser definitiva, da la posibilidad de realizar un voto más emocional que racional. Permite quitarse la bronca, justo en una semana de emociones intensas. Esta todo abierto. Se resetea y se vuelve a empezar”, resume.
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