Cómo está la ciudad que recibirá a la Corte Suprema: saturación policial y guerra mafiosa
En abril hubo un recrudecimiento de los crímenes: se produjeron 35 asesinatos en un mes y van 95 en el años
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Rosario quedó otra vez en el centro de la escena por un problema que lleva una década, como es la violencia que supura en la ciudad por los enfrentamientos entre grupos narcos y por una inseguridad que se agudiza a la par de nuevos fenómenos mafiosos como las extorsiones, un negocio que se maneja desde las cárceles.
Esta dinámica de violencia en medio una lucha territorial por el mercado de narcomenudeo y las actividades mafiosas provocó en abril un recrudecimiento de los crímenes. Se produjeron 35 asesinatos en un mes, y 95 en lo que va del año. La mayoría de los homicidios son ejecuciones realizadas por sicarios que pertenecen a estas bandas. Si la tendencia de los crímenes no aminora 2022 superará el pico de asesinatos que se produjeron en 2013 –que fueron 264-, cuando estalló la llamada guerra narco, tras el crimen de Claudio Cantero, líder de Los Monos.
Este recrudecimiento de los crímenes se produce en momentos en que Rosario es una de las ciudades con mayor cantidad de efectivos de fuerzas provinciales -4500 policías- y federales –en total unos 3000 uniformados- desde octubre pasado, cuando el ministro de Seguridad Aníbal Fernández y el gobernador Omar Perotti acordaron la llegada de 575 gendarmes de refuerzo. Pero el problema de la violencia que deriva de los grupos narcos no cambió, sino que se agudizó.
Perotti, junto con el intendente de Rosario, Pablo Javkin, reclamó el martes en una reunión con el presidente y el ministro de Seguridad el envío de más gendarmes para poder sofocar el problema de los crímenes. Accedieron a mandar a Santa Fe 300 efectivos, pero en el gobierno nacional le plantearon al gobernador que debe hacer mayores esfuerzos para mejorar la policía, una fuerza atravesada no sólo por una corrupción estructural sino por la falta de eficiencia en materia de seguridad preventiva.
En la Casa Rosada, según fuentes consultadas por LA NACION, molestó la actitud de Perotti, que en su discurso en la apertura de sesiones en la Legislatura de Santa Fe el domingo lanzó fuertes críticas al gobierno nacional. Dijo que el gobierno debía ayudar a Santa Fe para evitar que el problema de la violencia narco se derrame por otras zonas del país desde Rosario.
El problema del narcotráfico en Rosario comenzó a derivar no sólo a los núcleos históricos que fueron banco de la violencia narco sino también a objetivos institucionales, como ocurrió con jueces provinciales y edificios judiciales desde 2018. En la justicia se probó que detrás de los atentados estaba la banda de Los Monos.
Ahora se detectó, tras una extensa investigación judicial, que en la previa a las elecciones nacionales de noviembre pasado esta misma banda criminal tramó ataques a balazos a una escuela y una seguidilla de atentados contra estaciones de servicio. La fiscal Valeria Haurigot tenía previsto imputar a los detenidos, entre ellos Máximo Cantero, el fundador de Los Monos, por “intimidación pública”. El objetivo de los ataques no tuvieron otra misión que generar conmoción en medio de los comicios.
En este contexto, los movimientos de Perotti y Javkin son mirados con desconfianza en el peronismo. Este martes, el intendente de Rosario se reunió con el presidente de la Corte Suprema, Horacio Rosatti, que es oriundo de Santa Fe, y se conoció que cuatro ministros del máximo tribunal se reunirán el viernes de la semana próxima en Rosario para dar un respaldo al accionar de la justicia. En el arco político santafesino los cuestionamientos a la justicia federal son compartidos por casi todos. No sólo por el déficit operativo de la justicia sino por la lentitud en que se tramitaron causas vinculadas al narcotráfico. Todos los líderes de las organizaciones criminales más importantes fueron condenados por delitos provinciales antes que por narcotráfico. El caso del fundador de Los Monos es paradigmático. La única condena por narcotráfico es de 2001 y en el juzgado de Corrientes. En Santa Fe nunca fue condenado por ese delito, cuando su actividad principal es la venta de drogas.
En diciembre pasado, Rosatti consideró que la narcocriminalidad es uno de los tres o cuatro problemas más importantes de la Argentina y que de acá a cuatro o cinco años probablemente sea el peor de los problemas. Rosatti dijo que tiene “una enorme preocupación” por la incidencia del narcotráfico ya que es una “batalla que se está perdiendo, por lo menos desde la perspectiva del Poder Judicial”. “En tres años probablemente sea el peor problema de nuestro país”.
Desde hace 40 años que no se crea una nueva fiscalía federal en Rosario, donde hay tres fiscalías con dos fiscales, que están al frente de unas 200 causas por narcotráfico. Todo creció en Rosario. Los crímenes, los enfrentamientos entre grupos narcos, la venta de drogas, el lavado de dinero, pero nunca se aumentó el número de fiscalías federales.
Ahora, Alberto Fernández accedió al planteo de Perotti de elaborar un proyecto especial –apoyado por los diputados santafesinos de todos los bloques- para la Justicia federal de esa provincia, donde se prevé arrancar con el sistema acusatorio.
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