Está activo un reclamo por los títulos de propiedad de unas 180 hectáreas de las 3608 que posee la fuerza en Bariloche; funciona allí la Escuela Militar de Montaña, que se creó en 1964 y que es hoy un importante centro de adiestramiento
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SAN CARLOS DE BARILOCHE.- Son 3608 hectáreas las que el Ejército Argentino posee en esta ciudad y que se extienden desde el cerro Otto en el este, hasta el lago Moreno en el oeste, y desde el lago Nahuel Huapi en el norte hasta el lago Gutiérrez en el sur. Allí funciona la Escuela Militar de Montaña, que se creó en 1964 pero que tiene sus orígenes a principios del siglo XX y que hoy es parte de una disputa entre el Ejército y la comunidad mapuche.
“Este es el único centro de adiestramiento de operaciones de montaña a nivel nacional. Y a nivel mundial, es muy reconocido. Forma parte de la Asociación Internacional de Escuelas Militares de Montaña (IAMMS), que en América tiene solo tres miembros: Estados Unidos, Canadá y Argentina”, indica Fernando Feijoo, subdirector de la Escuela Militar de Montaña, que desde 1994 lleva el nombre “Teniente General Juan Domingo Perón”. Se formaron allí 12.800 personas.
El litigio con la comunidad mapuche Millalonco Ranquehue sobrevuela la charla con Feijoo y también surge en el diálogo con otros militares de diverso rango durante la recorrida que hizo LA NACION por los edificios del predio. Pero es un tema en el que prefieren no profundizar.
Lo cierto es que el Ejército convive —”tenemos una buena relación”, dicen— con esa lof desde hace años. El reclamo vigente es por 180 hectáreas en las que la comunidad vive, en las inmediaciones de la Escuela Militar de Montaña. Existen, además, otros conflictos abiertos con varias comunidades que reclaman diferentes parcelas del Ejército Argentino en esa zona.
El lugar está emplazado a 9,5 kilómetros del centro de la ciudad y limita con el Instituto Balseiro y el Centro Atómico Bariloche. De hecho, los edificios que actualmente forman parte del Centro Atómico estuvieron ocupados por unidades de artillería hasta 1950. En ese momento el espacio fue entregado, por orden de Perón, al austríaco Ronald Richter, que montaría su laboratorio en la cercana isla Huemul.
Feijoo cuenta que la Escuela Militar de Montaña brinda entre siete y once cursos anuales, como el Curso de Montaña Estival y el Curso de Montaña Invernal, que se dividen en dos: un curso avanzado, que dura de ocho a diez semanas, y un curso de instructor, de dos semanas. También ofrecen un Curso de Búsqueda y Rescate, otro de Cazadores de Montaña y uno de Instructores de Cazadores de Montaña.
“Los cursos de verano e invierno tienen entre 50 y 60 participantes cada uno, mientras que el Curso de Búsqueda y Rescate tiene unas 30 vacantes. Los cursantes vienen de distintas unidades de montaña, desde Jujuy hasta Esquel. A eso se suma personal de la Armada que viene a hacer cursos, personal de la Policía, Gendarmería, Parques Nacionales, incluso han venido cursantes extranjeros, de Estados Unidos, España, México, Colombia y Brasil, por ejemplo. Han venido cursantes de Italia, que son los pioneros en la montaña, a perfeccionarse. Además, recibimos del resto del Ejército Argentino que no son de montaña, sino de las Fuerzas de Operaciones Especiales. Ellos también vienen a hacer la parte de montaña acá”, agrega Feijoo.
Los postulantes a los cursos son sometidos a una serie de pruebas para obtener las vacantes de cada año. “Los cursos avanzados otorgan la capacitación de escalador militar, en el caso de los cursos de verano, o esquiador militar avanzado, en invierno. Quienes terminan el curso (y no todos, sino los que obtienen un promedio específico) pasan al de instructor. Y luego son capacitados como instructores militares de andinismo o instructores militares de esquí: ellos vuelven a sus unidades y tienen la capacidad de impartir cursos o instrucciones en sus unidades. La idea central es capacitar personas”, afirma Feijoo, que vive en Bariloche desde hace seis años y hace tres fue nombrado subdirector.
La recorrida de LA NACION coincide con una ceremonia de cambio de Encargado de Elemento de la unidad. Además del director, Teniente Coronel Gustavo Beretta, y el subdirector de la escuela, las distintas compañías y la banda militar están formadas en la Plaza de Armas central para homenajear al encargado saliente y recibir al reemplazante.
El predio, en el que trabajan unas 400 personas de forma permanente, se destaca por sus edificios de piedra y techos de chapa, así como las magníficas vistas a los cerros Catedral, Otto, Bellavista y López, entre otros. Los pasillos y salones de cada edificio sorprenden por su pulcritud, al tiempo que la carpintería y los muebles -de más de 80 años en algunos casos- deslumbra por su excelente mantenimiento.
Muy cerca de la entrada, sobre la avenida Bustillo, se ubican la dirección, el comedor y rancho de tropa, el departamento de educación, el casino de suboficiales, la capilla San Ignacio de Loyola, la enfermería, la veterinaria (la escuela militar de montaña tiene 27 mulas), el gimnasio, la palestra (una de las más grandes de Sudamérica), el comedor y alojamiento para los cursantes, la biblioteca y el Museo de Tropas de Montaña “Edelmiro Farrell”, que está abierto al público.
El museo permite conocer los antecedentes de la Escuela Militar de Montaña. Las tropas del Ejército llegaron al Nahuel Huapi en 1881. El primer destacamento militar permanente de la región se establecería en 1901. Luego, en 1937, comenzaría la construcción de la guarnición militar San Carlos de Bariloche.
“Los primeros cursos de esquí militar empezaron en la década del 20 en Uspallata, Mendoza. Luego de hacer los cursos en Europa, fueron el General Farrell y el General Perón los que dieron el gran impulso a las tropas de montaña. Acá en Bariloche el Ejército estaba asentado desde 1881, con las primeras avanzadas. Y en la década de 1930 se instaló una guarnición con los edificios que hoy siguen en pie. Pero eran todas tropas de ingenieros y de comunicaciones. Son, de hecho, las tropas que colaboraron con la construcción de la ciudad, calles, caminos, accesos al cerro Catedral, apertura de pistas de esquí, etcétera. Sobre esa guarnición es que en 1964 se ordena la creación del destacamento de instrucción andina. En la década de 1980 pasa a ser Escuela Militar de Montaña y en 1995 se la nombra Teniente General Juan Domingo Perón”, resume Feijoo.
En el museo pueden verse diversas pertenencias de Perón, así como fotos del ex presidente esquiando en Europa y Argentina. Durante su carrera militar, Perón se especializó en Infantería de Montaña (alpinismo y esquí). En la sala del museo también se exponen imágenes y equipo de diferentes expediciones realizadas por la Escuela Militar de Montaña a los Hielos Continentales y al cerro Aconcagua.
Además de los cursos avanzados que allí se imparten, la escuela incorpora cada año soldados voluntarios. Los postulantes deben tener entre 18 y 24 años y contar con estudios primarios aprobados. El Ejército les permite terminar el secundario y les da la posibilidad de continuar la carrera como oficial o suboficial. Hay jóvenes de Bariloche, así como de El Bolsón, de diversas localidades de la meseta rionegrina y de Neuquén.
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