Cómo circularon las coimas de la obra de AySA
Los $ 14 millones en sobornos cruzaron cuatro offshores, varios bancos y una firma fantasma
La ruta de los US$ 14 millones que se usaron para pagar coimas a funcionarios del Ministerio de Planificación Federal por el proyecto AySA-Paraná de las Palmas abarca al menos cuatro sociedades offshore, bancos en Panamá, Antigua y Barbuda y Uruguay, y una sociedad pantalla de un "valijero" brasileño que opera desde la zona franca de Montevideo. Ese "valijero", Olivio Rodrigues Junior, más conocido como "Gigolino", ya se acogió a la delación premiada y comenzó a contarle a la justicia brasileña lo que sabe sobre todo ese entramado offshore. Pero en la Argentina, mientras tanto, es poco y nada lo que se sabe sobre esos sobornos millonarios. Hasta ahora.
Las coimas fluyeron en dos fases, según documentos todavía secretos de la investigación Lava Jato a los que accedió LA NACION. La primera, entre noviembre de 2007 y hasta fines de 2010, rondaron los US$ 7,6 millones con el entonces presidente de la Cámara Argentina de la Construcción, Carlos Wagner, como intermediario, y el directivo de AySA, como Raúl Biancuzzo, como primer receptor y, acaso, distribuidor entre terceros que siguen en las sombras. La segunda fase contó con el lobbista Jorge "Corcho" Rodríguez como protagonista, en representación de Roberto Baratta, el lugarteniente de Julio De Vido en Planificación. Y la ruta del dinero comenzó en el Credicorp Bank SA, de Panamá, donde la firma offshore Select Engineering Consulting and Services operaba la cuenta 4100228962. Esa sociedad offshore de las Islas Vírgenes contaba con un ejecutivo como responsable: Eduardo Lucio Patrao. Desde esa cuenta salieron múltiples transferencias, de entre 100.000 y 500.000 dólares cada una, con destino a Uruguay. La primera que detectó el consorcio periodístico liderado por IDL, que integra LA NACION, es del 26 de junio de 2012; la última, del 12 de diciembre de ese mismo año.
A esa primera sociedad offshore se sumó poco después Klienfeld Services Ltd., con la cuenta número 244001, que operó desde el Meinl Bank, en Antigua y Barbuda. Completó transferencias a Uruguay por montos muy dispares: desde apenas US$ 18.000 hasta otras por US$ 497.2000 durante 23 meses.
Klienfeld no era más que una firma pantalla controlada por el "cuevero" -o "doleiro", en la jerga- Olivio Rodrigues Junior y su hermano Marcelo.
Klienfeld Services era, también, la firma offshore a la cual recurrió Odebrecht para pagar una coima pendiente a Manuel Vázquez, el testaferro del ex secretario de Transporte Ricardo Jaime.
La tercera firma offshore involucrada en el negociado de AySA-Paraná de las Palmas también operó desde el Meinl Bank, el banco que compró Odebrecht para sus operaciones ilícitas. Se llamaba Trident Inter Trading Ltd. y recurrió a la cuenta 244003 para girar dinero a Uruguay. En el caso de Trident, sin embargo, sólo completó una transferencia, el 15 de enero de 2013, por US$ 315.000 con destino a Montevideo.
La cuarta y última sociedad offshore, Innovation Research Engineering and Development Ltd., radicada en Antigua y Barbuda, también recurrió al Meinl Bank para transferir fondos. Desde la cuenta 244006 giró 347.180 dólares, el 1° de marzo de 2013.
Aunque las transferencias salieron desde cuatro firmas offshore, todas registraron el mismo destinatario en Uruguay: la sociedad anónima Sabrimol Trading, con domicilio en la ruta 8, kilómetro 17,5, de la zona franca aledaña a Montevideo.
Constituida en diciembre de 2007 como una sociedad anónima con acciones al portador, Sabrimol Trading SA aparece vinculada a un abogado uruguayo, Carlos Dentone, pero en la práctica era controlada por los hermanos Olivio y Marcelo Rodrigues.
Para recibir esos millones de dólares que llegaban desde Panamá y Antigua y Barbuda, los Rodrigues utilizaron la cuenta 1223640 de Sabrimol Trading SA en el Banco Itaú en Uruguay. Ésa es la última escala conocida, hasta ahora, sobre las coimas pagadas a los funcionarios argentinos.
Pero ese misterio acaso se resuelva en poco tiempo. Olivio Rodrigues fue detenido, acusado de lavado de activos bajo las órdenes de dos ejecutivos de Odebrecht, Hilberto Mascarenhas y Fernando Migliaccio, y se acogió a la delación premiada. Desde hace más de un año comenzó a confesarles todo lo que sabe a los fiscales y al juez del Lava Jato, Sergio Moro.
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