Como en 2003: Cristina repite con Alberto Fernández la receta que aplicó con Néstor Kirchner
Alberto Fernández y Cristina Kirchner caminando solos por uno de los senderos arbolados de la residencia de Olivos. La imagen, que el Presidente difundió el viernes en sus redes sociales, remite a una de las postales más icónicas de la política argentina: la de Carlos Menem y Raúl Alfonsín, en la previa del Pacto de Olivos, en 1993. ¿Cuál es el mensaje? "Ninguno. A Alberto le gustó la foto", rompieron la magia en el entorno de Fernández, ante la consulta de LA NACION, y relativizaron segundas interpretaciones.
La presencia de la vicepresidenta en la presentación de la propuesta de renegociación de la deuda externa no fue, sin embargo, una imagen habitual de esta época. El Presidente y Cristina no se mostraban juntos en público desde el 1° de marzo, cuando compartieron el estrado de la Cámara de Diputados, durante la apertura de sesiones del Congreso.
Antes, solo lo habían hecho el 10 de diciembre, todas citas obligadas. "La deuda es un tema estratégico que ella siempre siguió de cerca. La noticia hubiera sido si Cristina no iba", insistió en quebrar el hechizo uno de los dirigentes de más confianza de la vicepresidenta.
Lo que no se vio en el video es que, antes y después del acto con los gobernadores, los dos compartieron una larga conversación a solas en el chalet de la residencia, el lugar donde Cristina vivió durante 12 años y medio. La vicepresidenta ya había estado ahí el lunes 8 de abril, en el reencuentro cara a cara con Fernández después de su regreso de Cuba, donde fue a buscar a su hija, Florencia. Aunque los detalles de la charla del jueves permanecen en secreto, los colaboradores del Presidente y de la vicepresidenta aseguran que la relación entre ellos es "óptima".
Los dirigentes más cercanos a Cristina sostienen que la mejor demostración de su respaldo a Fernández es su bajo perfil. Explican que, para fortalecer el liderazgo del Presidente, ella decidió desempolvar una estrategia que le dio buen resultado hace 17 años. Fue en mayo de 2003, cuando Néstor Kirchner asumió la presidencia. Ante encuestas que indicaban que la primera dama era más conocida y popular que su esposo, Cristina redujo sus apariciones públicas. "No apareció hasta el 24 de marzo de 2004, cuando Néstor habló en la ESMA y construyó su propio liderazgo", detalla un diputado que siempre estuvo cerca de la vicepresidenta.
Los intendentes del conurbano que a principios de mes recibieron una llamada de Cristina tampoco notaron rispideces en la relación. "Ella habla de las decisiones del Gobierno como propias", contó a LA NACION uno de los jefes comunales. En todo caso, analizó un intendente de la primera sección, Cristina interviene como operadora política para suavizar las tensiones entre los jefes comunales y el gobernador, Axel Kicillof: "Deja claro que Axel es ella y busca contener".
Preocupada por la situación social en el conurbano, la vicepresidenta habla casi todos los días con el gobernador. "Las tres vertientes del cristinismo son Axel, Wado [De Pedro, ministro del Interior] y Máximo. Si ellos van mucho a Olivos, es porque entre ella y Alberto está todo bien", detalla un dirigente cercano.
Después de que regresó de Cuba, Cristina se instaló en su departamento de Recoleta. Sale poco, en general para visitar a su hija, Florencia, y a su nieta, Helena. En su listado de llamadas también figuran gobernadores de su confianza, como Gildo Insfrán (Formosa), Jorge Capitanich (Chaco) y Gerardo Zamora (Santiago del Estero).
"La imagen de ellos en Olivos sirve para mostrar cohesión y ahuyentar fantasmas", interpreta otro dirigente cristinista, e insiste en que Cristina no mostró hasta ahora ninguna diferencia con Fernández. Tampoco se diferenció, aseguran, con el proyecto de impuesto a los grandes patrimonios que elaboran Carlos Heller y Máximo Kirchner. Los dos visitaron Olivos el martes y acordaron una propuesta que, en su primera versión, no tenía el apoyo del Presidente. Sin aparecer en las fotos, también Cristina había empujado la iniciativa, con una presentación ante la Corte Suprema, para que el Senado pueda sesionar de manera remota.
La iniciativa se moderó y las posiciones se conciliaron, sin exponer un conflicto. "Hablan de las diferencias entre Cristina y Alberto, pero hasta ahora el que mostró más diferencias es [Sergio] Massa", aguijoneó un funcionario, y destacó que, a contramano de Fernández, el presidente de la Cámara de Diputados había convalidado un recorte de los sueldos del Congreso y había tomado distancia del impuesto a las grandes fortunas.
Un factor clave podría haber ayudado a conciliar las posiciones entre el Presidente y su jefe de bloque respecto del proyecto para gravar a las grandes fortunas. En la reunión del martes, en Olivos, también estuvo el ministro de Economía, Martín Guzmán, uno de los funcionarios preferidos de la vicepresidenta y de Máximo. "Cristina es guzmanista", definió un diputado que la conoce mucho. En el entorno de la vicepresidenta lo confirman. "Es muy elogiosa del ministro. Piensa que está a la altura de las circunstancias", dijeron.
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