“El Estado garantiza la impunidad de los violentos”, denunció Victoria Villarruel en el acto por las “víctimas del terrorismo”
Hubo 300 personas en la Legislatura; había exmilitares, familiares y jóvenes; algunos votantes de Milei pero otros de Bullrich; hubo manifestaciones de repudio en el edificio y una contramarcha en la calle
- 10 minutos de lectura'
En medio de la polémica que se manifestó con protestas y declaraciones de repudio fuera y dentro de la Legislatura porteña, la candidata a vicepresidenta de La Libertad Avanza, Victoria Villarruel, afirmó que el “Estado garantiza la impunidad” de los exintegrantes de Montoneros y el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP). Afirmó que quienes se oponen a los homenajes a las víctimas del terrorismo “tiene la manos manchas de sangre de nuestros seres queridos”.
Villarruel y la legisladora Lucía Montenegro reunieron a unas 300 personas en el Salón Dorado de la Legislatura porteña para un acto que generó controversia desde que fue anunciado. Organizaciones de derechos humanos y partidos de izquierda coparon las calles en torno a la Legislatura, que desde temprano fueron valladas y custodiadas por la Policía de la Ciudad. Manifestantes del Partido Obrero quisieron romper las vallas para impedir que se realizara el acto y cortaron las calles aledañas con un cordón humano para impedir el paso a los asistentes.
Villarruel reivindicó en el acto “a las víctimas del terrorismo”, en alusión a los fallecidos durante ataques de organizaciones como Montoneros y el ERP. Para sus detractores, el evento no fue más que una expresión pública de grupos que reivindican la última dictadura militar o reclaman aliviar la situación de los condenados y detenidos por delitos de lesa humanidad. Sin embargo los asistentes se cuidaron de expresarlo de ese modo y dijeron repudiar la dictadura.
Entre el público había exmilitares, viudas de militares, familiares de muertos en atentados del terrorismo y una porción de jóvenes. No todos eran mileístas: entre los asistentes hubo quienes se confesaron votantes de Patricia Bullrich, incluso algunos de los más jóvenes.
Un excapitán de Fragata y productor agropecuario llegó al acto junto a un amigo, también productor rural. “Nosotros lo vivimos, tenemos memoria, no nos la contaron”, decían. A pocas filas de ellos, un hombre mayor, de traje azul, corbata y bastón, con una escarapela argentina, confesaba: “Yo estuve en la Secretaría de Inteligencia del Estado en el 75 y después del golpe del 76. Nos ponían los detectores de explosivos, no me la contaron”.
Indicó que compartía la causa de la convocatoria, pero que dudaba de la organización de La Libertad Avanza. “Por las dudas les dejé mi currículum, por lo que sé de seguridad e inteligencia. Si no, mire a Macri, que nombró a un especialista en fútbol en la SIDE”, dijo, en referencia a Gustavo Arribas.
El acto fue organizado por el Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas (Celtyv), del que Villarruel es presidenta honoraria. Hablaron Lorenza Ferrari, Graciela Saraspe y Arturo Larrabure: tres familiares de víctimas del ERP y Montoneros en actos que se produjeron antes del golpe de Estado de 1976.
“Quiero agradecer muy especialmente la presencia de las víctimas del terrorismo, que hace más de 40 años están sufriendo el dolor más indecible: que tu propio país te niegue”, inició Villarruel, que mencionó a los legisladores y candidatos de La Libertad Avanza presentes. “Muchos no pudieron estar porque el autoritarismo está afuera”, agregó, en referencia a las protestas en la calle.
“Las víctimas del 70, de la AMIA y la Embajada de Israel, no tienen lugar. Porque aquí vivimos en un relato eterno”, continuó, para afirmar que 17 organizaciones armadas, “principalmente” de izquierda, actuaron en el país.
“Ninguna de estas víctimas puede saber la verdad de lo que padecieron ni tener una reparación, ni siquiera moral, del sufrimiento que padecieron a manos de aquellos que trataron de imponernos un Estado autoritario, comunista, basado en la tiranía”, añadió. Y acusó al Estado de violar los derechos de las víctimas “para garantizarle la impunidad a un grupo de violentos que hasta el día de hoy gozan de su libertad y de las garantías que les da nuestra democracia”.
“Después de 40 años de una visión amputada de nuestra historia, después de arrancarnos a nuestros seres queridos, de demonizarnos y tratar de poner una mordaza en nuestra boca, ya no le tenemos miedo. No tenemos miedo”, enfatizó.
“Es necesaria una memoria integral, una memoria completa, que sobrevuele el oscuro territorio del negacionismo actual y que reivindique la historia en su totalidad. La verdad a medias no es verdad: es maldad, es mentira”, afirmó a legisladora Montenegro. Y se cuidó de aclarar: “No estamos reivindicando la dictadura ni las trágicas consecuencias de esa violación del pacto democrático. Es más, nuestro espacio lo repudia de forma clara y contundente”.
“17.380 víctimas”
“17.380 seres humanos fueron asesinados, secuestrados, heridos, sufrieron bombas y padecieron hasta hoy la denegación de Justicia, la falta de verdad y la ausencia de políticas reparatorias”, fue la introducción del locutor del evento.
“Un Estado que discrimina a sus víctimas del goce de los derechos humanos amplifica la acción del terrorismo, logra el quiebre de los lazos entre ciudadanos y sostiene la impunidad de quienes hasta hoy no han sido juzgados ni condenados”, agregó, obviando las condenas que durante el gobierno de Raúl Alfonsín se impusieron sobre dirigentes montoneros como Mario Firmenich, indultado por Carlos Menem.
Luego fue el turno de Lorenza Ferrari, madre de Laura Ferrari, que a los 18 años murió por un coche bomba de Montoneros. Fue en 1975, durante el Gobierno constitucional de Isabel Martínez de Perón. “Acá hubo terrorismo, hubo una guerra, plazca o no plazca, así fue: se mataron entre hermanos por sus ideales equivocados, pienso yo, no pensando en las víctimas inocentes que son nuestros hijos y nuestros padres. Nunca fueron reconocidos: hace 48 años que estoy luchando para esto. Encontré esto en la doctora Victoria [Villarruel], que realmente ha tomado el tema como corresponde. Estamos acá para ayudarla y seguir con nuestra lucha: que nuestros muertos vivan de vuelta”.
Continuó Graciela Saraspe, hija de Héctor Saraspe, que murió en Santa Lucía, Tucumán, en 1974. Según el locutor, en manos del ERP. Saraspe también le agradeció a Villarruel por la “empatía” con las “víctimas del terrorismo”.
“A mi papá lo mataron de dos tiros en el pecho. Ahí empezó nuestra lucha con mi madre, nervios, miedo, pánico, porque ellos controlaban el pueblo”, dijo sobre el ERP. “Mi papá tenía 28 años y lo dejaron como un perro. Nos amenazaban, que nos iban a secuestrar, a matar. Yo agradezco a Vicky [por Villarruel], porque cuando yo estaba en la oscuridad ella me dio una luz de esperanza”, cerró Saraspe, entre lágrimas.
Luego de un video, fue el turno de Larrabure, quien contó el secuestro y muerte de su padre, Argentino del Valle Larrabure, actualmente en proceso de beatificación en el Vaticano. “El 11 de agosto de 1974 comenzó la tragedia para mi familia”, inició, para relatar que su padre fue secuestrado por unos 120 militantes del ERP en la Fábrica Militar de Villa María, durante una fiesta en el casino de suboficiales.
“Durante 30 años pusimos siempre la última mejilla y nos mantuvimos en silencio. Hasta que un día, después de la llegada de Néstor Kirchner al poder, decidimos que era tiempo propicio para comenzar a mostrar que nuestros familiares tenían derechos humanos que no se habían respetado”, continuó Larrabure, para recordar que en 2006 fundó el Celtyv con una “muy jovencita” Villarruel. “No hay justicia, no hay memoria, no hay verdad, no hay historia. Hay una mentira falaz, un relato que de alguna manera nos consume día a día”, completó.
En ese momento, en el público comenzaron a gritar vivas “por la Patria” y uno de los asistentes exclamó: “Vicky, te necesitamos”.
“Durante 40 años, las víctimas del terrorismo fueron desaparecidas de la historia, fueron barridas debajo de la alfombra de la historia. Se eliminó cualquier rastro de ellas, se las negó, se les negaron sus derechos a la verdad, la justicia y la reparación”, dijo Villarruel. Y señaló que quien se opone a actos como el que encabezó “es cómplice de los que derramaron la sangre de nuestros inocentes” y los que “tienen la manos manchadas con la sangre de nuestros seres queridos”.
“No tenemos miedo, ya nada pueden hacernos los que trataron de quitarnos todo. Queremos pedirle al pueblo que no tenga miedo”, concluyó Villarruel, con el público de pie. Mientras halaba por las ventanas abiertas del Salón se escuchaba los manifestantes cantar: “Como a los nazis, donde estén, los iremos a buscar”.
Demoras y tensiones
La actividad inició con una hora y diez minutos de demora, durante la cual en la pantalla gigante del Salón Dorado se exhibieron fotografías de uniformados y civiles fallecidos en atentados del ERP y Montoneros, con recortes de diarios que se referían a la “lucha contra la subversión” y los operativos de la Dictadura en provincias como Tucumán. De fondo, se repetía una y otra vez una melodía en piano, que continuó incluso luego de que Villarruel ingresó al salón y fue recibida con aplausos.
Los protagonistas del acto subieron al escenario, donde los micrófonos ya estaban abiertos. “Yo estaba entre medio de ellos”, se escuchó por los parlantes. Era una voz de mujer. “Ellos”, los manifestantes de izquierda y derechos humanos que protestaban en la calle.
Consultado antes de ingresar a la Legislatura, Larrabure afirmó que el homenaje “se hace todos los años, aunque en un ámbito distinto”. Y agregó: “Esta vez, y conmemorando el día internacional de las víctimas del terrorismo, la doctora [Victoria] Villarruel nos convocó a Legislatura Porteña. Allí contaremos nuestras historias y nuestras tragedias. Nadie viene a hablar de otra cosa que no sean específicamente las víctimas del terrorismo”.
Organizaciones de derechos humanos, políticas y sindicales se movilizaron en rechazo a la actividad. Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas, Fundación Memoria Histórica y Social Argentina, convocaron a una concentración frente a la sede de la Legislatura.
En los pasillos de la Legislatura se viven también momentos de tensión. Vilma Ripoll, Gabriel Solano y otros dirigentes de la izquierda se manifiestan dentro del edificio con pancartas que dicen “fue genocidio” y cánticos contra Villarruel: “Victoria, basura, vos sos la dictadura”. La sede del Palacio Legislativo, en el microcentro porteño, amaneció vallada por un amplio operativo de seguridad.
A la polémica se sumaron las restricciones al libre ingreso de la prensa que implementaron de La Libertad Avanza. Los responsables del área de prensa de la Legislatura permitieron ingresar a los periodistas al edificio, pero no al Salón Dorado. Se excusaron señalando que fue una “indicación de la legisladora” Lucía Montenegro, que responde a Ramiro Marra, candidato a jefe de gobierno porteño. Los empleados de Montenegro pro su poarte le echaron la culpa a las autoridades de la Legislatura. Finalmente, intercedió Villaruel y entraron los periodistas al Salón Dorado.
En la Presidencia de la Legislatura porteña reconocieron a LA NACION que la directiva para impedir el ingreso de los periodistas llegó de parte de Montenegro. “El salón fue solicitado en tiempo y forma por la diputada Lucía Montenegro, quien es la encargada de la organización de dicho evento y quien tiene derecho a usarlo como cualquier otra diputada o diputado que lo pida”, contestaron en la presidencia de la Legislatura, que encabeza Emmanuel Ferrario, de Juntos por el Cambio. Una hora más tarde, finalmente liberaron el ingreso de los medios.
Otras noticias de Derechos Humanos
Más leídas de Política
"Guardia pretoriana". Preocupación en los intelectuales por la idea de crear “un brazo armado libertario” para defender al Gobierno
Análisis. Milei, entre Lula y el Gordo Dan
Está en la cárcel de Paraná. Detuvieron a Urribarri, exgobernador de Entre Ríos condenado por corrupción
Polémica. Un diputado libertario impulsa un proyecto que prohíbe el cambio de género a condenados y menores de 18 años