Clorinda: la ciudad formoseña que estuvo bloqueada casi 200 días y que se prepara para retomar su ritmo
Un fallo judicial le ordenó al gobernador Insfrán a garantizar la libre circulación; el “bloqueo sanitario” rigió desde el 2 de septiembre del año pasado
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CLORINDA, Formosa.– La Cámara Federal de Resistencia le ordenó ayer al gobierno de Gildo Insfrán a que en un plazo máximo de cinco días adapte su protocolo de ingreso y egreso de Clorinda, la segunda ciudad más importante de la provincia, que está virtualmente aislada del resto del territorio desde hace 191 días.
Se trató del segundo revés judicial que enfrentó ayer el gobierno formoseño, ya que la Corte Suprema le ordenó habilitar el ingreso de una mujer cuya madre está enferma (ver aparte).
“No sé cómo va a reaccionar el gobernador o qué decisiones va a tomar para adecuar las medidas sanitarias”, dijo a LA NACION Manuel Celauro, el intendente de Clorinda y un aliado político de Insfrán, quien gobierna la provincia desde hace 25 años.
Hasta ayer las personas que desean salir de Clorinda o ingresar deben hacer una cuarentena de 14 días, de los cuales diez deben ser en un centro de aislamiento y los restantes cuatro en sus domicilios. Esto ocasionó que cientos de personas no puedan desplazarse por trabajo, asuntos familiares o para pasear a otros sitios de Formosa.
El bloqueo comenzó el 2 de septiembre pasado; originalmente iba a ser por solo 14 días. Pero casi 200 días después, Clorinda sigue en un aislamiento sanitario. La localidad tiene una estrecha relación con Paraguay, que está muy castigado por la pandemia.
Clorinda acusaba hasta ayer 93 casos activos de Covid-19, con 16 fallecidos (se reportó ayer la muerte de un hombre de 65 años). Formosa hasta ahora tuvo apenas 22 fallecidos por coronavirus.
Al bloqueo dispuesto por Insfrán los clorindenses sumaron la decisión del Gobierno Nacional de cerrar las fronteras, ocasionando para esta localidad un parate comercial nunca antes visto. Clorinda vive del comercio con los paraguayos y, a diferencia de Formosa capital, tiene una muy baja cantidad de empleados públicos.
“Bloqueo sanitario”
Los camaristas Rocío Alcalá, María Eugenia Denogens y Enrique Bosch argumentaron que el “bloqueo sanitario” de Clorinda no puede extenderse indefinidamente, violando garantías constitucionales como la libre circulación, el derecho a la salud, la educación y otros.
Los jueces dijeron que para que las medidas sanitarias del gobierno sean efectivas, deben ser coherentes, razonables y contextualizadas respetando siempre estándares constitucionales. “Resulta a todas luces excesivo el tiempo que llevan las medidas dispuestas para la ciudad de Clorinda” apuntaron los camaristas.
Clorinda tiene unos 100.000 habitantes y está a 40 kilómetros de la ciudad de Asunción. Desde Formosa, se distingue incluso la silueta de algunos edificios de la capital paraguaya.
El centro donde late la vida comercial de Clorinda es la pasarela que bordea al río Pilcomayo y que marca la frontera con la localidad de Nanawa. Por allí, en épocas normales, pasan todos los días miles de personas en ambas direcciones dándole vida a un comercio hormiga de cigarrillos, indumentaria, electrónicos, bebidas y todo tipo de mercancías.
Ese sitio está hoy totalmente vacío en ambas márgenes, y permanecen cerrados los comercios del lado paraguayo, frente a la pasarela internacional (un puente peatonal) que cruza el “hilo de agua” que es en ese tramo el Pilcomayo.
La parálisis del comercio, según pudo comprobar LA NACION, se da mucho más en los paraguayos que ya no cruzan a Clorinda para vender sus mercaderías.
En cambio, desde el lado argentino confirmaron que el paso de mercaderías (vino argentino, una de las vedettes) a Paraguay no ha cesado, aunque se da en horario nocturno para evadir los controles de Gendarmería y la Policía de Formosa, que se sumó a ese patrullaje a partir de la pandemia del Covid-19.
Se trata de unos 30 kilómetros de frontera “casi seca” donde es imposible ejercer un control absoluto. Cruzar a pie es muy fácil para cualquier persona que pueda caminar sin dificultad.
“Clorinda con la frontera cerrada se benefició también, porque muchos argentinos no cruzan a gastar su dinero en Paraguay”, explicó el diputado provincial Alejandro Navas, de Clorinda.
LA NACION realizó el trayecto de 110 kilómetros por la ruta nacional 11 entre Formosa capital y Clorinda y solamente cruzó a 3 camiones y ningún auto, algo que da cuenta del escaso movimiento de personas entre las dos localidades más importante de la provincia del Norte.
Sin embargo, al llegar a la entrada de Clorinda había una larguísima fila de casi 5 kilómetros de camiones. En su gran mayoría, transportaban comestibles y automóviles, provenientes de Chile y la Argentina que cruzan a Paraguay por el Paso Internacional Loyola, situado en las afueras del ejido urbano de Clorinda.
Los camioneros decidieron realizar un paro y un bloqueo en protesta por ser perjudicados a su vez por otro piquete que estaban realizando, desde hace tres días, un grupo de vecinos de Clorinda del barrio El Porteño.
Estos vecinos cortaron el acceso al puente de Loyola, ocasionando demoras de tres días en algunos casos a camioneros que aguardaban la liberación para poder circular. Es muy fuerte el contraste al ver que unos 20 vecinos pudieron detener sin problemas por un par de días, el paso de una fila de cinco kilómetros de camiones con miles de millones en mercadería y actividad comercial que representa el trabajo de tanta gente.
Los vecinos estaban pidiendo que les proveyeran de agua potable, un problema recurrente en ese barrio.
“Es una ciudad de 100.000 habitantes con infraestructura para menos de 50.000 mil”, comentó a LA NACIÓN Pedro Altamirano, el Jefe del Paso Internacional Loyola.
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