Clara García: “A Perotti le quedó muy grande el gobierno de Santa Fe”
La precandidata a senadora del Frente Amplio Progresista (FAP) plantea la necesidad de “una voz santafecina” en el Congreso; el rescate del legado de su esposo, Miguel Lifschitz
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En medio de un escenario político santafesino marcado por los altos niveles de fragmentación, la socialista Clara García se presenta como precandidata a senadora nacional en una de las dos listas que competirán en las PASO del Frente Amplio Progresista (FAP). En diálogo con LA NACION, se ofrece como una alternativa a la grieta nacional, plantea la necesidad de consolidar “una voz que defienda los intereses de Santa Fe en el Congreso”, y pondera la herencia política de su esposo, el exgobernador Miguel Lifschitz, recientemente fallecido por Covid-19. “Nos armamos y entendimos que ese legado debía seguir, en honor a quienes habían marcado un camino tan claro”, señaló.
-¿Cómo ve el escenario electoral santafecino de cara a las legislativas?
-Santa Fe tiene en esta campaña una característica especial, que se enmarca en una crisis del propio gobierno provincial. El justicialismo lleva dos listas, una en la que está el gobernador Omar Perotti, y otra en la que figura su vicegobernadora, Alejandra Rodenas. Quienes presenciamos la campaña de 2019 advertíamos que aquello de “la unidad en la diversidad” no era más que un slogan. Si hasta ahora fuimos críticos de una provincia paralizada, de acá en más será peor, sobre todo porque es una interna que, lejos de ser respetuosa o de diálogo, es fuertemente confrontativa.
-Un reflejo de las discusiones nacionales del Frente de Todos.
-Sí, esta no es solamente una interna del justicialismo local, es una interna del gobierno nacional. Los santafesinos quedamos rehenes de la falta de planificación y de diálogo. En su momento, nos llamó la atención que Perotti no mostrara, antes de asumir, a quienes iban a ser sus ministros, ni hiciera declaraciones jugándose respecto de caminos de futuro. Pensábamos que lo estaba trabajando reservadamente, pero no. Perotti asume sin equipo, sin proyecto. Yo creo que le quedó muy grande el gobierno de Santa Fe. Y por ineptitud o picardía política, interrumpió todas las obras y todos los proyectos que venían de la gestión progresista. La provincia quedó prácticamente sin obra pública y sin los planes que sostenían a lo más conflictivo y vulnerable de la sociedad. Después vino la pandemia y se terminó de paralizar todo.
-¿Qué ocurrió para que Perotti lograse llegar al poder después de tantos años de hegemonía del socialismo?
-Creo que hubo varios factores. Además de la unidad que logró el peronismo, un sector del radicalismo, que había sido aliado histórico del socialismo, cerró filas con Cambiemos. Y no escapo a errores propios, que los hubo. Así y todo, nuestra fuerza estuvo a escasos puntos de Perotti. Hoy, a todo eso se le suma un golpe durísimo como son las muertes tan recientes de Miguel [Lifschitz] y de Hermes Binner, quienes eran nuestros dos líderes nacionales. La realidad nos impuso rápidamente la cronología electoral, de manera que nos armamos y entendimos que ese legado debía seguir teniendo la fuerza y el sello socialista, en honor a quienes habían marcado un camino tan claro. Teníamos que seguir manteniendo esa antorcha encendida y ser un puente hacia las juventudes.
-¿Cómo ve la actual representación de Santa Fe en el Congreso?
-Somos muy críticos de la voz parlamentaria que tiene hoy la provincia. Hemos tenido senadores que, o se callaron durante años, o levantaron la mano por obediencia partidaria nacional, ya sea al Gobierno o a la oposición a ese gobierno de turno. Las provincias del interior, y Santa Fe no es la excepción, tienen muchos menos subsidios al transporte que la ciudad de Buenos Aires, lo que hace que los colectivos de nuestra gente sean mucho más caros. Lo mismo sucede, por ejemplo, con los servicios de agua. También acaba de votarse una ley que baja el corte de biocombustibles, favoreciendo en la mezcla al petróleo a costa del combustible derivado del campo. Santa Fe es la cuna de la bioeconomía y sus legisladores no solo votaron ese proyecto, sino que impulsaron el lobby de las provincias petroleras.
-¿Qué opina de la toma del control de la Hidrovía Paraná-Paraguay por el Gobierno?
-El gobierno nacional, pese a saber que se vencía la concesión, no entabló a tiempo conversaciones federales para impulsar una nueva licitación. Santa Fe casi no tiene voz en esa mesa, a pesar de tener el mayor frente ribereño, con 800 kilómetros de río y 25 puertos. Sí tiene voz la provincia de Buenos Aires, que impulsa el canal Magdalena, hecho con fondos nacionales y en desmedro de una Hidrovía federal. Ahora también tuvo lugar la decisión de cerrar las exportaciones de carne, por lo que nuestra explotación ganadera y nuestros frigoríficos están pendiendo de un hilo. No hay una voz provincial que ponga esto en escena. Uno ve el lobby cordobés para la obra pública, el lobby petrolero para biocombustibles, el lobby bonaerense para la Hidrovía y se pregunta dónde está el lobby santafesino. ¿Por qué nuestro gobernador y nuestros legisladores nacionales no están defendiendo el trabajo de nuestra gente? Es un tema que va a determinar el desarrollo productivo de las próximas dos décadas.
-¿Qué proyectos tiene en mente en caso de llegar al Senado?
-Lo primero que pienso hacer cuando sea senadora es reivindicar a Binner en la valentía de haber reclamado por la detracción de los fondos de coparticipación que le corresponden a la provincia. Es una deuda de 100.000 millones de pesos, que no pagó Cristina, no pagó Macri ni pagó Alberto. Cuando ese dinero llegue, por ley provincial, será todo para obra pública. En honor al federalismo fiscal, en honor al legado de Hermes y de Miguel, y en honor al trabajo de los santafecinos, me voy a poner ese cobro al hombro.
-Se habla de un acercamiento del socialismo a Florencio Randazzo.
-Rescato de Randazzo el animarse a ir por fuera de la grieta y pensar en una alternativa diferente. El adversario político no tiene que ser un enemigo. Pasada la elección, tenemos que sentarnos a solucionar los temas reales, tanto de un lado como del otro. Como decía Hermes: la Argentina no tiene que ser ni en blanco ni en negro, tiene que ser en celeste y blanco.
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